Salvador Muñoz
Los Políticos
No sé si es mi idea pero desde hace años que “algo apesta en Dinamarca”… creo que está peor el asunto: ¡Es en México!
La lucha política por el poder va perdiendo su esencia para que el voto popular sea sólo un trámite que habrá de concluir en los tribunales.
Nuestro voto, pareciera, ya no tiene validez… el que vale será el de un juez o un magistrado.
Qué tiempos aquellos en que la política, entendida como la actividad humana enfocada al beneficio del colectivo, era regida por dos vertientes: El fuerte o el sabio.
En el primero, se entendía que estaba asegurada la protección de la manada, de la tribu…
En el segundo, reinaba la experiencia lo que garantizaba el bien común y la paz social enmarcada en una justicia tan cruda como respetable.
Después reinó (o reina) la confusión… y surgió el Poder heredado… nuestras mentes torpes, burdas, brutas y soberbias, creyeron que de un buen Guerrero o de un gran Sabio podrían surgir más buenos Guerreros, más Grandes Sabios.
No es malo que el pueblo crea eso, que la sabiduría, la inteligencia, el corazón noble y valiente, sean casos de genética… no es malo…
Lo malo es que los gobernantes lo crean y vean en sus hijos, en sus cachorros, a aquél que ha de sucederle… es ahí cuando un buen político, un buen gobernante, un buen hombre se vuelve idiota, mezquino, imbécil porque el amor a su hijo lo ha cegado.
Entonces, cuando la política se hereda, deja de ser política para convertirse en un instrumento de control sobre la política.
Y surgen los apellidos “ilustres”… los de “renombre”… los de “caché”… con los que hemos vivido, a los que hemos “honrado”…
¿Quiere nombres y apellidos? ¿Quiere que sea cínico o quiere sentirse cretino?
Prefiero ser cínico…
Ahí está Miguel Alemán González… un héroe revolucionario. Por supuesto, él no “encandiló” a su hijo a ser político… ni tuvo culpa.
Los Hank… los Cárdenas… los Madrazo (hoy, con su Federico)… los Murat… los tristemente recordados Ruiz Massieu…
¿Y en Veracruz?
¡Nos quieren clavar a Silvio Lagos! ¡Nos ofenden! ¡Guadalupe Porras, con un pie fuera de la candidatura, pone en la nueva suplencia a su hijo! ¡Las hermanas Vázquez Saut! ¡Los Ferrari! ¡Los Yunes Linares! ¡Los Delgado Rannauro! ¡Los Bueno! Los apellidos son interminables… y la política se seguirá viendo como una estafeta, como una herencia, como un bien patrimonial que ceder al cachorro.
¿Y nuestros votos? Se seguirán resolviendo en un tribunal porque aún no hay sufragios y ya, en plena campaña, la política se dirime con demandas, con denuncias, con diatribas, con dimes y diretes, entre dos partidos, entre el PRI y el PAN, en una lucha entre predadores donde la presa es mi voto.
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