viernes, 30 de marzo de 2012

¡Y apenas es martes!

Brenda Caballero
Números Rojos

Caminaba por el parque con Harry, a pesar de que me hubiese sangrado por la mordida que me dio en la boca. No lo justifico pero tuvo razón, lo estaba molestando.
La mordida no fue profunda, tan solo un “estate quieta y no me chingues, que quiero dormir”. Debo aceptar que al principio me enojé. Ya conforme me disminuyó la sangre, se me quitó el coraje.
Algo semejante le pasó en Veracruz a la actriz Edith González, quien actualmente patrocina el turismo en nuestro estado bajo el lema: “Soy Veracruz”.
Cuentan que a Edith González le colocaron durante una grabación en el hombro un cocodrilo pequeño de tan solo año y medio, y que se le ocurrió darle un pequeño besillo, algo que el animal resistió, el problema fue cuando le empezó a dar muchos más, y de repente ¡¡¡zas!!!, que le propina tremenda mordida en el labio superior, que le sangró inmediatamente; afortunadamente, tanto para ella como para mí, solo fue requerido agua y jabón.
Pero volviendo a mi paseo con Harry, entraba ya la noche, cuando en una de las calles de la Unidad Habitacional Jardines de Xalapa, para ser precisos, atrás del centro comercial Walmart, se encontraba estacionado un vehículo compacto color naranja, de modelo reciente, en su interior, cuatro chicos (dos mujeres y dos hombres) presentaban estado inconveniente.
Harry se acercó a husmear por allí, y a mí no me quedó de otra que echarme el tufazo de alcohol que desprendía el vehículo de su interior.
Adelante, una de las chicas (que probablemente no alcanzaba la mayoría de edad) tenía la mirada pérdida. Me imagino que andaba como los “desos” de mi Harry... ¡hasta atrás!
Seguí mi camino y llegué a casa. Había pasado como hora y media cuando volvimos a salir, y al pasar nuevamente por el mismo lugar ¡sorpresa! Los chicos seguían allí, uno de ellos se había bajado, y hablaba por celular, me imagino con algún familiar puesto que al colgar, la chica de mirada extraviada, inmediatamente le dijo: “¡Queeeé! Te regañaron”… a lo que el chico contestó: “quiero seguir chupando con ustedes”…
Eran cerca de las once de la noche, cuando mi marido, Harry y yo, dábamos el último paseo. De repente una patrulla de Seguridad Pública del Estado que pasaba por la Unidad, nos preguntó por cierta dirección, de la que se tenía reporte de robo. Inmediatamente la orientamos, no sin antes comentarles a los policías del caso de los muchachos que estaban ingiriendo bebidas en la vía pública.
Antes que me diga usted “¡chivatona!”, “koolaid” o “mala leche”, le diré que mi intención era que no manejaran en estado de ebriedad, puesto que podrían accidentarse o provocar un accidente a un tercero sin deberla ni temerla.
Pero no le hago el cuento largo, la camioneta de policía se acercó al automóvil, que para entonces, se encontraba vacío, pues los cuatro ocupantes habían descendido de él. Ambas parejas se encontraban a los besos… y algo más, sin faltar por supuesto las latas de alcohol.
Era tan extremo el estado de los chicos, que ni cuenta se dieron cuando la unidad de policía se estacionó junto a ellos.
Después de unos minutos de charla, algunos manotazos de discusión, algunas llamadas a celular, una de las chicas tomó las llaves, arrancó el auto y subieron los otros tres jóvenes.
¡Quéee!, ¿como es posible que los dejaran ir? ¿no se supone que tienen que inmovilizar el automóvil? ¿o llamar a algún familiar para que sea el conductor designado? ¿Dónde está la multa por el alcoholímetro? ¿No se tienen que llevar el automóvil al corralón?
Mi marido se acercó a preguntar qué procedía, ellos contestaron: “sólo podemos pedirles que se vayan de aquí”. O sea, que sigan tomando en otra calle que no sea ésta, o a lo mejor matarse como recientemente lo hicieron 6 chicos que estrellaron su automóvil Ibiza en un macetero de la Avenida Ruiz Cortines y Reyes Heroles, por la combinación de velocidad, irresponsabilidad y alcohol.
Esperamos a la patrulla que pasara, la cual nunca lo hizo, las preguntas nos asaltaron: ¿les habrían dado mordida?, dijera el difunto Capulina: puede ser, tal vez, a lo mejor, quién sabe…
Volteé a ver a mi marido y le dije ¿sabes que es lo peor? ¡Que apenas es martes!

Email: caballero_brenda@hotmail.com

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