martes, 13 de octubre de 2009

¿Entendieron, chamacos?

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

Decía William Deer que es triste, pero al menos es. Aunque la verdad, para mí es sumamente triste enterarme en los resultados de la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE), que los estudiantes de primaria y secundaria de escuelas particulares en México lograron mejor aprendizaje en materias de Español y Matemáticas que los alumnos de planteles públicos. Y más: los educandos de los colegios privados obtuvieron 100 puntos más que los inscritos en escuelas públicas. O lo que es lo mismo, las privadas superaron a las públicas, para no hablar de la educación para indígenas.
Vaya, que entre más jodidos, menos aprendizaje. ¿A qué se deberá, tú? Quizás a que en esta Evaluación sucede como en las encuestas políticas, siempre hay chanchullos. ¿A poco no? Pero, pensándolo bien, chance algo de verdad exista en todo esto. En fin.
A lo que voy. Canta Joan Manuel Serrat que nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Pero a mí sí me entristece la verdad de que el 97 por ciento de las escuelas primarias de la entidad tuvo un desempeño “insuficiente” y “elemental” en la prueba de ENLACE. Pa’ llorar, ¿no?
¿Qué o quiénes están fallando? ¿Los maestros? ¿Los alumnos? ¿El director del plantel? ¿El prefecto? ¿El sindicato magisterial? ¿Las autoridades educativas? ¿Nuestro sistema educativo todo? ¿O quizás la torta de frijol que nuestros niños no pueden comer?
En estos tiempos, muchos mexicanos no nacen con la torta bajo el brazo; antes bien, con un chingo de deuda en la frente. Mientras, echémonos la bolita unos a otros. Sigamos jugando a la papa caliente.
Digamos, con el filósofo grecolatino Epicteto de Frigia, que acusar a los demás de los infortunios propios es un signo de falta de educación. Acusarse a uno mismo, demuestra que la educación ha comenzado.
En todo caso, salir mal en las materias de español y matemáticas no constituye ningún problema. Caray, veámoslo del lado amable. Para llegar a ser alcalde, legislador u otra actividad que dé dinero, además de las artimañas del mundo empresarial, sólo son necesarias las “buenas influencias”.
Por mi parte, “a veces lamento hablar en español: escuchado desde la otra orilla debe ser algo incomparable, lleno de chasquidos y latigazos, terrible carga de caballería de abiertas vocales, por entre un campo erizado de consonantes clavadas como estacas”. ¿Entendieron, chamacos? Yo tampoco; pero la cita es de Alfonso Reyes.
Y que no se sientan mal los reprobados, muchas eminencias en la ciencia y el arte fueron pésimos estudiantes. Además, lo dijo Bertrand Russell, las matemáticas pueden ser definidas como aquel tema del cual no sabemos nunca lo que decimos ni si lo que decimos es verdadero. Y más: “Las matemáticas no mienten, lo que hay son muchos matemáticos mentirosos”, expresó Henry David Thoreau. Tons, ¿pa’ qué preocuparnos, Pepito?

Los días y los temas

Bien, mi Gober Fide, por impulsar la campaña permanente en cumplimiento del deber para defender a la familia y a la sociedad veracruzana.
Estoy de acuerdo que la participación ciudadana es pieza fundamental para vencer a la delincuencia, por ello debe crearse una nueva cultura de la seguridad desde el individuo y la familia y proyectarla a la comunidad. Pero, a estas alturas, ya no sabemos si temer más a los delincuentes o los mismitos cuerpos policíacos. ¿Oh, y ahora quién podrá defendernos?

De cinismo y anexas

* La UNESCO declaró Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad a la ceremonia de los Voladores de Papantla, pero olvidó otras muchas que merecían tal distinción, como “los bailes de los cuatrocientos cueros en pelotas”, “el baile de ‘Cómo se mata el gusano’ ejecutado por el Doctor Simi”, “los festejos en el Ángel, donde la mexicana alegría explota como huevo en horno de microondas cada vez que la selección de fut desquita su sueldo”. (Milenio/2 de octubre/2009). Yo agregaría otro: “El baile del perrito, bailado por los mexicanos”, por aquello de que con dinero baila el perro y sin dinero te hacen bailar como perro. Felices que somos, ¿no? Ahí se las dejo: “El baile del perrito, el baile del perrito, el baile del perrito, todos quieren bailar…”

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

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