lunes, 11 de octubre de 2010

La caja de plomo

Salvador Muñoz
Los Políticos

En este día del descubrimiento de América, también se conmemora otro hallazgo: una serie de escritos resguardados en una caja de plomo.
Hay, sin confirmar, la seguridad de que dichos documentos son autoría de Daniel Cabrera y/o Manuel Pérez Bibbins.
Si bien el plomo preservó de cierto modo los documentos, cartas y algunos ensayos, hay detalles que se pierden por el paso del tiempo sobre la caja, que no pudo evitar que la humedad invadiera su intimidad.
La caja fue hallada en 1985, durante los trabajos de limpieza en la ciudad de México tras el terremoto. A ciencia cierta no se sabe si alguien la tenía en la casa o estaba oculta entre los muros o subsuelo de una vivienda de la que no tengo su ubicación precisa.
Los historiadores tuvieron el cuidado de preservar los documentos al máximo, pero no pudieron evitar que algunas líneas se borraran al contacto con la intemperie y el descuido de quienes pensaron habían encontrado un tesoro.
Algunas vez, conversando con Filiberto Santiago, historiador que tenía la peculiaridad de estornudar cantidad de veces sin parar (una vez le llegué a contar 30 “achús”), chiva rayada a morir y hombre de excelente humor, lo convencí para que me permitiera revisar parte de la copia de esos documentos descubiertos. Por supuesto, unas infusiones de nanche permitieron que su recelo al aprendiz de reportero desapareciera y me mostró tal.
Era una letra hermosa, manuscrito en tinta… “¿es auténtica?” Le pregunté a Filiberto ante la perfección de las líneas y me respondió que no, que sólo había copiado la caligrafía. “¿De qué trata?”, volví a interrogar y me volvió a responder: Todo parece indicar que es la respuesta a una crítica sobre la forma tan agresiva con la que se dirigen al Presidente… parece que Porfirio.
Empecé a tratar de leer y transcribo lo que recuerdo de esa tarde de infusión de nanche:
* “El periodista debe ser un auténtico aguafiestas de lo que acontece alrededor de quien ostenta el poder”.
* “No puede conformarse escuchando las cuentas alegres de quien administra el poder…”.
* “No debe de reconocer el enorme esfuerzo del gobernante por atraer inversiones, empleo, seguridad, salud y educación a su pueblo… Es su obligación…
* “Debe ser escéptico, incrédulo y malagradecido ante las actitudes populistas de un gobernante…”.
* “Ningún acto de bonhomía debe vanagloriársele pues están en condiciones de hacerlo. Si acaso regalara dinero, debe ser de su peculio y no adornarse con el dinero de nuestros impuestos...”.
* “Ningún gobernante tiene la verdad absoluta porque quizás quien la tenga sea el Pueblo, quien vive en carne propia los errores de quien cree tener la verdad absoluta…”.
* “Cuando una sola persona crea que no se le ha hecho Justicia, estaremos hablando de que la Constitución está muerta…”.
Y sinceramente no recuerdo más…, la infusión de nanche que tenía como intención ablandar al historiador Filiberto Santiago para que me mostrara las copias de sus documentos, repercutió en mi entendimiento.
No obstante, me dijo el historiador, “hay la certeza que quien escribió esto, era un apasionado de Corona y Arpide y un enamorado de la revolución francesa” de acuerdo a los demás documentos encontrados.
Así, mientras Cristóbal Colón descubría un mundo nuevo, años después, en una caja de plomo, se hallaba el intento de quienes querían hacer un periodismo diferente, crítico y mordaz.
Era la perspectiva de un periodismo de hace un siglo… que tal parece que todavía sigue encerrado en una caja de plomo.

e-mail: dor00@hotmail.com

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