jueves, 30 de diciembre de 2010

Fin de año

Brenda Caballero
Números Rojos

Ultimo día del año. No soy de las que se alegran porque el año finalice, a ciencia cierta no sé por qué los años deban ser de 365 días (excepto el bisiesto); bueno, tal vez debamos agradecer al Papa Gregorio XIII, pues en el Concilio de Trento, allá por 1582, aconsejado por el astrónomo Aloysius Lilius, decidió sustituir el calendario Juliano (en honor a Julio César) por el Gregoriano (el implementado actualmente).
¿Motivo o razón?, era necesario ajustar el momento astral en que debería celebrarse la Pascua y, en relación con ésta, las demás fiestas religiosas pues lo más importante era el año litúrgico.
Vaya, no les importó ni el error de 26 segundos de atraso cada año; lo sustancial era ajustar primero que nada las festividades católicas.
Ahora que si echamos cuentas al usarlo durante 428 años, ¿cuánto tiempo hemos perdido?
En fin, ya no quiero hablar de pérdidas, pues creo que en el año que termina hubo muchas; principalmente vidas, por el combate al crimen organizado, política implementada por “mi querido presidente” (por cierto, si tiene oportunidad, vea la película mexicana El Infierno, donde mencionan que estamos casi casi en una guerra civil), hasta pérdidas materiales por los fenómenos naturales Karl y Matthew en Veracruz y no tan naturales como el caso de San Martín Texmelucan, Puebla.
Aunque si usted prende su televisión, siguen las noticias a la orden del día; algunas no tan buenas como el posible incremento en el precio del pan para enero o febrero, o los 211 millones de desempleados en el mundo de los cuales 81 millones son jóvenes; algunas mejores, como la prórroga de un año a la facturación electrónica, podrá hacerlo de manera simultánea (papel y electrónica), no confundirse con la doble facturación.
Otra buena de este año que finaliza es el aumento al presupuesto 2011 para el estado de Veracruz, sólo esperemos que se apliquen los recursos a quienes verdaderamente lo necesitan.
Pero regresando a la celebración del año nuevo, le comentaba que a veces no entiendo tal acontecimiento, pues las personas dan gracias por otro año más de vida. En lo personal, la celebración la hago en mi cumpleaños, pues es donde cierro un ciclo y abro otro.
Tampoco hago propósitos de año nuevo, pues si alguna vez los hice ni los cumplí, mas todos los días tengo propósitos como el levantarme más temprano (que cómo me cuesta), escribir más seguido o ser mejor persona.
Cuando termina un año, mas bien hago recuento y no de los daños como dijera la Trevi (con nuevo look rubio con puntas rosas) sino recuento de las nuevas personas que conocí, las deudas que saldé o de los objetivos que cumplí.
Pero no todos son tan aburridos como yo, algunos hasta hacen rituales de año nuevo (cábalas) como el de dar una vuelta a la manzana de su casa cargando maletas para viajar todo el año.
Otros más barren de la puerta de su casa hacia la calle para sacar las malas vibras o guardan dinero en un monedero rojo dizque para tenerlo todo el año (tip para desempleados), aunque existen algunos locos como comer lentejas, uvas, o el sentarse y pararse en cada campanada (este último es para las solteronas).
En fin, en gustos y rituales se rompen géneros, pues es más mercadotecnia como los choninos rojos (amor y pasión), amarillos (dinero) o estrenar ropa nueva (para que no le falte todo el año) o para la felicidad, tomar una copa de vino espumoso (ese sí lo deseo) que en realidad tengamos todo eso en el año.
Pues no me queda más que agradecerle su tiempo invertido en leer mis locas opiniones, esperando que el próximo año (o sea mañana) sea mejor que el anterior.
¡Ahhh!, Sólo espero este fin de año que los choninos que me regale mi mamá no sean matapasiones, pues no me gustan “de manga larga”.

brendacaballero1@hotmail.com

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