jueves, 20 de octubre de 2011

Carolina arrasa Díaz Mirón

¿Semarnat y Gobierno del Estado autorizaron?


Marco Antonio Aguirre Rodríguez
Místicos y Terrenales

La alcaldesa de Veracruz, Carolina Gudiño Corro, da muestras más que claras que le importa más el negocio, que el bienestar de la ciudad.
Su intención de ampliar Díaz Mirón para abrir espacio para que circule un metrobus la hace tirar, en operación veloz, los arboles que están a las orillas de la alameda.
Y empezaron de noche, como los que no quieren ser vistos. Cuando la población no sale a la calle, sobre todo en estos tiempos, porque hasta hace un año, a la media noche el movimiento por Díaz Mirón era bastante intenso.
El pretexto de Carolina es la modernización. Y con esa bandera, y la inconciencia por el entorno ambiental, la belleza urbana y el sano desarrollo de una ciudad, ya dio la orden de tirar árboles que incluso tienen más de 100 años.
Pero de que el metrobus pasará por Díaz Mirón y que a ella le tocará una buena participación, así ocurrirá.
¿O sólo hace esto por pura inconciencia?. Si la Presidenta Municipal afirma que nada tiene que ver su interés económico en buscar que pase el metrobus por Díaz Mirón, tomaré eso como cierto y diré que así es.
Y entonces me quedaré sólo con la parte de su falta de visión del desarrollo urbano armónico, su inconciencia ecológica, su falta de visión para la construcción y preservación de sitios llamativos al turismo (¿acaso nadie le ha dicho lo maravillados que quedan los habitantes del centro y norte del país cuando ven toda la vegetación que hay en Díaz Mirón?). Y su desamor por Veracruz.
Pero si el asunto es por negocio, total, con los recursos que obtenga podrá huir de Veracruz cuando deje de ser la gran mística del ayuntamiento. No será la primera vez que un alcalde huye de Veracruz para no soportar los malos tratos de los porteños cuando tienen que vivir como cualquier ciudadano.
Pero hasta eso, el metrobus se puede ubicar en las avenidas Ignacio Allende, Miguel Alemán, Simón Bolívar, Diaz Mirón después de Simón Bolivar; o 16 de Septiembre, hasta el bulevar Avila Camacho, o de plano por todo el bulevar, desde el Club de Yates hasta Boca del Río.
Y los transportistas tendrán que ajustarse o protestar y presionar para que les den participación en ese proyecto.
Son 280 árboles los que serán derribados, menos, como dijo el director de Obras y Servicios Públicos del ayuntamiento de Veracruz, Jorge Enrique Baños Illana, algunas palmeras protegidas por la Semarnat, que serán trasplantadas, pero incluso las llevarán fuera de Díaz Mirón.
Supuestamente existe un dictamen de la Dirección de Protección Civil municipal asegurando que “varios de los árboles” (o sea, no todos) eran un riesgo para la ciudadanía.
A cambio, prometió que se plantarán dos mil arbolitos para regresarle la belleza a Díaz Mirón.
Una buena cantidad de árboles, ¿de dónde los van a sacar?, ¿los van a comprar en otros lados para traerlos a Veracruz a morir por inadaptación, como ocurre con las palmeras que se siembran en el malecón?.
Ante esto surge una duda: ¿La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), federal, y la Secretaría de Medio Ambiente, del Gobierno del Estado, autorizaron la tala?.
Y esto debe ser, porque la Semarnat es la única que puede autorizar el derribo de árboles.
Por cierto, Carolina Gudiño va en contra del desarrollo sustentable que el Secretario de Medio Ambiente del gobierno del estado anunció, precisamente ahí, en Veracruz, el pasado 11 de octubre, cuando hizo público que se le devolvía la protección al área de Tembladeras.
En esa ocasión ratificó “el compromiso que esta administración (la del Gobernador Javier Duarte de Ochoa) tiene de salvaguardar el patrimonio natural de los veracruzanos”.
Y la avenida Díaz Mirón está en ese encuadre.
Por cierto, en esa ocasión el funcionario estatal estuvo acompañado de la diputado Ainara Rementeria Coello, la cual hasta ahora ha evadido su responsabilidad en el tema de la avenida Díaz Mirón, aún cuando es la Presidenta de la Comisión Permanente de Medio Ambiente en el Congreso local, y sus aspiraciones son gobernar el municipio de Veracruz.
Pero en el ecocidio para que el negocio funcione, incluso se atreven a mostrar una supuesta faceta de filantropia, al anunciar que la madera que se obtenga de los árboles la convertirán en mobiliario para escuelas de bajos recursos, o el sentido “práctico y de darle un toque natural” a algún parque, al convertir la madera en “huellas de madera”.
Son 48 millones de pesos los presupuestados para la obra, supuestamente de recursos propios del ayuntamiento (por cierto, la mayoría de las obras realizadas hasta ahora corresponden a recursos federales), pero esto solo es para el tramo del Parque Zamora al Parque Cri-Cri.
Lo que no está definido es si el cabildeo hacia los regidores y el sindico del ayuntamiento de Veracruz para que acepten este ecocidio está incluido en ese presupuesto o los recursos se toman de algún otro lado. La única edil que se ha mostrado congruente en la defensa de los intereses de la ciudad, es la panista Verónica Pulido Herrera (quien por cierto, tiene como principal defecto ser del grupo de Sergio Vaca).
Vaya, hasta el síndico José Antonio Sierra, se dobló ante la fuerza de este “cabildeo”.
Esto es, que los 280 árboles amenazados corresponden solo al tramo referido.
Lo más probable es que el siguiente tramo, el que corresponde del Auditorio Benito Juárez a Simón Bolívar reclame otro número de árboles a ser derribados.
Sin embargo es probable que ese tramo quede pendiente por el momento, debido a que la administración municipal de Carolina Gudiño no ha encontrado como acomodar los recursos propios del ayuntamiento de Veracruz para obtener los otros, por lo menos 50 millones para seguir con los trabajos, en 2012 o incluso en 2013.
Ante esto la expectativa de la alcaldesa es pedir al Consejo para el Desarrollo Metropolitano de Veracruz los dineros necesarios para la segunda etapa.
Pero en esa instancia tiene dos pequeños inconvenientes:
1. Las decisiones son colegiadas, y en la instancia intervienen otros ayuntamientos, además de que los recursos se buscan sobre todo para atender problemas de las zonas conurbadas.
2. Al parecer su relación con Fernando Charleston Hernández, el Subsecretario de Planeación de la Sefiplan, y quien en realidad opera el Consejo, no son muy buenas, porque el joven funcionario es aparentemente igual de (¿qué palabra usar para no poner prepotente?, ¿autoritario?... – en fin, la que sea-) que Carolina Gudiño, y de tendencias políticas encontradas.
En síntesis, la destrucción de Díaz Mirón es un proyecto de quien se cree una mística iluminada, capaz de hacer su voluntad por encima de cualquiera.
¿Alguién puede detener la “obra” de Carolina Gudiño?.

marcoaguiro@hotmail.com

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