lunes, 17 de diciembre de 2012

La sonrisa de Felipe Calderón

Sergio R. Vaca Betancourt Bretón 

Los que hemos tratado a Felipe Calderón sabemos sus cualidades y defectos. Entre las primeras encontramos que es inteligente, buen orador, preparado jurídicamente, con amplia experiencia política y conocedor a fondo de la ideología Panista por ser hijo de Don Felipe Calderón y Vega, un personaje importante en Acción Nacional, de quien desde niño abrevó sus principios de doctrina.
Sus defectos, corroborados públicamente en fechas recientes por el Senador Javier Corral, el ex Senador (2 veces) y ex Diputado Federal (3 veces) Ricardo García Cervantes y el ex Senador y ex Diputado Federal Juan José Rodríguez Pratts, son: carácter irascible, autoritarismo, intolerancia, malos modos, no admitir consejos ni críticas, no aceptar que se equivoca e incomodarse mucho cuando algo no sale a su gusto. Además le gusta rodearse de incondicionales aunque sean incapaces. 
A pesar de conocerlo bastante bien ya que fuimos Diputados Federales en la Legislatura LVIII y él nos coordinó 30 meses (septiembre de 2000 a febrero de 2003), mucho me ha sorprendido la conducta que asumió desde que Josefina Vázquez Mota ganó la candidatura a la Presidencia de la República.
Como ella no era su candidata la dejó sola. Olvidó que Josefina Vázquez Mota era candidata de su Partido, de Acción Nacional, de quien él y su familia han recibido muchísimo.
El día de la elección, antes de que se tuvieran los resultados de todas las casillas, manifestó ante los medios de comunicación que Enrique Peña Nieto había ganado.
El pasado mes de octubre, pretendiendo ser ejemplo de honestidad política, declaró que miembros de Acción Nacional le habían pedido desviar recursos del Gobierno Federal para favorecer la campaña de Josefina Vázquez Mota.
Luego en una entrevista que le hicieron a fines de noviembre en la XEU dijo que el PAN camina muy lento hacia la recuperación de la Presidencia de la República para 2018, que los Panistas en el Estado de Veracruz están divididos debido a las disputas por los cargos públicos y que Acción Nacional necesita transformarse para ser visto nuevamente como una opción de gobierno honesta y con principios, pero que en los 4 ó 5 meses transcurridos desde la elección nada se había hecho.
De sus palabras parece que no se siente culpable de que el PRI ganara la Presidencia de la República el pasado mes de julio, siendo el principal responsable por lo siguiente:
Su administración fue de amigos, no de gente talentosa. Por eso no dio los resultados esperados.
Su gobierno no combatió la corrupción. Muchos militantes del PAN, sus cuates, se enriquecieron a su sombra.
La educación, por su actitud complaciente con Elba Esther Gordillo, empeoró.
La impunidad, principalmente de Gobernadores y Alcaldes, creció. Es suficiente mencionar a los ex Gobernadores de Coahuila, Humberto Moreira, y Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, que endeudaron sus Estados a niveles jamás vistos.
En pocas palabras durante su sexenio no hubo cambio, parece que gobernó el PRI.
Todo eso, que debió recordar y avergonzarlo al tomar posesión el nuevo Presidente de la República, lo olvidó y hasta creo que le dio gusto que ganara el PRI, pues el 1º de diciembre al entregar la banda presidencial a Enrique Peña Nieto, como millones de mexicanos vimos en la televisión y luego en una foto de esa ceremonia publicada en la página 14 de la revista Proceso de diciembre 3 de 2012, Felipe Calderón aparece con una sonrisa “de oreja a oreja”, no con la seriedad que debió observar quien entregó el máximo cargo público a un militante del PRI, Partido al que antes de ser Presidente combatió y criticó.

No hay comentarios: