domingo, 22 de abril de 2012

Cleptocracia

Salvador Muñoz
Los Políticos
La foto la puede ver también en ZOO haciendo click en este texto

Viajo en taxi... el ruletero, en un improvisado dejo de sinceridad, confiesa que tiene dos días buscando a una persona a la que le tiene que entregar “x” cantidad de dinero para que le den sus documentos de que “pasó la revisión vehicular”... ¿cómo? fue mi exclamación, de sorpresa, no de interrogación pero él la entendió como inquiriendo: “Sí, no me dio tiempo de hacerla y pues con una lana extra que se gana el amigo, me da los documentos...”
Mi buzón funciona como comunitario en el edificio que habito y dígame “chismoso”, pero allí me doy cuenta de qué vecino adeuda su pago de agua. Un error en el diseño de los condominios deja por dentro el medidor del agua lo que hace imposible dos cosas: Checar cuánto es lo que realmente consume una casa del vital líquido y por ende, la supervisión del personal de la CMAS, porque para que le abran la puerta, está canijo.
Este sábado fuimos a la tienda donde labora un amigo, Fred. De inmediato, nos percatamos de su ausencia. Sus compañeros nos cuentan que tuvo un percance: Los amantes de lo ajeno entraron a su casa, que habita con su hermana, aprovechando que ambos fueron a una fiesta, y les robaron varios objetos personales.
Hace unos días, en ZOOciedadanonima.com, subo una foto de una funcionaria mostrando un poco de sus encantos y una colaboradora de ella me pide que la baje porque le resulta ofensiva. Le digo que me parece respetuosa su posición, pero mi posición es contraria: no me parece ofensiva. Me insiste que la baje, que piense en mis hermanas y mi madre. Mi respuesta es la misma: “No, porque no la veo ofensiva”. Para no hacer el cuento largo, remata: “En verdad te pido, ayúdame, bájalas o dime qué podemos hacer para que las bajes”. Allí fue que corté la conversación... No sé si la foto era ofensiva pero más insultante fue lo último que me puso con eso de “qué podemos hacer”.

Ejemplos varios pudiera seguir poniendo pero capaz de que lleno la cuartilla y lo aburro... el asunto de toda esta faramalla que le cuento es para decirles que estoy descubriendo que lo que conocemos como democracia no debiera llamarse así... creo que vivimos en una cleptocracia donde los súbditos, la plebe, la prole, seguimos al pie de la letra lo que nos dictan nuestros soberanos.
Mentimos, robamos, engañamos, estafamos, sobornamos, corrompemos... bueno, he de suponer que no todos lo hacen, habrá sus pinches excepciones en un mundo donde la transa impera... son los raros, o como pueden ser calificados por los que no creen que haya que ser honestos: Son pendejos.
Pero somos el ejemplo de nuestras autoridades. Desde la más alta representatividad hasta la más baja. Desde el guardaespaldas hasta el poli de la recepción.
Arrogancia, prepotencia, altanería a simple vista, a menos que sea periodo electoral, que es entonces que se vuelven atentos, serviciales y hasta agradables.
Detrás de esas máscaras están los jugosos negocios, las constructoras, las empresas hechizas de la noche a la mañana que la misma Hacienda podría decirnos cuántos son los negocios que florecieron en un sexenio y desaparecieron al inicio de otro...
Podemos ver obras al madrazo, de mala calidad, pésimos servicios que no evidencian más que la Cleptocracia está trabajando, está funcionando, está generando...
Por eso, con nuestros candidatos, de cualquier partido y cargo que aspiren, el rollo es casi el mismo: Progreso, desarrollo, educación, salud, seguridad...
Pero ninguno de ellos habla de “renovación moral” (¿dónde la he oído antes... donde?)... ¿para qué cambiar a la sociedad si así como está, está bien? Denle gorras, denle copetes, denle bigotes, denle chucherías y porquería y media... ella está contenta así más cuando en nuestra Cleptocracia, para mantenerla viva, sea el partido que gobierne, habrá de aplicarse la máxima que hace que nuestra ciudad, estado o país, siga perfecto, como maquinaria suiza, trabajando en pro de quienes la siguen al pie de la letra... el que no transa, no avanza. ¡Viva la Cleptocracia!

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