martes, 17 de mayo de 2011

Con el “estógamo” vacío

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

No sé ustedes, mis adorables fans, pero a veces importa poco que lo que comamos sea de calidad o no, engorde o no, contenga exceso de calorías y carbohidratos; incluso quizás nuestra conciencia no nos fastidie tanto por comer hasta atascarnos, muy a pesar de lo que dijo Mahatma Gandhi, que todo lo que se come sin necesidad se roba al estómago de los pobres.
Pero, la verdad, da tristeza y coraje saber que cerca de un tercio de los alimentos que se producen cada año en el mundo para el consumo humano (aproximadamente 1 300 millones de toneladas), se pierden o desperdician, según advierte un estudio encargado a la FAO. No se vale.
Según este estudio, los países industrializados y aquellos en desarrollo dilapidan más o menos la misma cantidad de alimentos: 670 y 630 millones de toneladas respectivamente. Pa’ su mecha, dijera un cuatito mío de 6 años.
Aquí algunos datos del estudio presentado por la FAO:
* Cada año, los consumidores en los países ricos desperdician la misma cantidad de alimentos (222 millones de toneladas) que la totalidad de la producción alimentaria neta de África subsahariana (230 millones de toneladas).
* Las frutas y hortalizas, además de las raíces y tubérculos, son los alimentos con la tasa más alta de desaprovechamiento.
* La cantidad de alimentos que se pierde o desperdicia cada año equivale a más de la mitad de la cosecha mundial de cereales (2 300 millones de toneladas en 2009/2010).
¡Ahí nomás…! Y eso no es todo: “Existen pérdidas de alimentos y desperdicio de los mismos. Las pérdidas -que pueden darse en la fase de producción, recolección, post-cosecha o procesado- son más elevadas en los países en desarrollo, debido a la precariedad de las infraestructuras, el bajo nivel tecnológico y la falta de inversiones en los sistemas de producción alimentaria”. Ahí te hablan, México.
En cuanto al desperdicio de alimentos, este es un problema mayor en los países industrializados, en la mayoría de los casos provocado tanto por los minoristas como por los consumidores, que arrojan alimentos perfectamente comestibles a la basura. Pos lo he visto también en ciertos estratos sociales de mi México querido.
En el informe se dice que “a los consumidores en los países ricos se les anima con frecuencia a comprar más alimentos de los que necesitan. Las promociones del tipo "Compre tres y pague dos" son un ejemplo, y otro sería las comidas preparadas excesivamente copiosas producidas por la industria alimentaria. Con frecuencia los restaurantes ofrecen buffets que por un precio fijo alientan a los clientes a llenarse el plato de comida”.
Y se apunta: “En líneas generales, los consumidores no consiguen planificar de forma adecuada sus compras de alimentos. Ello significa que a menudo se deshacen de alimentos cuando se pasa la fecha indicada para "consumir preferentemente antes de…". La educación en las escuelas y las iniciativas políticas son posibles puntos de partida para cambiar la actitud de los consumidores. Los consumidores de los países ricos deberían aprender que tirar los alimentos innecesariamente es algo inaceptable”.
¿Inaceptable? ¿Acaso no un crimen? “Yo vivo muchos días con el ‘estógamo’ vacío”, me dice un cuatito mío de 6 años que vive en la calle. Ahí se ven.

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

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