domingo, 14 de febrero de 2010

El lugar más feliz del mundo…

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

“Péreme, péreme, a ver, ¿quién es ese tal San Valentín?, a ver, dígame, ¿usted lo conoce?, toda esa gente habla de él, como también de aquel otro llamado Cupido, que el amor, que la amistad, que no se qué, y mire cómo estamos”, me comenta un taxista, víspera del 14 de febrero, permanezco callado, pensativo, tiene razón, a San Valentín todo el mundo lo menciona pero quién carajos lo ha visto o conocido. Es como el asunto ese de Dios, el Diablo, el sancho… ¡Chin!
Sí, existe el amor, claro, y existe la vida, su enemiga, dijera Jean Anouilh. Qué le vamos hacer. Cada quien celebre ese día como quiera, pero ojalá no hagamos como el Día de la Madre, que la festejamos sólo ese día y el resto del año nos la pasamos mentando madres. Así no me llevo. Mejor, seamos cursis, si quieren: los amo por siempre, eternamente. Ajá. En serio, por aquello de que el amor es eterno mientras dura, ¿no?
En todo caso, prefiero la amistad, pero eso sí, priorizo, digo, antepongo, clarines, a la amiga con derechos, a la amiga íntima, a la… Como expresan los diputaditos, “que quede claro”, amar sin desazón es amar sin amor, ¿o no mi Carlos Drummond? Vaya, que el amor es como los columpios, porque casi siempre empieza siendo una diversión y casi siempre acaba dando náuseas, me dijo alguna vez Enrique Jardiel Poncela.
¡Ay, el amor…! Pero qué necesidad, la verdad, porque no es difícil ser amado por dos personas; difícil es amarlas a las dos, me comentó Carlitos. En fin, coincido con el sicoterapeuta Mario Zumaya, hay que hacer una revisión de los conceptos de amor, erotismo, sexualidad. Pos sí.
Cierto, creo que nos falta creatividad en todo, y con respecto al amor, eso y más. Ese más, de hecho, pocos la concretamos: fantasía. Claro que sí, dime cuáles y cuántas fantasías tienes y te diré cómo eres. En el asunto este de la fantasía, está la sexual. La fantasía, siguiendo a Carlos de la Cruz, profesor del Instituto de Sexología de Madrid, se nos ha olvidado en todos los ámbitos, en el sexo también, “esto puede tener mucho que ver con el escaso tiempo libre que el ser humano tiene, con el poco tiempo que la persona se dedica a sí misma”. A ver, mis lectores fans, ¿qué fantasías les cuchichean en la mente?
Otra pregunta, simple: ¿por qué hacer el amor? Vaya, sin tanto eufemismo: ¿por qué y para que practicar el sexo? Bueno, aparte de las motivaciones obvias como “para tener hijos”, “por placer” o “para aliviar la tensión sexual o el estrés”, fíjense que unos investigadores de la Universidad de Texas encontraron más de 230 respuestas a esta interrogante, entre ellas: “para quemar calorías”, “para vengarme de mi pareja porque me engañó”, “porque estaba borracho”, “quería que se sintiera bien consigo misma”, “para pagar un favor”, “para mantenerme caliente”, “para cambiar el tema de conversación”, “para quitarme el dolor de cabeza”. Pero la contestación que no tuvo madres, eso creo, fue “para acercarme a Dios”. ¡Por Dios!
En fin, allá ustedes. Mientras, este 14 de febrero me la pasaré descubriendo, jugando y amando en unos muebles eróticos, como la “Silla Montao”, “Silla Felatio” y en la mesa “El cartero llama dos veces”, para terminar, quizás, en la cama, porque como dijo Denisse Padilla, es ahí donde se soluciona todo; es el lugar más feliz del mundo.

Los días y los temas
El Gobierno Federal y sus compinches que le aplauden, la verdad están pa’ llorar y si me apuran diré que están pa’ mandarlos a la chingada, porque ya ni la broma perdonan, cínicos que son, con eso de que el Presi Calderón sólo se “disculpó” con los deudos de los jóvenes asesinados en Ciudad Juárez. Sí, la rabia de muchos nos obliga a unirnos y gritarle de nuevo al Presi, como lo dijo una de las madres: “si a usted le hubieran matado un hijo, debajo de las piedras buscaba al asesino”. Sí, hay que gritarlo: “¡Calderón, no sirves!”.

De cinismo y anexas

Unos jóvenes de distintas universidades del país, crearon sillas inspirados en la literatura para una exposición denominada “Toma asiento y lee”, allá en el D. F. Así tenemos sillas que recrean personajes de “Alicia en el país de la maravillas”; otras que se basan en la mitología y la “Odisea”. Pero me pregunto, cómo serían las sillas con alusión a la literatura erótica, como las obras de Sade, de Apollinaire con “La once mil vergas” –perdonen mis lectores de castos oídos, pero así es el título-, de Henry Miller, Anaïs Nin o el “Kamasutra”, por citar sólo algunos. Ahí se sientan, perdón, ahí se leen.

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

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