martes, 30 de marzo de 2010

¡Viene el coco!

Salvador Muñoz
Los Políticos

Duérmete niño / duérmete ya / que viene el coco y te comerá…
¿La recuerda?
Si no se la cantaron es seguro que la haya cantado a sus pequeños o de algún otro modo la ha escuchado.
Un canto popular de cuna que no tiene más que dos cosas:
Sembrar miedo y crear dependencia.
Imagine sólo el miedo que puede crear en un niño cantarle que “algo” llegará para devorarlo si no se duerme. Por supuesto, ¡usted es ese ángel protector que no permitirá tal cosa! En pocas palabras, usted tiene el control del miedo.
Pareciera que sembrar miedo es lo más común que existe en nuestra sociedad para asumir el control…
No me cree… ¿Qué tal el viejo del costal? ¡Sí! Ese pobre harapiento que era señalado por nuestra madre ante un berrinche callejero: “Si sigues así, te llevará el señor” y lo señalaba. ¡Arggghhhh! ¡Cómo jijos de la fregada no nos íbamos a portar bien!
De ahí, para más grandecitos, si queríamos salir de noche, ¿qué nos decían?: A determinada hora, sale la Llorona, el jinete sin cabeza, los duendes que te pierden en el camino, la bruja, el fantasma de la abuela… cantidad de cosas que sólo fueron superadas por la leyenda del “hombre lobo” que circuló a mediados de los 80’s o el “Chupacabras” de mediados de los 90’s.
Es sembrar miedo.
Hoy, se siembra el miedo de otros modos…
Sembrar miedo a través de la hipocondría…
Para las hemorroides, celulitis, acné, gastritis, reflujo, pie de atleta, micosis, tos, flemas…
O a través de la baja autoestima con un toque de “Salud es belleza”…
Adelgazar, bajar esos kilitos de más, tenis mágicos que te reducen el peso, tener un vientre de lavadero, unos dientes más blancos que risa de negro y la lista es interminable…
La gente tiene miedo a enfermarse y hasta cierto punto es razonable pero ilógico… la gente tiene miedo a envejecer, le tiene miedo a las canas, a las patas de gallo, a la calvicie…
Aunque realmente nos siembran un miedo a cómo nos puede ver la gente.
Es la creencia de que debemos ser agradables visualmente a las demás personas. El feo y el guapo. La bonita y la gorda.
Mi abuelo decía que tener el calzado limpio, los pantalones y camisas bien planchados y un buen cinturón (para no herniarte), era una buena presentación ¡ah! Y su inseparable paliacate. Si te alcanzaba, ¡un buen sombrero!
Hoy no… actualmente todo es marca…
Zapatos, Ferragamo; pantalones, lo más casual, unos Dockers; camisas, Ferrioni… que si usas o no pañuelo o sombrero, es lo de menos… ¡ah! Y un carro, si no del año, uno caro.
Es miedo a parecer lo que somos realmente y no lo que aparentamos.
En la televisión es más recurrente el “sembrar miedo”.
Ejecutados, terrorismo, subió la gasolina, accidentes, narco, desastres naturales, homicidas, escándalos…
Tras los hechos del llamado “11 de septiembre”, si tuvo oportunidad de viajar por avión, ¿recuerda cómo se olía el miedo en los aeropuertos?
El miedo fue sembrado.
¿O recuerda cuánto miedo teníamos al virus de la Influenza? ¿Compró mascarillas? ¿Antiflu-des? ¿Se vacunó?
El miedo había sido sembrado…
Igual ocurría cuando se anunciaba una crisis económica aunque ya no tiene tanto efecto como antes… creo…
Algunos de estos rollos mediáticos de sembrar miedo tienen un objetivo: provocar reacciones en la gente.
Para la gente metida en la política, involucrada en los medios, no es ajeno que señalen a Miguel Ángel Yunes Linares como parte de un capítulo del libro “Los demonios del Edén”. Me consta que a quienes no les interesa ni la política ni los medios, tienen nula idea de ello… me consta.
Tengo en mi escritorio una hoja tamaño tabloide con un encabezado: “Déjame acariciar a tu hija”.
Tiene un efecto inmediato, al menos en quien es padre: Da miedo.
Pero da miedo el título.
No defiendo a Yunes Linares, tampoco lo juzgo porque aunque parezca increíble, no he leído el libro de “Los Demonios…”
Puedo juzgarlo de prepotente, arbitrario, rencoroso, porque me consta… lo vi y viví.
Sobre su participación que se narra en el mencionado libro, no sé…
Creo que Miguel Angel Yunes Linares debe aclarar por sí esa mención que dicen hacen de él por la honorabilidad que presume… al igual que el distinguido priista Emilio Gamboa Patrón.
Porque ese título “Déjame acariciar a tu hija” que aparece en esa hoja firmada por el amigo César Augusto Vázquez Chagoya, logra su objetivo: Siembra miedo.
Que viene el coco y te comerá…/

e-mail: dor00@hotmail.com

No hay comentarios: