miércoles, 6 de octubre de 2010

El candelabrazo, a detalle

* ¿Y esa es la gente de Duarte?
* Mélida, invento de la fidelidad

José Ortiz Medina
En Corto... sin Cortes

Mucho se ha escrito del aspirante a secretario que armó tremendo escándalo en el restaurante El candelabro, pero pocos, poquísimos, saben los detalles de tan vergonzoso episodio.
Preparen su cafecito y para los que fuman, enciendan su cigarrito. Ahí les va el chisme a detalle, narrado por uno de los testigos presenciales.
Dicen que el borlote ocurrió ya entrada la madrugada. Los fulanos, acompañados del personaje en cuestión habían llegado a la media noche un poco flameados de una comida.
Todo iba bien hasta que el grupito de yuppies y fresas comenzaron a meterse literalmente casi de todo. Los comensales vieron, por ejemplo, como algunos de esos individuos salían del baño con los pelos de la nariz con un tono blancuzco. “¿Estarán repartiendo pambazos en los sanitarios?”, cuestionó intrigado un cándido parroquiano. Bueno… se los dejamos de tarea, amables lectores.
De repente, el cabecilla de la banda le echó el ojo a la cantante del piano, una argentina de no muy malos bigotes. Le mandó una copa a la guapa mujer pero ésta la rechazó, al aducir que no acostumbraba consumir alcohol en horas de trabajo.
Sin embargo, el cabezón no entendió de razones y le mandó otra y otra cuba. La respuesta fue la misma. “Gracias, pero no”.
Entonces salió a relucir la prepotencia. “Ahora le voy a pedir que venga a mi mesa a chupar”, alardeó con sus amigotes, quienes se mostraron sonrientes en señal de complicidad. Así que le pidió al mesero transmitiera la invitación a la dama, quien ya bastante molesta reiteró su negativa.
Pero la gota que derramó el vaso es que faltando poco para que amaneciera, la chica dejó de cantar. Su turno había terminado. Ello enfureció al beodo al grado de exigir a gritos que siguiera la música.
Llegó un mesero a tratar de calmarlo pero le fue como en feria. Un vaso de licor fue vaciado en su rostro. Fue entonces cuando intervino el gerente del restaurante, Luis Prieto, quien amablemente invitó al señor a recuperar la cordura so pena de tener que abandonar el sitio.
Y lejos de atender el llamado a la prudencia, quien se dijo influyente y con poder, ¡que le propina tremendo cachetadón al gerente!
En ese momento se armó la trifulca. Intervinieron los otros acompañantes del cliente violento, quienes arremetieron contra Luis Prieto y los demás meseros. Volaron vasos, sillas, diversos proyectiles. Eso se convirtió en una batalla campal. Debido a que los rijosos, ya bastante ebrios, se encontraban en desventaja, el chico malo de esta película llamó a gritos a sus guaruras que se encontraban afuera del antro.
Los “bodyguards” se negaron a entrar al lugar pues adujeron que la dependencia policíaca a la que pertenecen les prohíbe meterse a un inmueble sin orden de cateo.
Por supuesto que estos elementos tampoco se querían meter en mayores problemas, dada la naturaleza del incidente.
Finalmente tuvo que intervenir el dueño del negocio, el empresario Daniel Noriega, quien conminó a los peleoneros a salir de ahí. Y como tampoco le hicieron caso. No quedó otra opción que sacarlos por la fuerza.
Ya afuera del establecimiento, el secretario de despacho en grado de tentativa se abrió el cierre del pantalón y –según testigos— sacó su miembro viril para aventarse una “firma”.
“No saben ni con quién se metieron hijos de la chingada, pero una cosa sí les digo, que no se van a salvar de una auditoría… ¡les voy a cerrar su puto changarro!”, gritaba mientras el espumoso líquido inundaba la banqueta.
Al día siguiente, la “high society” del Puerto de Veracruz no hacía más que comentar tan bochornoso escándalo que se había suscitado en El candelabro, un restaurante que se caracteriza por tener entre su clientela a lo más granado de la sociedad jarocha.
Ahí no entran malandros, zetas, lidercillos de colonias, ni mucho menos la chusma de la colonia La Pochota. Bueno, aunque hay que corregir: creemos que hasta los pochoteños pueden ser un poco más decentes que el multicitado personaje.
Sólo niñas, niños y señoras bien. Pura gente “bonita”, gente “cool”, pues.
Muy pocos recuerdan en El Cadelabro un zafarrancho tan corriente como el que aquí les narramos.
“¿Y esa gente es la que llegará con Duarte?”, dicen que preguntaron alarmadas unas señoras encopetadas del fraccionamiento Costa de Oro, no sin antes exclamar horrorizadas: “¡Dios nos libre!”.

La escoria del fidelismo
Fue uno de los tantos inventos del fidelismo, pero en las postrimerías del sexenio simple y sencillamente ya no encaja en los intereses de la sociedad y del sector productivo del sur de Veracruz. Se trata de Mélida Campos, cuyo nombramiento como coordinadora regional de Transporte Público mantiene indignado a gran parte de ese sector así como a los representantes de la Canaco, Canacintra y Consejo Coordinador Empresarial.
La dama de referencia surge a la palestra al inicio del gobierno de Fidel Herrera como delegada de Tránsito en el municipio de Agua Dulce. Su paso por esa dependencia estuvo marcada por el autoritarismo al haberse extralimitado en sus funciones. Cansados los taxistas y prestadores del servicio de transporte de carga, elevaron su protesta y lograron su destitución.
Días después su Ángel de la Guarda abogó por ella y es designada jefa de la oficina de Hacienda del Estado en Minatitlán. Ahí Mélida Campos consumó una serie de actos que dejaron entrever que su honestidad no es su principal virtud.
Transcurridos unos meses, la SEFIPLAN ordenó su destitución e inició por órdenes del área de supervisión de ingresos una exhaustiva auditoría a esa oficina.
La investigación llevó a descubrir a los “sabuesos” que alguien en esa dependencia emitía documentación al parecer falsa relacionada con los pagos de tenencia vehicular, concepto por el cual poco más de dos millones de pesos dejaron de ingresar a las arcas del Gobierno del Estado.
Sin embargo, cuando la auditoría se encontraba en la fase de conclusiones, alguien muy poderoso dentro de la contraloría interna de la SEFIPLAN ordenó suspenderla. No obstante ya se había evidenciado que en las oficinas de Hacienda de Minatitlán se emitían recibos falsos y tenencias apócrifas.
La buena estrella de Mélida seguía en ascenso, ya que tras ser destituida con, fue designada coordinadora de transporte público en Coatzacoalcos, cargo en el que permaneció 15 días, tras las protestas de los transportistas y representantes de los sectores productivos de la región.
Decide retornar entonces a Minatitlán cobijada por la alcaldesa Guadalupe Porras quien la arropa designándola directora de CMAPS. En esa dependencia no solo se enfrentó con la directiva sindical, sino que además dio muestras de su ineficiencia en el servicio público.
Tras la toma de las instalaciones por parte de los trabajadores de CMAPS, es depuesta y se refugia en el Palacio Municipal como asesora de Guadalupe Porras.
Meses después hace labor en la campaña de Javier Duarte, metiéndose a colonias populares de Coatzacoalcos, lo que despertó celos y hasta enfrentamientos directos con priístas afines al alcalde electo Marcos Theurel Cotero, quien acaso la soportaba por ser recomendada de su suegra, la alcaldesa minatitleca.
Concluida la campaña, Mélida Campos no se perdía ninguna visita del Gobernador y empieza a ejercer una especie de acoso y reproches, basándose en que un familiar suyo proveía de alimentos al mandatario allá en la Cuenca, cuando el nacido en Nopaltepec era pobre y no tenía para comer.
Es así como el pasado 23 de Septiembre, asume por segunda ocasión la delegación regional de autotransporte público, resurgiendo la inconformidad de los transportistas, como sucedió el 27 de Septiembre con la carta abierta dirigida al mandatario veracruzano por parte de la Resistencia de Taxistas Unidos (RTU) y días después haría lo propio en un roba-plana la Canaco, Canacintra y CCE, en el que sus líderes hacen ver que Mélida Campos en nada abona para resolver la problemática del transporte.
Derivado del desplegado, Mélida Campos recibe órdenes de invitar a desayunar a los representantes del sector productivo (Canaco, CCE y Canacintra) y lejos de conciliar en tono prepotente los acusó de revoltosos, motivo por el cual el encuentro fue interrumpido, quedando la mesa servida.
Su tiempo libre, Mélida lo dedica al campo, ya que para ello, un familiar suyo adquirió en dos millones de pesos unas cuantas hectáreas, en una zona comprendida dentro del ejido de Oteapan, predio ubicado a un costado de la carretera Cosoleacaque-Jáltipan, muy cerca del rancho del acaudalado transportista Víctor Salomón Carmona.
¿Sabrá Fidel Herrera que su protegida está a punto de ser socia de la CNC?

UNA LECTORA nos pide que comentemos sobre el pésimo estado en que también se encuentra la carretera Xalapa-San Andrés Tlalnelhuayocan. Hace año y medio les prometieron a los habitantes de ese vecino municipio que la maquinaria conocida como el “dragón rojo” entraría en acción para componer el camino, pero hasta el momento siguen esperando.

AUNQUE EL reglamento de Tránsito contempla sanciones a los automovilistas que al ir manejando hablan por celular, la verdad es que son pocas las personas que son multadas por esta causa. Ya son muchos los accidentes que se generan por esta razón, pues según científicos equivale a manejar con cierto grado de ebriedad.

DE MANERA alarmante se han disparado los asaltos en las carreteras libres y de cuota México-Cuernavaca. Los delincuentes colocan palos en plena cinta asfáltica para que a fuerza se tengan que detener los automovilistas. No se tratan de hechos aislados, sino de delitos que por su frecuencia ya acaparó la atención de los medios de comunicación del DF.

DESDE HACE seis meses se han desatado de manera indiscriminada severas auditorías por parte de Hacienda Federal a casi todos los medios de comunicación veracruzanos, tanto electrónicos como impresos. En las revisiones han incluido a grandes, medianos y pequeños. Lo curioso es que este terrorismo fiscal ocurre tres meses antes y tres meses después de las polémicas elecciones a gobernador. ¿Acaso revanchismo de la Federación?

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