domingo, 2 de diciembre de 2012

Y con Gina estaban todos...menos los ausentes

José Luis Ortega Vidal
Claroscuros
(1)

Mireya Toto dio un sorbo a la crema de queso aderezada con uva y volteó discretamente a su derecha.
Quizá evocó los minutos dedicados a Regina Martínez durante aquella jornada de rendición de cuentas.
Quizá No.
Su posición era estratégica en un rincón del extremo izquierdo dentro de la casona del lago, donde Gina Domínguez Colio y sus invitados cenaban tras la comparecencia de la titular de comunicación social en el gobierno de Javier Duarte.
Veterana del sistema político jarocho; intelectual orgánica de figura frágil y de sabiduría consolidada desde los aportes pedagógicos de Patricio Redondo en su natal San Andrés Tuxtla hasta La Sorbona, en París, la doctora Toto sólo veía las entradas y salidas.
De espaldas a un imponente mural de temática, colorido y estilo que recuerda a los tres grandes: José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros; Domínguez Colio apenas y obtenía algún bocado mientras su cena se enfriaba inevitablemente.
Abrazos, saludos, afanes de comunicación política; presentación de proyectos de trabajo, búsqueda de convenios en un lugar y una circunstancia pocos oportunos y finalmente la entrega de un arreglo floral muy bello: por sencillo, pequeño, elegante y dotado de orquídeas naturales. Tanto halago devoraba el tiempo.

(2)
La del viernes 30 de noviembre era la noche de Gina; pero aquel día también transcurrió su tarde.
En la LXII Legislatura los diputados la recibieron y escucharon.
Apenas la cuestionaron; se dijeron satisfechos con las respuestas a las escasas y repetitivas preguntas que le hicieron; solícitos le quitaron la espada para matar al toro; le cargaron el capote; cortaron las orejas y el rabo al astado para entregárselos a fuerza de lisonjas; finalmente y sin rubor la llevaron en hombros como afición enfebrecida por la generosa visita de la matadora.
Impresionante.
Marcos López Mora, de FM Poza Rica; Mario Malpica Valverde, de FM San Andrés; los Macías de la cadena de Diarios y Heraldos desde Martínez de la Torre hasta Xalapa y del norte al sur; directivos de Notisur, en Coatzacoalcos; del Dictamen, el decano; del Liberal; el Diario de Xalapa; columnistas capitalinos; algunos enviados desde Córdoba; de Minatitlán; del puerto jarocho; etcétera.

(3)
Durante la glosa del informe de gobierno de Javier Duarte, la titular de comunicación social ofreció los pormenores estadísticos de la oficina a su cargo. Se recomienda -al respecto- visitar la página oficial.
Presentó un video de nueve minutos que operó con normalidad, a diferencia del malogrado trabajo que Othón González Ruiz realizó para el informe del gobernador.
Luego, el discurso de Gina Domínguez abordó el tema de los periodistas asesinados en este aciago 2012.
Habló de Regina Martínez y señaló que su asesinato ha sido esclarecido pero el caso no está cerrado.
Refrendó el compromiso del gobierno estatal de llevar al final esta investigación, así como las pendientes sobre otras víctimas en el gremio comunicativo.
Habló de la Comisión de Atención a la Comisión de Periodistas que desde la perspectiva del gobierno estatal se aprecia como la solución política al tema siempre candente de los ataques a comunicadores, aunque en el Sur es visto y usado como un escalafón electoral para lo que viene en el 2013.
La oradora fijó posturas políticas que marcan referencias en el hoy y en el mañana inmediato:
a) El crimen organizado vio en el periodismo un objeto que le permitiría lograr sus objetivos. Por eso lo ha agredido, en su afán de utilizarlo.
b) El gobierno de Veracruz ve en los periodistas caídos a víctimas no a victimarios; no tiene elementos para determinar la existencia de complicidades entre comunicadores y ejecutores. El Estado -afirmó- no judicializa a las víctimas.
c) Cuando una legisladora cuestionó a Domínguez Colio sobre periodistas que han huido o se han exiliado de Veracruz, la vocera del gobierno estatal dijo no tener datos sobre ningún caso de esa naturaleza. “No conozco de nadie en esas condiciones”, sostuvo.
He estado en contacto con periodistas que se ha comunicado con el gobierno estatal para pedir apoyo. Han manifestado temor a lo que ocurre en un contexto nacional -del que Veracruz no se libra- de violencia e inseguridad que sufre la sociedad entera. A esos comunicadores, cuyos nombres no puedo revelar, se les ha apoyado; manifestó.

(4)
De pronto, la atmósfera se pobló de cierta nostalgia dolorosa.
Cierta, sí; porque no a todos les dio la tal nostalgia.
De pronto, estaban todos, menos Regina. Estábamos todos, menos los ausentes: ni los muertos ni los vivos.
Ya en la cena, la presencia de Amadeo Flores Espinoza llamó la atención, lo mismo que la figura un poco delgada y muy calva de su guarura Antonio "El Diablo" Vázquez, vestido de gabán por obvias razones y presto a saludar a los sureños: los reporteros que lo conocieron a su paso como delegado de seguridad pública en Acayucan y como titular de la policía intermunicipal en Coatzacoalcos.
Amadeo, el Procurador; Flores, uno de los muy pocos políticos que en el gabinete de Javier Duarte puede presumir trayectoria de poder propia; Espinoza, el heredero de Cotaxtla.
Sobreviviente del Waterloo que Fidel Herrera le montó en Huatusco durante los comicios del 2010; el encargado de la justicia estatal robó cámara mientras la doctora Toto sólo observaba frente a la crema, el corte fino de filete y el vino ligeramente amargo del brindis por la comunicación.

(5)
Y Gina, la mujer con toda la confianza de Duarte respondió -en la despedida- a la inquietud:
- ¿Este mural es de Siqueiros?
- No creo -dijo-. Si acaso, es una buena copia… Pero habría que corroborarlo, añadió; ya dudosa y precavida.
Luego, hubo que salir a la noche nebulosa de una Xalapa fresca, cuasi fría.
Y decir adiós a la cena donde estuvieron todos, menos los ausentes…

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