lunes, 20 de diciembre de 2010

Hablemos de Diego

Rodrigo Vidal
Zona de Tolerancia

Apareció Diego, misericorde, con un mensaje de perdón por delante, como espada desenvainada. Sin odio hacia sus secuestradores que lo tuvieron cautivo por más de siete meses. Quizá contagiado del espíritu navideño apareció Fernández de Cevallos. Pero yo no olvido a Marisela.
La noticia hoy es Diego, pero no por eso debe ser el suceso más importante de este país, donde matan a mujeres, madres de familia que exigen justicia, frente a Palacios de Gobierno.
Pero Diego Fernández de Cevallos está vivo, libre, fuerte y perdona a sus captores. Felipe Calderón presidente de México, no sólo de los panistas, promete a Diego castigar a sus captores. A Marisela, asesinada de tres balazos en la cabeza frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua, luego de dos años de exigir justicia por el asesinato de su hija, no hay nada que prometerle, al fin, es otra muerta más de este país.
Apareció Diego y lo celebran su familia y las autoridades de este país, mientras el asesinato infame de Marisela lo condena el mundo, la ONU, Amnistía Internacional y todos aquellos que nos identificamos con la mujer clasemediera, que no tuvo recursos para colocar espectaculares por toda la capital del país como la señora de Wallace –premio nacional de Derechos Humanos 2010-; a Marisela sólo le alcanzó para portar dos cartulinas en su cuerpo semidesnudo, exigiendo la aprehensión del asesino de su hija.
Está libre el “Jefe Diego” y dice en entrevista estar más fuerte que nunca. Marisela, Marisela sólo está en un lugar donde la justicia del hombre ya no tiene cabida, pero no así su causa, que hoy es causa de muchos hombres y mujeres en este país, porque tiene que ver con la injusticia, con la impunidad, con el dolor de las familias de más de 30 mil personas asesinadas en el sexenio de FeRIPe Calderón en esta lucha contra el crimen organizado.
Diego, Diego, Diego. Lo veremos en el Canal de las Estrellas y en Azteca. Nos adentraremos a la historia de un secuestro con final “feliz” porque lo devolvieron con vida a diferencia de los miles de secuestros que ocurren en este remedo de país. No importando el caso Punta Diamante, donde se apropió de una zona exclusiva de Acapulco Guerrero, o de los litigios que hizo en contra del Estado, siendo diputado federal, de su inmensa fortuna a costa de usar influencias desde el poder, de la corrupción que le facilitó ser juez y parte, representante popular y abogado en contra del Estado.
¿Marisela? Ella sólo quería que metieran a la cárcel al asesino confeso de su hija de 16 años, que tres jueces de Chihuahua le concedieran libertad.
Hablemos de Diego, el poder, y no de Marisela, nosotros, que carecemos de medios para salir vivos de un crimen. Hoy Diego es primera plana y Marisela…
Luchemos por no olvidar la lucha de Marisela que es la que nos aqueja a todos, porque tiene que ver con un sistema corrompido, putrefacto, ineficiente, de poder y de justicia en México, que alimenta la lista de asesinatos en el país donde no todos los que mueren tienen que ver con el crimen organizado ¿Recuerdan la muerte de ese bebé de 8 meses en Michoacán? Yo tampoco la puedo olvidar, aunque hoy, sólo hablen del jefe Diego.

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