domingo, 5 de febrero de 2012

Los ausentes de Tlacotalpan

Salvador Muñoz
Los Políticos

Vi a Héctor y Pepe Yunes en Tlacotalpan... Vi al gobernador y a su esposa en Tlacotalpan... Vi a Edith González en Tlacotalpan... claro... los vi en gráficas, en cantidad de gráficas que ponderaron el éxito de una fiesta religiosa que se bifurca en deidades: Unos adoran a La Virgen de la Candelaria y otros adoran a Baco.
Por supuesto... en ningún momento vi a los hijos de Héctor y Pepe Yunes... tampoco a los hijos del Gobernador y de su esposa... mucho menos a Francesca, la hija de Edith y Creel.
¡Qué pena!

Digo, siendo funcionarios y actores de renombre que sus hijos no tengan oportunidad de disfrutar un espectáculo digno de sus ojos como es el embalse, realmente es un desperdicio...
Pero están las corridas de toro. Allí también hay valientes que se enfrentan con más armas que un capote a una bestia... ¡ah! Y unas banderillas que hieren y hacen sangrar al toro.
Creo que ante los ojos de sus hijos, debe ser un espectáculo maravilloso ver la muerte del cornúpeta atravesado por una espada ¡ah! y si no muere por ello, una daga clavada en su nuca... hasta que estira la pata.
II
Quizás por eso pasó desapercibido el actuar del alcalde de Teocelo, Cristian Teczon Viccon, cuando debió ser una nota de corte internacional: Se opuso a las Vaquilladas.
Independientemente de que al igual que en Tlacotalpan, en Teocelo hay una celebración religiosa (a finales de enero, el 27, el Santo Entierro de Cristo), ocurre lo mismo en la adoración de deidades: Aman a Cristo y también a Dionisios.
El alcalde Teczon lo definió mejor: Turismo alcohólico.
Los riesgos en torno a este “turismo”, los concentra en accidentes y peleas. Además de que económicamente no es favorecido el ayuntamiento con ganancias. Y por si fuera poco, la Vaquillada es un invento de quienes gustan de lucrar con el sufrimiento de los animales...
Curioso, en Tlacotalpan es una tradición pero que roza con la barbarie.
¿Dígame quién, en su sano juicio, agarra el rabo del toro y se lo muerde? Yo vi la foto.
¿Por qué, si es una “gran fiesta”, no veo a Héctor y Pepe Yunes (quieren ser nuestros senadores) así como a Javier Duarte (ya nos fregamos, ése es ya nuestro Gobernador), celebrando con los adoradores de Baco, toreando al Cebú?
¿Cuál es la diferencia? ¿la cantidad de alcohol consumida? ¿su cultura? ¿su educación? ¿Cuál es la diferencia? ¿En que son políticos? ¿Son funcionarios? ¿son de otra clase? No entiendo... ¡ah! Posiblemente sea que el Pan y Circo es exclusivo para el pueblo... “para la prole”, dixit Pau Peña Pretelini.
III
Vienen las elecciones. En la pasada contienda donde elegimos diputados, yo voté por uno que me dijo que defendería los derechos de los animales. Le di mi voto. Y aunque sé que es buena persona creo que su memoria es la mala. No he visto que alce la voz para por los animales, para acabar con esa tradición corrompida en Tlacotalpan, en Xico o Teocelo. Créanme que si va por alcalde no creo darle de nuevo mi voto.
Y si agrego Teocelo, es porque se ganó una batalla en pro de los animales, no la guerra.
En agosto se celebra la fiesta principal de Teocelo... ¡igual con vaquillada!
Para ello, desde este momento, Mascotas Amigas ya trabaja en la concientización entre la población sobre la importancia de no realizar estos eventos y del respeto a los animales. Es necesario que la gente haga suyo estos temas y no sólo el alcalde y las sociedades protectoras de animales... ¿nuestros diputados? ¡jajajaja! Ésos con cobrar y alzar el dedo están contentos.
No se necesita violencia hacia el animal para festejar a Nuestra Señora de la Asunción porque es seguro que dicha Virgen no creo que demande este tipo de sacrificios.
Se puede ofrecer un espectáculo familiar a los vecinos de Teocelo y al mismo turismo, lejos de la barbarie disfrazada de efervescencia religiosa.
De verdad que daría gusto que nuestros diputados locales y federales asumieran su papel de representantes populares pero a la vez, trabajaran en fomentar otro tipo de educación que puede empezar por ellos, haciendo algo por acabar con estos “espectáculos sangrientos” que en nada ayudan a la sociedad. Ojalá Héctor, Pepe Yunes y Javier Duarte asumieran su papel, no de políticos, no de funcionarios, sino de padres preocupados, sólo así entendería el porqué no estuvieron sus hijos en el Embalse de Tlacotalpan.

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