martes, 9 de noviembre de 2010

Miedo sin color

Arturo Reyes González
Burladero

La buena nueva (noticia) en la guerra contra el narcotráfico fue la caída de Antonio Ezequiel Cárdenas Guillen, mejor conocido como “Tony Tormenta”, líder del cartel del golfo. Un golpe más del gobierno de Felipe Calderón en la lucha contra el crimen organizado.
La mala, Alejandro Poiré, vocero de seguridad del Gobierno federal, afirmó que tras la muerte de se espera que en un corto plazo haya inestabilidad en las organizaciones criminales más violentas del País. Esto es, El gobierno mexicano pronosticó que habrá más violencia entre los cárteles de la droga tras la muerte.
¿Entonces? Volvemos a lo mismo: ¿Vamos ganando o vamos perdiendo? A eso se refiere con “inestabilidad” y por qué no lo dicen tal cual es. La respuesta no se ha hecho esperar y al menos ayer 14 escuelas de Tamaulipas cerraron sus puertas, por lo que los estudiantes debieron regresar a sus casas debido a la advertencia de posibles estallidos de bomba y violencia. (Inestabilidad es igual a violencia)
Como ciudadano común y corriente, tratando de ser totalmente apartidista y objetivo me pregunto ¿No deberían estos “golpes” mediáticos transmitirnos seguridad, confianza, aliento, fe, seguridad? Dije, caray, ya no sabe uno si es una buena o mala noticia, tratando de poner en la balanza el hecho de que una cabeza de mando de una organización criminal haya sido eliminada, pero a la vez se desate una ola de violencia -al parecer- mayormente superior a lo que ya teníamos.
El mensaje promocional de combate al narco está totalmente desgastado. Por más que trato, no puedo creer que avancemos en seguridad. La publicidad contrasta con la realidad de una manera tal, que no me permite aceptar que vamos bien.
Y no es porque se trate de ver lo malo en un gobierno emanado de Acción Nacional, porque me han comentado “sólo le pegas y criticas al Presidente y al PAN”, ¡No! Aquí no se trata de colores, partidos, siglas o corrientes, en este tema no. El que sea panista no tiene nada que ver, en lo absoluto; Así fuera perredista o priista o del partido que sea, la gente sentimos el mismo temor, miedo e inseguridad cuando se habla de este tipo de hechos.
Infinidad de ciudadanos queremos creer que nunca nos va a tocar sufrir una situación semejante. El mismo hecho de que ya lo pensemos, nos indica que algo no anda bien y que no estamos totalmente exentos.
Dentro de las acciones que el gobierno federal y estatal y municipal y todos los que hagan promoción sobre seguridad pública, debe estar el de repensar la manera de comunicarnos operativos, logros, acciones, para que nos ayuden a creerles y a convencernos que están haciendo lo correcto.
Para poder desarrollar otros aspectos de nuestra vida, requerimos de la seguridad primaria que nos de estabilidad. Hoy ya no queremos saber únicamente de “duros golpes” al narco, requerimos de un proceso de restablecimiento de confianza, de encuentro, de acuerdo entre la sociedad y nuestras autoridades encargadas de la seguridad.
La frase plasmada en una manta en la ciudad de Nueva York, colocada por la organización Estemos Unidos Mexicanos, en la Sexta Avenida del lado de Bryant Park, entre las calles 41 y 42 de Manhattan, el fin de semana pasado lo dice todo: "Si el crimen está organizado, ¿Por qué nosotros no?".
Les comparto un dato más –ilustrativo- que publicó el columnista Félix Fuentes en “El Universal” un par de meses atrás:
El Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), informó ante el presidente Felipe Calderón que ha contabilizado 28 mil asesinatos en este sexenio vinculados al crimen organizado. Con los ataúdes de tantos muertos se podría llenar dos veces la plancha del Zócalo y faltaría espacio para otros dos mil. La plancha de la Plaza de la Constitución abarca, sin incluir áreas de circulación vehicular, 18 mil 200 metros cuadrados. Si cada féretro mide dos metros de largo por 70 centímetros de ancho, operaciones aritméticas simples indican que en esa superficie cabrían 13 mil ataúdes. O sea, habría que llenar dos veces dicha plancha y todavía faltarían dos mil lugares. El número de tantos muertos se maneja como cifra estadística o índice financiero.

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