lunes, 16 de mayo de 2011

Poder y sexo

Salvador Muñoz
Los Políticos

Poder y sexo... en nuestros políticos, tiene un efecto increíble.
Su combinación hace que en el espejo se vean guapos, atractivos, con magnetismo, lo que hace casi imposible para cualquier mujer, resistirse a sus encantos. Así se ven, así se sienten...
Ahí está el caso de Domenique Strauss-Kahn quien es, hasta donde recuerdo, extraordinario... el caso, no él.
Su nombre pasará a engrosar la lista de aquellos poderosos que mezclaron ese don: el poder con sexo.
No es nuevo, pero no por ello aceptable.
Si hacemos memoria, veríamos que hay cantidad de historias de emperadores, reyes y monarcas que tuvieron un deseo con forma de mujer y muchas veces lo cumplieron, aun a costa de que la dama deseada no estuviera de acuerdo ni de las consecuencias que ello conllevaría.
Puede haber muchas anécdotas que la misma Historia nos narre, pero desde el siglo pasado, estos hechos tuvieron una connotación distinta: el escándalo.
A diferencia de Paris, que si bien provocó una guerra con el rapto de Helena de Troya, hoy, Domenique Strauss-Kahn libera una guerra todavía peor que la judicial que enfrenta: la de los medios. Es decir, está en todos lados su cara, su caso, su vergüenza.
Cualquiera que sea la resolución que se dé, el poderoso presidente del Fondo Monetario Internacional quedará marcado de por vida, estigmatizado, señalado cual Judío errante por cualquier lado del mundo en que se mueva, por una sencilla razón: la información se expande cual onda en el agua a una velocidad increíble cargada con ese ingrediente especial que se llama Escándalo.
Sí, es posible que el juicio popular, pasado algún tiempo, sea chunga, desmadre, relajo, pero se mantiene presente, vigente, vivo, en cada paso que el implicado da... siempre habrá un buen motivo para recordarle a quien sea, el error que cometió...
Ejemplos:
Bill Clinton y su famosa becaria... ¡puras mamadas!
Roman Polansky acusado de violación en agravio de una menor de edad... Parecía como de 20...
Carlos Salinas de Gortari y ese romance nunca aclarado ni negado con Adela Noriega, quien durante muchos años, después del salinato, se perdió... sin olvidar el clásico chiste de “Adela Loniega”.
Silvio Berlusconi y sus famosos “Bunga Bunga”, de los que en anteriores columnas hemos citado aquí.
Y podríamos hablar y hablar de más aventuras de hombres poderosos y sus problemas con el sexo pero sólo dos casos, entre los que yo recuerdo, que se asemejan al pasaje que vive en estos momentos el señor FMI, Strauss-Kahn, acusado de violación, agresión sexual y confinamiento ilegal, entre otras cosas:
1) El ex presidente de Israel, Moshe Katsav, sentenciado a siete años de cárcel por una violación que cometió cuando era ministro de Turismo en 1998 y por otros delitos sexuales durante su presidencia en 2004 y 2005. ¿Recuerdan el caso? No tiene mucho.
2) Zoilamérica Narváez, hijastra del actual presidente de Nicaragua y líder del la revolución Sandinista, Daniel Ortega, denunció que su tutor la acosaba desde los 11 años y que la violó cuando tenía 15. Por supuesto, cabe citar que nunca se hizo una investigación a fondo de las declaraciones y acusaciones de Zoilamérica, quien en 2008 puso fin “amistosamente” al proceso que por denegación de justicia había entablado contra Nicaragua ante la Corte Interamericana.
Es decir, además de poder y sexo, hubo abuso.
Claro, en la aldea también tenemos casos donde el poder y el sexo a veces resultan mala combinación, si no, que lo diga el IPAX, o el ex diputado Celestino Rivera Hernández, o el ex alcalde de Alvarado, Bogar Ruiz, quien apenas alcanzó el acoso sexual...
Poder y sexo, puede que sean inherentes estos elementos... como lo es que con estas dos esencias, nuestros políticos se crean irresistibles, guapos y atractivos para toda mujer que se les atraviese... aunque, claro, a veces no es necesario tener poder... basta con poder para que haya un agresor sexual y si no, que hablen las páginas policiacas, las jóvenes violadas y los niños abusados.

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