José Luis Ortega Vidal
Claroscuros
(1)
En el sur de Veracruz la década de los años 80s marcó el desarrollo histórico del narcotráfico.
Pero al mismo tiempo, signó el desarrollo histórico en el asesinato de periodistas.
La lectura del libro “Los señores del narco” de la periodista Anabel Hernández permite el arribo a estas hipótesis.
(2)
El 30 de mayo de 1984, Manuel Buendía Téllezgirón recibió cinco balazos en la espalda, mientras caminaba sobre la zona de la calle Insurgentes casi esquina con Avenida Reforma en el Distrito Federal.
Descrito como un hombre alto, fornido, con corte de pelo estilo y gorra estilo militar, su asesino subió a una moto y escapó de inmediato tras cumplir la misión para la que fue asignado.
Durante casi tres décadas se ha especulado sobre el asesinato de Manuel Buendía, autor de la columna Red Privada, publicada durante más de 25 años en el periódico Excélsior.
Para Raymundo Rivapalacio, el de Buendía fue un Crimen de Estado.
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En el libro: “Los señores del narco”, Anabel Hernández presenta un capítulo titulado: “LA CIA Y LOS NARCOS MEXICANOS”.
Allí, se lee:
“Lawrence Victor Harrison, mejor conocido como “Torre Blanca”, era un técnico de origen estadounidense que durante años trabajó para Ernesto Fonseca Carrillo, Rafael Caro Quintero y Miguel Angel Félix Gallardo, proporcionándoles radio de onda corta VHF para que pudieran comunicarse de forma segura entre ellos y con sus clientes. Cuando ocurrió el secuestro y asesinato de Enrique Camarena, supuestamente Harrison estaba en el reclusorio estatal de Puente Grande, Jalisco, acusado de fraude.
El 9 de febrero de 1990, Berrellez y Schmidt contactaron a Harrison en el marco de la llamada Operación Leyenda. En su búsqueda por la verdad detrás de la muerte de su compañero, los agentes especiales descubrieron el trasfondo de los pasajes más oscuros del periodismo en México: el asesinato de Manuel Buendía.
El informe de la DEA señala a la letra:
Manuel Buendía Téllez-Girón (sic) apoyaba al candidato (Alfredo) Del Mazo, integrante del PRI que aspira a ser Presidente de México. Buendía conducía una investigación sobre la colusión entre (Manuel) Baltrett Díaz, Secretario de Gobernacón, Miguel Aldana Ibarra, director de la Dirección Federal de Seguridad, quienes actúan en acuerdo con traficantes de drogas (…)
Entre 1981 y 1984 Buendía recibió información de otro periodista llamado Velasco de Veracruz, acerca de que guerrillas de Guatemala estaban siendo entrenadas en un rancho propiedad de Rafael Caro Quintero en Veracruz. Las operaciones del campo de entrenamiento fueron conducidas por la CIA, usando como cubierta a la Dirección Federal de Seguridad , en el caso de que cualquier cuestionamiento fuera planteado sobre cómo funcionaba la operación de entrenamiento.
Harrison les reveló a Schmidt y Berrellez que representantes dede la DFS estaban al frente del campo de entrenamiento y permitían que los traficantes pasaran droga a través de México hacia Estados Unidos. Sin embargo, al parecer la DFS no sabía que mientras sus agentes actuaban de común acuerdo con los narcotraficantes y la CIA, la PJF hacía su propia investigación sobre las operaciones de droga en el rancho de Caro Quintero en Veracruz. Varios miembros de la Policía Judicial arribaron al rancho, y fueron atacados por la guerrilla. Por el contenido del informe se infiere que pudo haber sido la guerrilla guatemalteca o la contra nicaragüense. El resultado de la confrontación fueron 19 agentes de la Policía Judicial asesinados; muchos de los cuerpos mostraban signos de tortura.
Presuntamente, Manuel Buendía también había logrado recopilar datos sobre las actividades de contrabando de armas de la CIA, y la relación que la agencia de inteligencia tenía con afamados narcotraficantes en Veracruz. Buendía contactó a José Antonio Zorrilla Pérez, jefe de la DFS, y le reportó toda la información que poseía. El periodista buscaba un consejo sobre cómo proceder, pero a cambio recibió la muerte.”
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