domingo, 14 de agosto de 2011

Seguros e irresponsables

Salvador Muñoz
Los Políticos

Este domingo me desperté más tarde de lo acostumbrado. Dimos la vuelta al parque mi buen Harry y yo y al regresar, vi a mi hija levantada... ¡iban a dar las nueve de la mañana! Qué raro... no lo pensé más y le dije: “Aprovechando que ya estás arriba, ayúdame”. Nos dirigimos a la cocina y empecé a lavar los trastes que quedaron en la cena del sábado mientras ella los secaba.
Intrigado, le pregunté: “¿Vas a salir?” Digo, se me hizo raro verla despierta en un horario inusual para ser domingo cuando por lo regular voy a molestarlos como a las 10 de la mañana para que dejen la cama.
Me dijo que no iba a salir...
Entonces... ¿qué demonios hacía de pie “tan temprano” ese domingo? La respuesta me la dio cuando me dijo: Hubo un choque en la colonia Vasconcelos. Un mustang se impactó por la parte de atrás de un “urbano”. El conductor huyó.
Entonces até cabos. Primero: Mi hija no tenía superpoderes de vidente para ver lo que acaba de ocurrir. Segundo: No, no hay segundo... era evidente que su “momio”, quien vive por esa colonia, debió haber visto el accidente y le habló o mandó un mensaje y tras ello, mi hija ya no pudo seguir durmiendo.
En descargo de la vástaga, se levanta de lunes a viernes temprano para ir a la escuela y culmina sus labores cerca de las 11 u once y media de la noche, dependiendo de su trabajo...
Pero el asunto de todo esto que les cuento está en algo que me llamó la atención y comenté a la guapa mujer que tengo por esposa: ¿Qué obliga a la gente a darse a la fuga en un accidente?
Ella responde rápido: Ser irresponsable.
Estoy de acuerdo, pero qué nos hace ser “irresponsable” ante un acto marcado quizás por la imprudencia o la circunstancia. No lo sé. Puede ser el miedo a las autoridades, a la cárcel, al linchamiento mediático...
Sabemos por las noticias de infinidad de casos en atropellados donde los responsables (irresponsablemente) se dan a la fuga. A lo mejor a usted le ha pasado que un carro le pega por alcance y sin más, el tipo huye y a usted lo deja con la rabia y el susto... ¡ah! y un madrazo en la lámina. ¿Cuántos carros no han sido abandonados por un “borrachazo” después de impactarse en un poste, árbol o hasta casas?
¿A qué le tiene miedo el (i)responsable? ¡Quién sabe!
Yo manejo moto... mmm... bueno, me transporto en moto, y una mañana la mujer me dijo que fuera a tal aseguradora, llevara unos documentos y pagara. Abstraído en mi mundo, la mujer sólo me hacía cumplir con una disposición del gobierno estatal, implementada en la Ley de Tránsito y Transporte del Estado que en su artículo 46 dice así:
“Todo vehículo contará con póliza de responsabilidad civil vigente que ampare, al menos, los daños que se ocasionen a pasajeros o a terceros en su persona y en sus bienes”.
En la aseguradora me dieron un documento que me dicen que siempre debo traer o en su caso, una placa colgada en mi cuello, con un número 01-800 para que los socorristas den aviso, en caso de que pase algo y esté inconsciente.
Entonces, volviendo al tema principal de este asunto, del porqué huye la mayoría de la gente cuando choca o atropella a alguien, la respuesta inmediata y lógica sería: ¿Porque no cumplen con el artículo 46 de la Ley de Tránsito y Transporte?
En lo particular, se me hace de las mejores leyes que han hecho nuestros diputados aunque con un ligero detalle... ¿cuánto cuesta un seguro como el que pide dicha Ley?
A lo mejor la pregunta no es ésa sino más bien es ésta: ¿Todos pueden pagar un seguro como el que exige la Ley?
Ante esa última pregunta, se me hace algo absurda la adición a la referida Ley que a la letra dice:
“Ninguna unidad vehicular circulará en los caminos de jurisdicción estatal, sin póliza de responsabilidad o amparada por el fondo de garantía correspondiente. La Dirección retirará de la circulación, para su depósito en el corralón, cualquier unidad que circule sin la póliza de garantía o sin estar comprendida en un fondo de garantía, en los términos prescritos en el presente artículo y sólo entregará la unidad a su propietario tan luego que haya satisfecho dicho requisito”.
Es ahí donde tuerce el rabo la marrana. ¿Usted, estimado lector, cuenta con un seguro como el que le exige la Ley? Posiblemente sí, pero estoy seguro que muchos no.
Es más, nunca he oído de un “operativo Seguro” para checar si los pizzeros, los de correo, particulares, cuentan con ese requisito que marca la Ley... o checar si un carro particular o los nuevos o viejos taxis, urbanos, combis, tienen ese seguro.
Posiblemente esa sea otra razón para que alguien que atropella a un anciano, a una persona, ya sea por imprudencia del conductor o del peatón, prefiere huir; igual que el tipo que pega y da el volantazo para iniciar una loca “pelada” antes que parar y ver la condición del choque.
Sí... algo ha de ser cierto en lo que dice Brenda... somos irresponsables... nos cuesta asumir nuestros errores y más cuando sabemos que no contamos con las disposiciones que exige la Ley.
A ello le agregaría dos cosas más:
Una falta de conocimiento por los Seguros (soy neófito, lo confieso... la buena es mi esposa) y una crítica condición económica que impide a un grueso de la población, hacer un esfuerzo para pagar este servicio. No todos tienen a una Brenda en casita que hace de nuestra economía milagros.
Es más, no sé cuál sea mi proceder cuando en determinado momento me viera envuelto en un accidente. ¿Huiría? ¿O esperaría a las autoridades? ¿Usted qué haría o qué ha hecho?
Mientras eso cavilamos, Brenda suelta la pregunta a mi hija sin malicia, sin perversión: “¿Vas a salir?” porque también a ella se le hace raro verla despierta tan temprano, sin saber que fue culpa de un chofer irresponsable la que la obligó salir de la cama antes de lo que ella hubiera querido...
De haberlo, créanlo que mi hija compraría un seguro para evitar que los domingos la levantaran tan temprano.

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