lunes, 3 de diciembre de 2012

Theurel y Lupita, sobre ruedas

Salvador Muñoz
Los Políticos

Sólo recibí como respuesta su indiferencia y se alejó de mí.
Me quedé frío, sin entender el porqué. El autobús inició su camino y decidí esperar.
Así que cuando llegó el otro camión de transporte público, me acerqué a otra persona y pregunté cuál era la ruta. Amablemente me respondió...
Y es que esa tarde, recuerdo aún, no traía lentes, lo que la ausencia de éstos me ubicaba tranquilamente en la categoría de “Débil visual”.
Por ello, difícilmente podía ver los letreros del “Urbano” para saber si era el camión que debía tomar para mi traslado.
Tengo la fortuna de ya no tener que preguntar a alguien si acaso tengo que trasladarme en un “urbano”... una operación me brinda la oportunidad de ver mucho mejor... lamentablemente, no todo a veces se arregla con una simple cirugía o lo peor, no todos tienen la oportunidad ni los recursos para poder hacerla.
II
El señor Presidente Municipal junto con su esposa aparecieron en escena. Inauguraban rampas y un elevador para gente con capacidades diferentes en las instalaciones del Palacio Municipal. La idea es que dichas modificaciones al inmueble faciliten el ir y venir de aquellas personas que tienen que moverse en silla de ruedas, con lazarillo, bastón o en última instancia, sean de la tercera edad.
III
En mis tiempos, los llamábamos ciegos... hoy son débiles visuales; eran también inválidos... hoy son “con capacidades diferentes”; mongolitos... con síndrome de Down; cuchos... con labio leporino. Se les puede decir de cualquier modo, porque los términos peyorativos y eufemísticos nos podrán sobrar... mi prima Lety me dio un nombre siempre para ellos.
David pasaba y se paraba en la esquina de la entrada a la casa del abuelo y lanzaba un silbido. Agazapado en la cerca de matorrales, esperaba. Mi prima Lety, cabellos dorados, de eternos chorcitos y piel tan blanca, a pesar de que se exponía mucho al sol por jugar futbol, salía al oír ese silbido. Y entonces, pasaba largo rato platicando con David. La primera vez que la vi, le pregunté quién era él y me respondió: “Mi novio”.
Fueron muchas tardes las que David llegó a la entrada de la casa de mi abuelo para platicar con Lety, pero tantas tardes, que la cerca de matorrales cambió por una barda.
Hace poco le pregunté a Lety por David y me dijo que sus padres ya no le permiten salir porque un día se perdió y lo encontraron vagando por rumbos desconocidos.
IV
Digo, bien merece un reconocimiento nuestra autoridad cuando de ayudar a quien menos tiene se trata.
Es plausible el trabajo del alcalde Marcos Theurel Cotero y de su mujer, Guadalupe Félix Porras, cuando inauguran estas rampas y el elevador para personas que por diversas razones, no pueden trasladarse de otro modo más que con ayuda. Estoy seguro que se ha de agradecer sobremanera las modificaciones que al edificio del palacio municipal se hicieron para que nuestra gente con capacidades diferentes se mueva.
Lo que es absurdo, burdo, torpe, al grado de ridículo, es ver a Theurel y mujer con su entrada triunfal a Palacio Municipal ¡en silla de ruedas! en una triste imitación.
Quizás exagero pero su buena intención se hace una broma de mal gusto.
Insisto y cuestiono: ¿No era más fácil que llegara cada quien detrás de una silla de ruedas, empujándola con delicadeza, en atención al ocupante ante el beneplácito de la prensa local y congregados al evento?
Reitero: Toda la buena intención que hubo por parte de Theurel y mujer se convierte en un triste show político que sólo exhibe la incapacidad socio-cultural del presidente municipal de Coatzacoalcos y de su presidenta del DIF local...
V
El silbido de David sólo queda en el recuerdo. Para mucha gente, era un chico con Síndrome de Down; Lety me enseñó que simplemente era alguien que muchas tardes le brindó el amor más puro que mi prima jamás haya conocido.
Y sí, el nombre que me dio mi prima para aquéllos que hoy citamos como “con capacidades diferentes” fue el de Personas... como usted y como yo.
Tomado de Cocktelera

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