jueves, 27 de mayo de 2010

Hashiko, Penélope y Zarrabal

Salvador Muñoz
Los Políticos

El fin de semana que vi “Siempre a tu lado” me dejó “tocado”.
Trata de la vida de Hashiko, un perro que siempre acompañaba a su amo a la terminal de tren y por la tarde regresaba para esperarlo y caminar juntos a la casa.
La película, al principio, pensé que la protagonizaba Richard Gere pero al final me di cuenta que no, que el personaje principal de esta historia era el akita.
La historia se resume así, digo, para que vaya a verla y si es cursi como yo, derrame varias de San Pedro ante la pantalla:
A la muerte de su amo, Hashiko siempre regresa al mismo lugar, frente a la estación de tren, en espera de que su amo aparezca por la puerta. Llueve, hace sol, nieva, y siempre espera.
La conclusión es terrible porque todo mundo sabe que jamás volverá a aparecer Richard Gere por esa puerta pero no deja de ser dramático el amor que guarda el perro a su amo, amor que los hombres llaman fidelidad.
Siendo románticos, incluso podría llamarse “Complejo de Penélope”, como la canción de Joan Manuel Serrat.
Ojalá vayan a ver la película…
Pero, la razón para traer a colación esta cinta y la canción es porque hay muchas personas que viven lo que vive Hashiko o la misma Penélope: Se pasan su vida esperando y nunca llega el momento que esperan.
¿Qué hubiera pasado si Hashiko hubiera decidido seguir a la perrita hermosa que pasó frente a él y hacer algo diferente a esperar frente a la puerta de la estación del tren?
Habría dado otro motivo a su existencia.
¿Qué hubiera pasado si Penélope, la amante fiel, hubiera dejado de ver muñecos para decidir hacer su vida con otro caminante?
Dejaría de ser una historia triste, verdad.
En política no son historias tristes… en política, para el dictador, el rey, el tirano, el presidente o el gobernador, si Hashiko o Penélope no hubieran esperado, simplemente les llamarían traidores. Preferible para ellos que se mueran o envejezcan en la fidelidad, antes que le den otro motivo a su existencia.
No comparo a don Raúl Zarrabal García con Hashiko ni con Penélope porque su circunstancia, si bien es parecida, es totalmente diferente.
Don Raúl, a mediados de los años 80, era el candidato natural del PRI para presidente municipal por Cosamaloapan… pero con un centralazo mandaron a Sergio Villasana y entonces se quedó con las ganas de ser candidato, al extremo que tuvo que salir de allí, domiciliarse por un tiempo de Boca del Río, para darle otros aires a su vida.
Pasaron cerca de quince años para que don Raúl nuevamente tuviera la oportunidad de ser el candidato a la presidencia municipal de su partido ¡y lo mandan como diputado!
Curioso: Ese año, Juan René Chiunti gana la alcaldía ¡por el PAN! (si no mal recuerdo) y el PRI arrasa con la diputación.
Pasaron cerca de diez años y nuevamente nada…
En sí, a lo que voy, es que don Raúl nunca fue candidato del PRI a la alcaldía, de su terruño, de su casa, de su hogar pero optó por la disciplina, lealtad, ser institucional hasta que alguien le ofreció lo que su partido nunca hizo.
Valga la expresión: Don Raúl Zarrabal García dejó de ser Hashiko, mandó por los suelos el bolso marrón de Penélope y, a su edad, con la experiencia acumulada, a sabiendas de que gana más de lo que puede perder, hoy apuesta por el PAN-Panal ver realizado un sueño: Ser alcalde de su natal Cosamaloapan.
¿Traidor?
Desde la perspectiva de cada quien puede serlo o no… los fidelistas quisieran crucificarlo, aunque al final de las cosas está algo que es más importante que cualquier ideología partidaria que es estar convencido en lo que uno hace y cree…
Don Raúl Zarrabal, estoy seguro, dio un paso para ser Raúl Zarrabal, para perseguir su propio sueño, su propio destino.
Habrá que ver a partir del domingo cuántos Hashikos y Penélopes quedarán en el PRI esperando un sueño que quizás jamás llegue.

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