miércoles, 21 de julio de 2010

Veracruz Sano

Lylen

Quiero compartir contigo estimado lector una historia que: ojala sirva de una breve pero sustanciosa reflexión.
Hubo una vez un bello reino que por sus características del territorio de gran colorido, pintoresco, clima agradable, tranquilo, con libertad de paseos nocturnos y gran alegría de sus habitantes se hizo famoso, ¡ah! Y con gran orgullo decían soy VERACRUZ SANO, pero… de pronto llegaron monarcas que siendo extranjeros o no, empezaron a obscurecer ese bello panorama.
Todo cambio: Primero se notó la gran ausencia del monarca pues nunca estaba en el reino, ni los habitantes sabían si existía o era un sueño; después llega el siguiente monarca y coincidentemente el VERACRUZ SANO se convierte en CAMPO SANTO.
Entonces los moradores de tal reino asustados, confundidos, desalentados y avergonzados dijeron hasta aquí y clamaron ¡urge el cambio!, luego entonces mandaron a traer a 3 pitonisas Yuneza, Dantesa y Duartesa, para que les ofrecieran esperanzas y dieran resultados positivos.
Adivinaciones más o adivinaciones menos no se llegó a nada pues hicieron falta unos polvos mágicos poco conocidos y escasos en esos momentos: legalitis y honestiditis, para así poder rescatar al VERACRUZ SANO.
Una decía que dos de ellas eran pan de lo mismo, sin tener una filosofía real, concreta y mucho menos creíble.
Otra pareciera que en su interior tenía una voz que surgía como eco pues no mostraba su propio lenguaje sino que parecía venir de otro yo interno.
Y la última se ocupó tanto de lo que una de ellas decía que desatendió su objetivo: Difundir su mensaje y permitir la aprehensión del mismo.
Finalmente todos los moradores llegaron a la conclusión: que lo que necesitaban era un Mesías que llegara o retornara pero dentro de ellos mismos, que fuera la evolución espiritual dentro de una nueva era de armonía, paz y comprensión universal que se venía asomando.
Pensaban “Los grandes profetas o Mesías nunca se fueron ni nunca llegarán, siempre han estado presentes; nunca se fueron, cada cual debe descubrirlo dentro de su interior. No esperar a que alguien llegue y nos salve, sino evolucionar para lograr a la Divinidad.
No esperar que la Divinidad llegue o envíe a alguien para que nos rescate, poco más y queremos que nos lleven a cuestas. Nosotros debemos ir hacia la Divinidad, ése es el Mesías que debemos despertar dentro de nosotros mismos”.
Y tenían mucha razón: Ya es momento que la vida no la dejemos al destino o manipulación de otros, es momento de decidir que se puede proveer a esa misma vida para hacerla placentera y confortable para cada uno, asegurar que las cosas pueden cambiar porque todos y cada uno de los individuos de ese reino, tenían los dones del pensar, comunicar y sobre todo, cambio de paradigma, que en conjunto eran las garantías para lograr el cambio.
De esta leyenda nunca supe el final pues no sé si fue real o un sueño nada más, sin embargo he querido imaginarlo con un bello despertar, un resurgimiento de ese reino donde todos los súbditos vuelvan a decir y gritar a los 4 vientos ¡ SOY VERACRUZ SANO!

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