lunes, 18 de junio de 2012

Los porros de Peña Nieto

Roberto Morales Ayala
Zona Franca

Los antipeñistas y los #YoSoy132 son una plaga. A Enrique Peña Nieto no lo sueltan ni le dan tregua. De asesino no lo bajan; le recuerdan la represión y el crimen de San Salvador Atenco; lo implican en la muerte de su primera esposa; le dicen hijo y títere de Carlos Salinas de Gortari, y no lo quieren ver en la Presidencia de México a ningún precio.
Donde va, sea en Colima, sea en Querétaro, sea Zacatecas, sea Saltillo, sea Córdoba, los críticos del candidato presidencial del PRI hacen escándalo, lo repudian y le auguran un fracaso electoral el próximo 1 de julio. Esa es su apuesta y en el camino, lo mismo gritan que han salido raspados, a veces apaleados, a veces crucificados.
En Coatzacoalcos, apenas el viernes 15, cuando el Movimiento Antipeña y los integrantes del #YoSoy132 esbozaron que harían ruido, que encararían a Peña Nieto, las fuerzas del viejo PRI se hicieron visibles, gruñeron enseñando los colmillos y mordieron.
Dos autobuses con jóvenes provenientes de Minatitlán y Acayucan fueron atajados en la autopista Coatzacoalcos-Minatitlán y no les permitieron entrar a la ciudad. Esa faena la cumplieron patrullas de la policía intermunicipal, que no dan una para prevenir la delincuencia y sus efectos, pero que está presta y eficaz para violentar un derecho constitucional, el derecho de tránsito. Los antipeñistas alegaron mil causas y esgrimieron mil razones, incluso continuar su marcha a pie, pero no les permitieron continuar su camino.
La violación a sus garantías constitucionales es preocupante, y lo es más cuando las corporaciones policíacas sirven a los intereses de un partido político, el PRI, lo que nos deja dos lecturas: el gobierno de Veracruz está inmiscuido en el proceso electoral, y esta es una prueba irrebatible de ello, y que la anquilosada maquinaria priísta sigue operando sin pudor alguno.
Eso ocurrió poco después del mediodía, a eso de la una y media de la tarde. Casi cuatro horas después, otro contingente de integrantes del #YoSoy132 y el Movimiento Antipeñanieto se concentraron en el parque Independencia. Se organizaron, portaban cartulinas y mantas, gritaban consignas y se armaron de valor para enfrentar a la cargada priísta, que para entonces sumaban cerca de 20 mil acarreados.
Caminaron y cruzaron la primera valla, integrada principalmente por mujeres. En el segundo retén, a la altura del monumento a Miguel Hidalgo, en pleno malecón costero, a una cuadra del sitio en que Peña Nieto lanzaba su rollo salvador, ocurrió el choque con un grupo de vándalos priístas, jóvenes con lenguaje agresivo, ademanes amenazantes, provocadores.
En ese punto se tiraban de la camisa, se increpaban y se amagaban. Unos, los antipeñistas, insistían en atravesar la línea de fuego; otros, los porros de Peña Nieto, retaban y garantizaban una madriza para quien lo intentara. Volaron objetos que produjeron descalabrados. La respuesta de los #YoSoy132 y el Movimiento Antipeñanieto fueron arengas contra la violencia y el ya famoso “Ese es el PRI… ese es el PRI…”.
No una, varias veces se les vio jalonearse, y en esas andaban cuando desaparecieron teléfonos celulares de jóvenes que captaban en video aquella escaramuza. El robo alcanzó también a reporteros que cubrían el evento, mientras los porros peñistas festejaban la pillada.
A los antipeñistas les llovió de todo. Decenas de videos captaron a un porro aspirando algo que traía en la mano, mientras una mujer priísta perdía la compostura; alegaba, reclamaba y finalmente exhibía una seña obscena, imperceptible para los #YoSoy132 cuyas miradas se dirigían hacia el sitio en que Peña Nieto pronunciaba su discurso.
Peña Nieto ha sido insistente en que el PRI de hoy no es el PRI de los dinosaurios; que no es su generación y que los emisarios del jurásico están en los panteones. Peña Nieto ha instado a los priístas “a romper con el pasado”, o sea con su estirpe. Peña Nieto se ha deslindado del viejo PRI.
Una cosa es lo que dice y otra es lo que hace. En los hechos, el PRI de Peña Nieto es tan abusivo y represor como el PRI de sus ancestros.
A los jóvenes antipeñanietistas y a los integrantes del #YoSoy132 en Coatzacoalcos no se les trató con tolerancia ni con respeto. Sus consignas se inscribían en una línea de crítica pero también en el ejercicio de su libertad de expresión.
La policía actuó como en los tiempos del viejo régimen autoritario. Cercó la ciudad, negó el derecho de tránsito y los discriminó al tratarlos como ciudadanos de segunda. Lo que hizo la policía intermunicipal fue un atropello a la ley y una violación de los derechos humanos, propio de la Gestapo alemana o de las fuerzas fascistas de Mussolini, en Italia.
Asoma el rostro violento de Peña Nieto. Usa porros para contener la oleada de jóvenes que protestan por el proyecto para imponerlo en la Presidencia de México; porros adolescentes con actitud delincuencial, raterillos de baja monta.
Los porros de Peña Nieto son la evidencia de que el viejo PRI no se ha ido; sólo se disfrazó de nuevo proyecto político, con copete y nuevas mañas.
Peña Nieto habla de tolerancia y respeto a quienes disienten del PRI. Peña Nieto miente. En la práctica no es así. Formado en la antigua escuela priísta, en el feudo del grupo Atlacomulco, no podía actuar de otra manera. El viejo PRI nació y se consolidó en la imposición de sus dictados.
Por eso los porros, por eso la intolerancia, por eso la represión.

No hay comentarios: