lunes, 3 de diciembre de 2012

El Pacto por México

Raúl Abraham López Martínez
Coyuntura Política XXI

Yo no vote por Enrique Peña Nieto, mi candidato a la Presidencia fue Andrés Manuel López Obrador. Considero que la elección que llevó al retorno del PRI a Los Pinos no fue del todo transparente, en especial en el manejo de los recursos financieros. Pero también creo que los tiempos para impugnar la elección se han agotado. Ahora ha llegado el momento de los acuerdos, el momento de negociar las agendas en materia de política pública, ha llegado el momento en que los legisladores del PRD, PT y MC, dejen de actuar como dirigentes de colonia y asuman su papel en calidad de integrantes del Poder Legislativo.
En este sentido, me parece positivo que los partidos políticos y los gobernadores hayan firmado junto con Enrique Peña Nieto la firma del acuerdo “Pacto por México”. Ignoro si los puntos acordados en este pacto se van a cumplir en su totalidad. Lo que me parece relevante destacar, es el esfuerzo que han desplegado los actores, quienes a pesar de las diferencias existentes, prevalezca la civilidad política del acuerdo.
No es cosa fácil reunir a los dirigentes de los tres partidos políticos más importantes de México para firmar un acuerdo, en todos los partidos hay grupos que prefieren confrontarse ante el poder como su modus vivendi.
El ejemplo paradigmático de recurrir a la confrontación como método por excelencia para la acción política se ubica en el ex candidato a la presidencia Andrés Manuel López Obrador.
Lo hizo en el 2006, cerrando toda posibilidad de que los legisladores emanados del PRD lograran concretar un acuerdo en Felipe Calderón. En este 2012 lo intentó hacer, pero fallidamente.
En esta ocasión, el presidente nacional del PRD optó por no supeditarse a la sombra del cadillo, y decidió acudir a la firma del “Pacto por México”, acompañado de los gobernadores del Sol Azteca y de un nutrido grupo de diputados y senadores de su partido.
Afuera de este pacto, se quedaron los diputados federales leales a López Obrador y los dirigentes cercanos a Bejarano. Ellos, la izquierda radical amloista, han resuelto desempeñar en el Congreso de la Unión el ridículo papel de una izquierda contestataria, el de una izquierda castrada genéticamente para acordar con otras fuerzas políticas.
Tres son los ejes que se integran en el “Pacto por México”: El fortalecimiento del Estado Mexicano, la Democratización de la Economía y la Política; y la Ampliación y Aplicación eficaz de los Derechos Sociales.
Llama la atención, que el primer punto de este acuerdo trata sobre “la creación de una sociedad de derechos que logre la inclusión de todos los sectores sociales y reduzca los altos niveles de desigualdad que hoy existen entre las personas y entre las regiones de nuestro país”. Con este enfoque social, es como inician los acuerdos contenidos en el “Pacto por México”.
Este enfoque en lo social es lo que justifica plenamente la presencia del PRD en la firma del pacto.
Reitero, es la hora de los acuerdos, es la hora de que los partidos políticos y los legisladores asuman la parte que les corresponde en el fortalecimiento de la gobernabilidad que requiere el país. Los ciudadanos que votamos por los senadores y diputados federales del PRD les exigimos que contribuyan mediante la acción legislativa a diseñar una política social que tanto requiere la nación, por lo que se hace necesario que abandonen ese estilo verdulero que en nada tiene que ver para la actividad que fueron electos.

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