jueves, 22 de marzo de 2012

Mi prenda amada

Salvador Muñoz
Los Políticos 

Cada día que pasa me siento más cansado... creo que ha llegado el momento de poner un negocio propio.
Esas eran las palabras de don Ratael a su mujer.
–¿Y en qué negocio piensas, viejo?
–¡Una casa de empeño!
–¿Como el Monte de Piedad?
–Pero sin piedad...
Mmm... ¿no hay muchos en Xalapa?
–Mas no deja de ser negocio...
II
Se acuerdan de hace unos días que escribí sobre el robo a doña Olivia ¿A dónde creen que haya ido a parar su cadenita de oro?
Por supuesto que sería una tarea titánica para la señora recorrer el Monte de Piedad o las múltiples casas de empeño que hay en la ciudad, en espera de tener la bendita suerte de encontrar, entre tanta prenda, su prenda amada.
El robo a casas-habitación, el atraco a transeúntes y los hurtos a uno que otro descuidado, podría tener como destino las casas de empeño en Xalapa.
En el sexenio de Fidel Herrera hubo un incremento extraordinario de estos negocios que empezaron a competir con el Monte de Piedad. Al cierre de su administración, había 89 casas de empeño... actualmente el número oscila en aproximadamente 130.
¿Es buen negocio para que su número se multiplicara vertiginosamente o simplemente es una fachada de “lavandería”?
III
Acláreme si me equivoco. Pocas veces he ido al Monte de Piedad, pero soy muy bruto para entender su mecánica:
¿Cuáles son los requisitos para empeñar una prenda?
* “Para el empeño de una prenda es necesario que se encuentre en buenas condiciones y sea comercial. Deberá presentar identificación oficial vigente y válida para la institución”. Dixit Monte de Piedad.
* “Después de presentar tu identificación oficial con fotografía y la ‘prenda’ que se quedará como garantía del préstamo prendario, en la ventanilla de la sucursal, un valuador calificado te comunicará el monto del préstamo prendario a otorgarte en función del avalúo de la prenda”. Dixit Prendamex.
Cito a estas dos por ser las más populares en la capital veracruzana. Como ven, son dos elementos los que se requieren: La prenda y una identificación. Así funciona y les funciona bien... ¿pero a quién?
IV
Supongamos que usted se dedica al noble oficio de la Uña, el Dos de Bastos y el Atraco. Hoy, el fruto de su esfuerzo le dejó un celular, unas joyitas, quizás uno que otro aparato electrodoméstico así como herramienta de trabajo como un taladro o una sierra... por supuesto que eso no van a comer en su casa así que hay que transformar el latrocinio en dinero... ¿cómo? llevándolo a la casa de empeño. ¿Funcionará esa credencial que venía en esa cartera? ¿en esa bolsa? o si no, pues se manda a la misma madre, que con su carita de viejita tierna ¿quién podría sospechar de ella?
Así es... si usted compró su laptop, celular, tele, herramienta eléctrica con todo y factura, y los amantes de lo ajeno lo chingaron siempre le quedará de recuerdo la factura porque en las casas de empeño ¡no la piden!
V
¿Se puede hacer algo?
Al menos en Veracruz y resto de estados y el Distrito Federal, no. En Chiapas, sí.
Con la Ley que Regula las Casas de Empeño en aquel estado, muy independientemente del Protocolo que lleva la apertura e integración de una casa de empeño, donde tiene un papel determinante Hacienda local y el mismo Gobernador, me llaman poderosamente la atención dos incisos en dos capítulos que a continuación expongo:
1)
* Capítulo III
Artículo 30.- La boleta de empeño contendrá:
VIII. “Datos de la factura” que ampare la propiedad de la prenda.
2)
Capítulo VI
Artículo 48.- Se impondrá multa de cincuenta a quinientos salarios mínimos diarios
vigente en el Estado, cuando:
V. El permisionario omita anexar al contrato de mutuo con interés y garantía prendaria,
los documentos que amparen la identidad del pignorante, o “la factura que ampare la
propiedad del bien pignorado”.
Me permití entrecomillar las palabras clave... FACTURA.
Quiero comentar algo: Dentro de la Ley que Regula... de Chiapas, no hay texto que comente qué onda con las alhajas, con las joyitas, con el oro, con los centenarios, etcétera. ¿Me entiende? Haga de cuenta que usted tiene la esclava de oro que lleva tres generaciones en la familia y ¡pues no hay factura!
¿Qué hacer ahí entonces? O no la empeña o mejor se lleva a empeñar al cotorro.
Como sea, de cierto modo, esa Ley podría frenar en algún momento dado la facilidad que tienen las “ratas de dos patas” para canjear por dinero sus hurtos.
VI
En fin, mientras esperamos que alguno de nuestros diputados o hasta el mismo Gobernador se avienten el tirito para crear una Ley que regule tanta Casa de Empeño (con factura en mano, como agregado), es posible que don Ratael y su mujer hagan el negocio de su vida... y si le robaron, es cuestión de buscar, quién quite, tenga suerte y encuentre su prenda amada.

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