viernes, 23 de abril de 2010

¡Estupefactos!

Salvador Muñoz
Los Políticos

Estupor…
Si un día no percibo en mi ser el estupor que me puede causar un amanecer, me sentiré muerto.
Si un día no percibo en mi ser el estupor que me puede causar un colibrí rondando las flores del parque donde vivo, me sentiré muerto.
Si un día un día deja de maravillarme el cuerpo de mi esposa, pasaré del estupor a ser estúpido…
Del estupor a la estupidez hay una gran diferencia concentrada en una fórmula sencilla que más adelante le diré.
Estúpido y no, aquél que dejó de sorprenderse, de asombrarse, que es indiferente a su entorno, insensible…
La capacidad de asombrarse debe ser el principal activo que cualquier ser humano debe de tener para estar vivo, sentirse vivo…
Tantas cosas pasan a nuestro lado, alrededor, que no por verlas a diario deben de dejar de causarnos estupor.
Me causa estupor, por ejemplo, la solicitud de desafuero de una Procuraduría de Justicia contra un ex contralor de Gobierno, contra un ex diputado local, contra un alcalde de Pánuco… ¡contra un ex priista!
Y el estupor no es porque Ricardo García Guzmán sea una blanca paloma, sino por la expedita actuación de la Ley ante un tipo que parece hizo algunas transas (dije: parece) pero que fue estúpida cuando se trató de una acusación por violación contra un diputado, Celestino Rivera… ¡eso causa estupor!
O que Pablo Pavón Vinales, un tipo que durante muchos años mamó de la ubre priista hasta cansarse y de repente, lo llame la justicia en el preciso momento en que dejó de ser priista. ¡Causa estupor!
Es como una especie de maldición… te sales del PRI y pierdes todos tus poderes… pregúntenle a Dante Delgado Rannauro, quien probó en carne la propia, con estupor, el peso de la Ley priista.
¿Celestino es perredista? Puede ser la excepción en la regla.
Sí… de estupefacto a estúpido sólo media la acción.
Quien recibe la acción, se queda estupefacto; quien hace la acción, es estúpido.
Es como Nohemí Quirasco Hernández, presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, cuando a propósito de la desaparición del periodista y panista Evaristo Ortega Zárate, responde a una pregunta que fue conformada de esta manera, palabras más, palabras menos:
–¿Es un posible acto de censura o intimidación por sus actividades profesionales o políticas?
La respuesta fue así:
–Supongo que para que hubiera una represión de esa naturaleza tendría que ser un personaje muy importante y creo que no es el caso, verdad, es una persona que ni siquiera sabemos en este estado quién es.
Si atendemos la fórmula de “sólo media la acción entre estupefacto y estúpido”, creo que podemos evaluar entonces esto de una forma muy sencilla:
La respuesta de la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos nos dejó ¡estupefactos! ya sabemos entonces qué es Nohemí Quirasco Hernández… ¡totalmente!

e-mail: dor00@hotmail.com

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