domingo, 9 de diciembre de 2012

Pesadilla

Salvador Muñoz
Los Políticos

No sé si lo soñé o me lo contaron...
A mediados de la semana pasada, cerca de las diez de la mañana, un poderoso funcionario de la administración estatal hizo su aparición cerca de un restaurante que dicen que forma parte de nuestra de vida. Quienes lo alcanzaron a reconocer, por ese andar de Tiburón que tiene, les extrañó su presencia ausente de la comitiva de guardaespaldas común que es cotidiana en personajes de su envergadura.
Al entrar al restaurante, con cinco o seis comensales por lo mucho repartidos en diferentes mesas, se dirigió hacia una, donde ya era esperado.
Educado, saludó y se sentó para dar inicio a la charla. De repente, un hombre era jaloneado por otro. Un tercero quiso intervenir sobre el que era sometido ¡y que se le aparece el Diablo! Otro hombre ya lo sometía. Casi de inmediato, aparecieron más hombres sobre los dos sospechosos... la razón, el primer sujeto al parecer tenía un arma y empezaba a caminar hacia el Procurador de Justicia... por eso fue intervenido. El otro individuo que quiso intervenir en favor del armado era su compañero... para ser más precisos, eran la escolta del amigo con el que se reunía Amadeo...
Por supuesto, no hubo mucho ruido porque fue a eso de las diez de la mañana, cuando aún no inician las actividades en la Plaza Américas de Xalapa.
Los ciudadanos debemos estar tranquilos... nuestro Procurador de Justicia puede estar tranquilo... seguridad, le sobra...
Pero como decía al principio... no sé si lo soñé o me lo contaron...
El jueves, en la habitual vuelta que da mi Harry por el parque del lugar donde vivimos, mi esposa se percató de algo inusual... a media calle del parque, sobre la calle de Magnolias, un Sentra blanco, con las puertas abiertas. Para ese momento, ya llegaba una patrulla de Seguridad Pública. El dueño de la unidad también ya estaba afuera. Habían intentado robárselo pero al parecer, la alarma se activó justo cuando colocaban el carro sobre la calle lo que provocó la huida de los ladrones.
El Sentra trae placas del DF por lo que movió a la intervención de los uniformados para darle una revisadita a la unidad para ver si tenía sus papeles en orden... y sí, los traía en orden.
Podemos dormir en paz los vecinos de Jardines, si suena una alarma de carro, es probable que haga pronta su aparición Seguridad Pública aunque, puede dormir más tranquilo el vecino del Sentra, a sabiendas de que su alarma le ayudó a conservar su carro.
Pero, insisto, no sé si lo soñé o me lo contaron...
En Octubre, José Antonio Diez Alarcón fue secuestrado. Para recordar un poco, este empresario era presidente de la Fundación Colosio en Tlapacoyan. De su secuestro, hay, si no mal recuerdo, tres detenidos que eran empleados de este también político.
De acuerdo a la información de las autoridades investigadoras, fueron intervenidos en una terminal de autobús con la camioneta de Diez Alarcón.
Lo curioso del caso es que hay detenidos pero ninguno de los tres involucrados en el “secuestro” de Diez Alarcón conoce el paradero de su víctima.
Hubo una línea por ahí, que decía que los empleados sólo “pusieron” en manos de sus verdaderos captores al empresario...
Como sea... hoy, María Elena Alarcón Castañeda, madre de José Antonio, pide piedad a quienes secuestraron a su hijo, ya que cumplieron en tiempo y forma con las “negociaciones”; ¡que le devuelvan a su hijo o que le digan dónde está!
Al menos, la Procuraduría puede tener la seguridad de que cumplió deteniendo a tres cómplices de secuestro... pero quien no tiene en estos momentos seguridad de nada, es la familia de José Antonio, que aún está en espera...
Enfatizo de nuevo... no sé si lo soñé o me lo contaron...
José Antonio Diez Francos es, como cité, de Tlapacoyan, municipio donde co-gobierna Nayeli Jarillo. Quien manda, dicen en Tlapacoyan, es Gustavo Tronco Quevedo, quien fungió en el fidelato como titular del C-4.
Entre lo más destacable que se recuerda de Tronco Quevedo es el tronco de denuncia que tuvo en su contra por amenazas a un ex empleado de la misma dependencia de nombre Arturo Jair Almeida Sánchez... si no mal recuerdo, el asunto iba a algo así como que le cortarían la cabeza. En plural, porque por allí estaba involucrado otro funcionario de nombre José Antonio Villegas Rosas, quien tiene toda una ficha en la Armada de México.
Tlapacoyan de repente, se ha vuelto un reino chiquito donde hay un Rey y su reina. Cosa por cierto, dicen los vecinos de ese lugar, les valió a los soldados porque cuando el “Veracruz Seguro” pasó por allá, pusieron en su lugar al presidente del DIF municipal. Si bien, tanto Nayelli como Gustavo han hecho un trabajo excelente (al menos en los medios), la vox populi dice todo lo contrario... Jarillo y Tronco reinan también con la inseguridad.
José Antonio Diez Alarcón (aunque los hechos hayan ocurrido en el Puerto) es un ejemplo de ello... y el último caso, el de Nery L., también.
Llegó a su casa una noche y abriendo la puerta de la cochera, escuchó que gritaron su nombre, y al voltear, fue recibido por diez impactos. Dicen que su mujer todavía sacó una pistola y repelió el ataque. Hoy, Nery se debate entre la vida y la muerte. Claro, pero en las páginas de los diversos medios que dan parte de las actividades del reino de Jarillo y Tronco, se vive un Disneylandia en chiquito.
Los vecinos de Tlapacoyan pueden estar seguros de que nada de lo malo que ocurra en su ciudad, empañará su imagen porque nadie lo ha de publicar... Nayeli y su esposo, el próximo candidato del PRI a la alcaldía, como presume, tengan la seguridad que habrán de prolongar los pequeños reinados que el fidelato dejó...
Y concluyo como empecé... todo esto, no sé si lo soñé o me lo contaron, pero cualquiera de las dos cosas, no deja de ser una pesadilla.

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