jueves, 26 de julio de 2012

INM-Veracruz: corrupción y violación a los derechos humanos

José Luis Ortega Vidal
Claroscuros

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El descarrilamiento del tren en la vía Medias Aguas-Tierra Blanca el pasado 17 de junio, desnudó una vez más un drama que autoridades nacionales e internacionales y la sociedad prefieren “hacer como que no ven”: el de miles de migrantes latinoamericanos que día con día, mes con mes, año con año, se movilizan por hambre, arriesgan su vida y renuncian a sus derechos humanos como cuota obligada a su paso por México.
Coatzacoalcos se convirtió de pronto en la capital circunstancial del destino migrante y este papel –de plano- incomodó a más de uno: entre ciudadanos, autoridades de los tres niveles de gobierno y el capital privado.
Hasta el miércoles once de julio, la ciudad se vio abarrotada por miles de centroamericanos que poblaron las calles; pero sobre todo las esquinas donde pidieron limosna y las sombras de los puentes que sirvieron de cobijo momentáneo a la espera de “la bestia”.
Indefensos, comiendo muy cerca de los sitios donde defecaban, nuestros “visitantes” hondureños, salvadoreños y guatemaltecos mostraron el significado que en México, en Veracruz y en Coatzacoalcos se le da al concepto de Derechos Humanos: el del desdén; el rechazo; la indiferencia, la corrupción.
Las cifras fueron y vinieron: son dos mil, dijeron algunos; suman más de tres mil, aseveraron otros.
Lo cierto es que no existe un censo certero en torno a los migrantes y este caso no fue la excepción.
Rafael Pretelín Poucholen -un político de origen priista y nativo de San Andrés Tuxtla, que viró al PAN y ocupa el cargo de delegado estatal del INM- fue categórico en su apreciación del fenómeno: “son menos de 450”, declaró al periódico El Universal a propósito de los migrantes varados en la antigua ciudad de Puerto México.
Ya encarrerado, el burócrata federal soltó una joya: "de esta manera, el Instituto Nacional de Migración refrenda su compromiso con la seguridad y el bienestar de los migrantes a su paso por el territorio, anteponiendo en todo momento el pleno respeto a sus garantías y a sus derechos humanos" (http://www.eluniversal.com.mx/notas/857893.html).

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La declaración de Pretelín Poucholen se fundamenta –de acuerdo a la nota de El Universal- en recorridos diarios que llevó a cabo en Coatzacoalcos y en información que le proporcionaron miembros del Grupo Beta, adscrito al INM y avocado al auxilio a migrantes.
De todo lo afirmado por el delegado del INM lo único cierto sería que vino a Coatzacoalcos y realizó varios recorridos.
El resto de la información difundida por El Universal es falsa.
Ni eran menos de 450 los migrantes varados en Coatzacoalcos entre el 17 de junio y el 11 de julio, ni el INM “refrenda su compromiso con la seguridad y el bienestar de los migrantes a su paso por el territorio…”
Es muy simple: el Instituto Nacional de Migración no puede refrendar un compromiso que no cumple.
Durante años, agentes del Instituto Nacional de Migración en México se han ligado a las mafias que extorsionan, secuestran, asaltan y violan los derechos humanos de los migrantes en el territorio mexicano.
Desde Tenosique, en la frontera de Tabasco con “El Petén”, en Guatemala; desde los retenes migratorios de Chiapas con territorio guatemalteco hasta Veracruz, el estado de México, el Distrito Federal y el resto del país, toparse con un uniforme azul y con las siglas INM ha sido y es para los migrantes: sinónimo de abuso, de explotación sexual, extorsión y encadenamiento fatal a una poderosa red de tráfico de personas.

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El 7 de junio pasado, un grupo de ocho migrantes ilegales procedentes de Cuba y detenidos en la garita del INM en Acayucan, se escaparon sin que a la fecha el delegado Rafael Pretelín Poucholen ni autoridad migratoria alguna hayan dado una explicación oficial sobre el caso.
No existe un comunicado sobre el seguimiento obligado del tema y la situación que guarda actualmente.

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¿Fuga?
La barda perimetral que rodea la garita del INM en Acayucan mide más de quince metros de altura.
Su fachada, rebasa los 40 metros de longitud.
Se encuentra custodiada las 24 horas por policías federales.
Cuenta con varias puertas que operan a manera de bloqueo continuo, de modo tal que ni un periodista puede acceder para entrevistar a su titular, sin realizar un largo trámite para ello y obtener-con seguridad- el rechazo a entrar, ni siquiera al patio.
Eufemísticamente se le denomina “estancia migratoria” pero tiene todo el aspecto de una cárcel.
Por lo menos en lo que toca a las impresionantes paredes que la resguardan, la garita del INM en el sur de Veracruz cuenta con instalaciones más seguras que el penal estatal de Acayucan –su municipio sede- e incluso que el penal federal Duport Ostion de Coatzacoalcos.
¿De allí se fugaron ocho migrantes cubanos?
Tal hecho es sencillamente imposible sin el concurso de actos de corrupción que históricamente han caracterizado al INM.
En apego a la lógica y con respeto al sentido común y a la Ley, el INM y su delegado tienen que proporcionar detalles sobre la investigación que deberían estar haciendo en torno a este caso.
¿Quiénes son los sospechosos de haber planeado y ejecutado esa “fuga”?
¿Hay detenidos?
¿Existe, siquiera, una denuncia interna como parte del combate a la corrupción en el gobierno federal?

CONTINUARA…

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