Raúl Abraham López Martínez*
Coyuntura Política XXI
Debido a la falta de condiciones políticas para procesar de manera democrática, legal y transparente la elección de sus distintos órganos de dirección, y de manera sobresaliente la elección del Presidente y Secretario General del Comité Estatal del PRD en la entidad, los perredistas veracruzanos se han visto envueltos en una crisis interna que se ha mantenido durante casi dos años.
En este lapso de tiempo, la presencia del Sol Azteca se ha visto seriamente deteriorada reflejándose esta situación en los siguientes aspectos:
a) La ausencia de una vida orgánica que le permita desplegar una serie de programas de trabajo que posibilite la participación y cohesión de la militancia. Esta falta de organicidad ha impactado en la dispersión de los pocos militantes con los que cuenta el PRD, propiciando la instauración de grupos que sólo se han dedicado a saciar sus propios beneficios grupales en agravio de un proyecto político de tipo colectivo.
Otro de los impactos de esta inexistente organicidad, lo encontramos en la fracción de los diputados locales, quienes se han convertido en mercenarios del poder denigrando la función legislativa a una cuestión netamente mercantil entre la figura política que se encuentran ostentado y los acuerdos económicos que han signado con el gobierno estatal en turno.
Sin lugar a dudas, las figuras más patéticas de esta denigrante forma de conducirse a nivel político han sido los diputados Celestino Rivera Hernández y Manuel Bernal Rivera. Ambos nos han demostrado públicamente que es posible usar el fuero legislativo para proteger de la acción legal a un presunto violador y al mismo tiempo cotizar a un alto precio sus respectivos votos en el Congreso Local.
Con un partido político carente de vida orgánica y sin un liderazgo formal, en estos dos años las tribus se han enfrascado en una serie de estériles pugnas que en nada han contribuido en dar por concluida la crisis interna en la que han estado inmersos.
b) La corrupción política se ha convertido en un cáncer para el PRD en Veracruz, esta corrupción se ha manifestado con toda su crudeza en la disputa para detentar la Presidencia del Comité Estatal, a la cabeza de este cáncer se encuentra Rogelio Franco Castan, un ex chalan del senador Arturo Herviz, que ha demostrado que es posible llegar a ser diputado federal y dirigente estatal del PRD sin contar con la mínima trayectoria de un líder social aunado a sus serias deficiencias intelectuales.
De esta manera, Franco Castan en su afán de mantener el control del PRD, ha logrado convocar a su alrededor a un amplio conjunto de genuinos delincuentes electorales que se han especializado en el robo y relleno de urnas, falsificación de actas de escrutinio y computo y en amenazar a militantes del PRD que no se dejan corromper, por mencionar sus principales habilidades.
e) Con estos antecedentes, era de esperarse el magro resultado electoral que obtuvo el PRD en tierras veracruzanas, llegando al extremo como en Xalapa, cuya votación quedo por debajo del voto nulo.
Bajo este preámbulo, el cómputo final de la reciente elección interna del PRD que favoreció a Juan Carlos Mezhua, se constituye como un momento de oportunidad para iniciar un proceso de rearticulación del Sol Azteca. Es el momento de otorgarle otro sentido político al PRD, de poner en orden a los diputados locales, de abrir los espacios políticos para los cuadros que han sido relegados por la corrupción y la ignorancia, de incluir a las redes de participación partidista y de la sociedad civil, de constituir sus propios medios de comunicación política, de seleccionar a los mejores candidatos para la elección local, de actuar con transparencia y en congruencia política de izquierda, de convertirlo en un polo de organización social y electoral. En síntesis, de abrir una oportunidad para la necesaria renovación del PRD en el estado de Veracruz.
*Director de la revista digital independiente Voz Universitaria www.vozuniversitaria.org.mx raul@vozuniversitaria.org.mx
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