Marcelo y Buganza

Salvador Muñoz
Los Políticos

Pide Javier Duarte de Ochoa que se aplique sensibilidad por parte de los medios de información para interpretar sus reuniones con “destacados” políticos, en alusión a Marcelo Montiel Montiel y Gerardo Buganza.
Es innegable que al menos estos dos personajes que ha sacado a “pasear” o “placear” el gobernador electo habrán de estar en el Gabinete próximo.
Aunque si nos basáramos en los requisitos que demanda Duarte de Ochoa para quienes habrán de acompañarlo en su administración, algo entonces no cuadra en sus “paseados” o “placeados”.
Vamos por pasos:
Javier dice que quienes integren su gabinete, deberán cubrir ciertas cualidades:
Capacidad, experiencia, talento y confiabilidad.
Desde mi perspectiva, al menos tres de estas cualidades son asibles, tangibles, visibles y uno de ellas, es subjetiva pero a la vez obvia.
Marcelo Montiel ha demostrado con hechos su gran capacidad política para gobernar al grado de alcanzar un cierto matiz de cacique sureño en una ciudad que reviste importancia tanto política como económica por los grandes movimientos que se realizan tanto en el puerto, en la ciudad y en las petroquímicas.
Montiel fue de los primeros alcaldes que tomó un color como ícono de su figura, gobierno y acciones, incluso antes que Tío Fide… por eso le decían el alcalde Esmeralda.
De las anécdotas que se recuerdan en sus pasajes políticos, está aquella que habla de cuando festejaba su cumpleaños y en el salón donde lo celebraba, apareció un precandidato a la gubernatura.
Caras largas entre algunos convidados, que hubo que mandar un boletín a diversos medios para precisar que Fidel Herrera no fue invitado a la fiesta sino que se coló en ella…
Marcelo simplemente cubría las apariencias ante el gobernador en turno…
Capacidad, experencia y talento, está visto que le sobran. En términos de confiabilidad, es claro que pasado el proceso electoral, los votos a favor de Duarte hablan por él.
Le confiaron el distrito, el municipio y dio resultados.
Tan es así que los Montielistas lo ubican hasta como secretario de Gobierno y otros en Sedesma.
Claro que los perversos lo ubican en la secretaría de Turismo… dado a que el anterior alcalde de Coatza ocupó ese cargo… ahora sí, para que vea lo que se siente.
En el caso de Gerardo Buganza, en términos empresariales es clara su capacidad, experiencia y talento, cosa que en política contrasta.
Sus resultados están concentrados en cargos de representación proporcional pero jamás ha ganado un puesto por elección popular.
Al igual que Javier Duarte, Buganza es un chavo de la Ibero, como el Pirrurris, donde obtuvo hizo su carrera de ingeniero industrial y de administración de empresas.
Domina el negocio del azúcar, tabiques, parafina y hasta de chelas. Es decir, es más empresario que político.
Por eso, capacidad, talento, confiabilidad y experiencia en el área empresarial, las tiene… pero ¿confiabilidad en política? No le veo ninguna y si no, que lo digan los panistas.
Pero, además de café Buganza, ¿qué le dio a Javier Duarte para que se considere entre los posibles miembros del próximo gabinete?
¿Votos? No creo, porque una elección tan reñida evidencia lo contrario. ¿Grupos políticos, seguidores, miles y miles de panistas? Tampoco y eso está más claro que nada. Es cierto que Buganza se parece mucho a Jim Carrey pero eso no significa que sea simpático o tenga carisma como el actor…
¿Qué dio Gerardo Buganza entonces a Duarte de Ochoa?
Si aplicamos la máxima que pide Javier Duarte de Ochoa (sensibilidad a los medios de información para que se haga uno un criterio propio), no queda más que pensar en la única cosa que un empresario como Gerardo Buganza, puede dar a un político como Duarte de Ochoa: dinero.
Un tipo sin carisma, sin talento, capacidad, experiencia ni cuadros políticos pues qué puede aportar si no es más que dinero.
Que lo cobre con un cargo público ya es otra cosa.
El asunto es en dónde poner a Buganza. Sería más fácil que el gobernador electo pidiera en la delegación de Sedesol que se le diera la dirección de “Oportunidades”… está visto que Buganza es un excelente “oportunista político”, y sabe sacar provecho de ello.
¿Confiabilidad? Tan subjetiva esa cualidad que sólo Duarte la ve en Buganza.

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