miércoles, 27 de abril de 2011

De Tlacuaches y Sensibilidad


Salvador Muñoz
Los Políticos

Una mañana, llegando a la oficina, un policía se me acercó y me empezó a contar lo ocurrido en la noche de guardia que tuvo: en el pasillo, vio cómo un tlacuache intentó entrar por una puerta de jardín pero su cuerpo se atoró, por lo que el oficial de inmediato se dirigió y propinó dos patadas al indefenso animal que se quedó inmóvil ante el ataque. El policía, entre risas, me platicaba que se retiró y de pronto vio que el tlacuache se revolvió y salió de su atolladero y emprendió veloz huida. Las risas del oficial continuaban ante mi rostro estupefacto que de inmediato notó: ¿Está enojado?
Mi respuesta fue más o menos así: ¿Cómo me puedes contar eso? ¿Tendrás el valor de ir a tu casa y contarle a tus hijos que pateaste a un animal indefenso?
No dije más, me retiré.
II
Diez mil 175 euros será la multa que pague el individuo de nombre Luis Moreno, jugador del equipo Deportivo Pereira del torneo de futbol colombiano, por patear a una lechuza que estaba en la grama del estadio.
Está por demás contar que el ave murió.
III
A manera de terapia, desde el tercer piso de mi casa, por las mañanas, me doy unos dos o tres minutos para ver a las ratas del áreas verde que han hecho de ese espacio, su refugio. Me fascinó hace unos días ver cómo jugaban. Nunca había tenido la oportunidad de ver a dos roedores saltando, acechándose, huyendo y escondiéndose para volver a empezar ese juego. Sí, de lejitos no me provocan miedo. Hace poco, habiendo encontrado a un gato gris en el parque cerca de mi casa, creí reconocerlo y lo llevaba a un condominio que pensaba, era su hogar. Casi llegando, el gato debió reconocer su territorio y brincó de mis brazos para meterse a un jardín. Apenas ponía un pie en el área verde para ir por el felino, cuando regresé en automático. El gato estaba fascinado tratando de cazar a unas ratas que, sin desparpajo alguno, salían y se ocultaban del minino las veces que querían. Sí, Jardines de Xalapa, donde vivo, está infestado de ratas... no obstante la sobrepoblación y mi fobia a ellas, no deseo su exterminio. Mientras, por las mañanas, continúo mi terapia.
IV
Descubro en el facebook una foto que subió el diputado Américo Zúñiga Martínez bajo el título “Un animaito que entró a la casa de ustedes”.
Mi ceguera hace ampliar más la foto y mi mano (paradójicamente la que está en el ratón de la computadora), tiembla. Observo tratando de dominar mi fobia y veo que el animalito del que habla Américo no es un ratón ni una rata... ¡es un tlacuachito!
Como bien lo dice Américo en sus comentarios, es un marsupial, es decir, tiene como una bolsita (o cangurera) donde se refugian sus crías mientras se amamantan.
Por ahí vi un comentario advirtiendo al diputado de la bravura del tlacuache. Vale precisar que no es cierto, son animales netamente inofensivos y sólo pelearán con salvajismo las madres en defensa de sus crías, algo totalmente natural, como explica Beatriz Cabrera, amiga de Américo.
Lo cierto es que, al menos en Xalapa, el tlacuache es común pero más común y corriente es su depredador anti-natural: El hombre. En la zona de Las Animas es frecuente encontrarme con los cadáveres de estos animalitos. La gente les teme aunque realmente es mayor el temor que ellos deben tener a nosotros.
Mariana Yorio y Américo Zúñiga, al parecer, adoptaron a este animalito. Su comportamiento habla mucho de quién es esta pareja: Corazón noble, buenos sentimientos y extrema compasión.
V
¡Y ojo! Proteger a un tlacuachito indefenso que sin querer llegó a tu casa es sensibilidad, en cambio, alzarle el brazo a un “tlacuache” que invitas al balcón de Palacio de Gobierno... eso, ¡eso es otra cosa, Buganza!

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