viernes, 9 de marzo de 2012

Los elector-domésticos

Miguel Ángel Gómez Polanco
Vía Crítica

Los que solucionan vidas, facilitan las cosas y cuando se descomponen, hacen sentir que una necesidad insatisfecha puede concluir en declive del momento vivido; los baratos, de los que más hay; las herramientas con las cuales todo parece más sencillo. Sí, amiga y amigo lector, esos son los elector-domésticos.
Una especie como esta recurre normalmente a las modas y, sobre todo, a la cultura que distingue el entorno en el que se desenvuelven, para conseguir ser funcional y suele ser de clase media para abajo. Por ejemplo, si un candidato es “guapo” y se casa con una actriz, seguramente la televisión será el vehículo por el cual este personaje consiga hacer del elector-doméstico un utensilio que le favorezca en los comicios donde compita. El elector-doméstico sabe ser un buen elemento populista y rara vez indaga más; es conformista.
El acceso a un elector-doméstico, generalmente es por la vía temática “on top” de cada país. ¿Quiere saber si usted es un elector-doméstico? Hagamos pues, un ejercicio con esta aseveración a través de un lacerante tópico que en México tiene una amplia repercusión, pero pocas garantías: los derechos humanos.
¿Recuerda la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, allá por julio del 2011? Aquella en la que la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CoIDH) recomendó la restricción del fuero a las Fuerzas Armadas, para ser juzgadas en tribunales civiles, en caso de incurrir en violaciones a los derechos humanos.
Esta acción respondió a la condena que la CoIDH hizo a México en noviembre de 2009, en la que se pedía reformar el Artículo 57, relacionado al fuero de guerra cuando son denunciados delitos de desaparición forzada, luego del análisis que se realizó al caso del activista Rosendo Radilla Pacheco, en 1974, calificado como desaparecido de forma forzada en su natal Atoyac de Álvarez, Guerrero, durante aquella época de fuerte represión y agresiones a los derechos humanos denominada “Guerra Sucia”.
Como es de suponerse, ni con el referente de Radilla Pacheco ha sido posible que las disposiciones se cumplan. De hecho, recientemente el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias de la ONU, dio a conocer en el informe entregado al Consejo de Derechos Humanos de la organización, que las desapariciones forzadas en México siguen siendo un tema complicado que no ha recibido la atención pertinente.
De igual forma, se hicieron observaciones sobre el Artículo 215 del Código Penal Federal, alusivo al abuso de autoridad.
No obstante, la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas Contra las Desapariciones Forzadas (CIPPDF) reconoció en su “Informe 2011 sobre las desapariciones forzadas en México”, que la tipificación de este delito contiene graves lagunas que comienzan precisamente desde que el artículo en cuestión (215) restringe la autoría del delito a “servidores públicos”, desatendiendo a aquellas terceras personas que con el apoyo, autorización de agentes del Estado cometen el delito, lo cual “presenta un obstáculo para asegurar la sanción de ‘todos los autores, cómplices y encubridores’ provenientes de ‘cualesquiera de los poderes u órganos del Estado’”, cita el documento.
En este sentido y a pesar de las observaciones en materia legal generalizada para el país; Veracruz forma parte de los estados que sí contemplan en sus legislaciones estatales a las desapariciones forzadas. Irónicamente, es nuestro estado el que para la misma ONU representa mayor peligrosidad para ejercer el activismo, periodismo y afines, así como ser uno de los estados donde el abuso de autoridad y la omisión se presentan con mayor frecuencia.


SUI GENERIS
¿Qué sabor le deja el contexto explicado? Seguramente el de la indignación, miedo e incertidumbre. Si es así, por lo menos puede celebrar que no pertenece a la élite de los elector-domésticos. ¿Por qué? Sencillo: usted es una persona preocupada por la situación del país, más no de las artimañas dignas del espectáculo más burdo, empleadas para distraer la atención respecto a estos trascendentales temas.
Destaca además, que las desapariciones forzadas pueden ser fácilmente confundidas y/o incluidas en los casos relacionados con el crimen organizado, como las que han sido ventiladas últimamente en los casos de Mikhele Jiménez Velasco, Gemma Mávil y Mayté Martínez, de los cuales, uno fue resuelto por la pericia del secuestrado al escaparse de sus captores y, los otros dos, siguen sin resolverse. Al final, todo queda en impunidad, aunque pese más la galantería de Peña Nieto, el amor de Andrés Manuel o la candidez de Josefina.
Por ello sugiero hacer caso al gobernador veracruzano, Javier Duarte de Ochoa: como padres de familia, deben comunicarse más con sus hijos… Sí, porque puede ser que sólo de esa manera se les haga entender que la seguridad en las calles depende más de ellos, que de las aptitudes de las autoridades para la prevención de las desapariciones o secuestros, pues como dice el subprocurador de Justicia en la zona Xalapa, Antonio Lezama Moo, “la mayoría desaparecen porque se van con el/la novia”.
Y es que sin importar las desatenciones que los organismos internacionales les han señalado, pareciera que el gobierno mexicano quisiera hacer del sufrimiento de la sociedad, un arma mediática y manipulada para crear un nuevo ejército de elector-domésticos que les cuesten poco, faciliten la obtención del triunfo y les solucionen la vida, a costa de la nuestra. Por eso, si usted conoce un elector-doméstico, no lo denuncie ante la Fepade; mejor oriéntelo y colabore con la urgida conciencia del país, ya que es un hecho que lastimosamente, la solución está en nosotros.

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