viernes, 11 de enero de 2013

Coatza: Theurel, Marcelo y la cosecha de Iván

Roberto Morales Ayala
Zona Franca

Enfrascados en un pleito a muerte, Marcos Theurel Cotero y Marcelo Montiel van construyendo un escenario complicado, sin futuro para el PRI, el riesgo latente de perder la próxima elección municipal, y abriendo la posibilidad de que un tercero en discordia, el Grupo Hillman-Robles, se apodere de la candidatura a la alcaldía de Coatzacoalcos.
Esa disputa se ha dimensionado con el enfrentamiento entre el alcalde Theurel y los regidores panistas, tres de extracción priísta y uno del PRD, llevado hasta un punto en que existen ya signos de inestabilidad política, señales de desconfianza hacia la sociedad y en las últimas semanas, un festín de mutuas acusaciones.
Parece un pleito interminable. Theurel, casado con la idea de que el presidente municipal es jefe del cabildo, y en consecuencia, no tiene por qué rendirle cuentas a nadie, ni someter sus decisiones al arbitrio de los demás, y los ediles rebeldes, esgrimiendo su tesis de que en el cabildo todos son iguales.
A unos y otros les asiste la razón y todos tienen una buena dosis de sinrazón. El alcalde es el ejecutivo en un ayuntamiento; el que designa funcionarios y los remueve; el que lleva a cabo los programas de gobierno; el que suscribe convenios y acuerdos; el que realiza la obra pública y decide qué se compra, que arregla y qué se deja en el olvido; el que libera pagos y firma cheques. Es el que tiene el poder de decisión en sus manos.
Los ediles —síndico y regidores— son integrantes del cabildo. Aquel con la representación jurídica del ayuntamiento; por ley integrante de la comisión de hacienda pública; el que espulga los estados financieros, y el que, en ausencia del alcalde, asume la presidencia municipal por ministerio de ley. Los regidores encabezan las diversas comisiones y, en teoría, son los responsables de las diversas tareas que debe realizar un ayuntamiento, teniendo bajo su control a los secretarios, directores, subdirectores, jefes y demás mandos.
Para Theurel, el problema radica en el espíritu de la Ley Orgánica del Municipio Libre, que enfatiza que todos los integrantes del cabildo tienen el mismo valor, así como el voto de cada uno de ellos, llámense alcalde, síndico y regidores. Eso no lo entiende el alcalde. Por ello, el conflicto ha subido de tono y se ha polarizado hasta llevar a punto muerto al ayuntamiento de Coatzacoalcos. El alcalde maneja las finanzas como quiere y nueve de los regidores no le aprueban los estados financieros de septiembre, octubre y noviembre, así como la ampliación de presupuesto, solicitada por Marcos Theurel para justificar el sobregiro de 204 millones de pesos en el ejercicio 2012.
La parte frívola del conflicto se da en la argumentación que uno y otros emplean para justificarse públicamente, un verdadero show público. Marcos Theurel sostiene que los nueve regidores en contra han pretendido chantajearlo; que le exigen 700 mil pesos a cambio de aprobarle los estados financieros y disfrutar un bono adicional que, por supuesto, resulta inmerecido pues los ediles ni se presentan a trabajar ni atienden la comisiones que les fueron encomendadas.
La respuesta de los regidores no se hace esperar. Theurel —gritan a los cuatro vientos— violó la ley; gastó más de lo que el Congreso de Veracruz le autorizó para el año 2012; no rinde cuentas; pretende que le autoricen los estados financieros de septiembre, octubre y noviembre sin aportarles la información —catálogo de conceptos y estados analíticos de la contabilidad— para saber en qué y cómo gasto los recursos municipales, y, sobre todo, para evaluar si el sobregiro financiero se justificaba.
A ese estado de tensión se agregan las supuestas amenazas, asedio y hostigamiento en contra de por lo menos dos regidores, María del Carmen Kuasicha Hipólito, del PRI, y Edgar Brito, del PAN. Sin embargo, por más que ofrece hacerlo el bloque antitheurel, las denuncias por daño moral y amenazas no son presentadas ante la instancia judicial, que sería la agencia del Ministerio Público del Fuero Común, para que se esclarezca su procedencia.
El grado de inestabilidad que priva en el ayuntamiento de Coatzacoalcos, el grado de rispidez entre el alcalde Theurel y nueve regidores, a los que sumaría uno más, el panista Rafael García Carrillo, conlleva daños colaterales y un grave daño político para el PRI y su proyecto para permanecer en la presidencia municipal.
A la par de la disputa con los ediles inconformes, Theurel Cotero mantiene un cada vez más tenso conflicto con el ex alcalde Marcelo Montiel Montiel, al que culpa de haberle heredado una deuda de más de 200 millones de pesos, que le restó margen de maniobra para realizar una buena gestión; de minarle el camino a través de una operación política en contra entre las bases sociales del municipio; de orquestarle campañas mediáticas para demeritarle la imagen, y de maniobrar en Xalapa para que el gobierno de Javier Duarte prácticamente ignorara a Coatzacoalcos en la asignación de obras.
Uno y otro, enfrascados en una guerra de baja intensidad, con golpes arteros pero bajo el agua, misiles tierra-tierra, vienen erosionando los cimientos del PRI y de su oferta política para la próxima elección municipal e incluso para la diputación local.
Frente a un espectáculo no antes visto, agarrados del chongo los priístas Theurel y Marcelo, hecho un caos el ayuntamiento de Coatzacoalcos, no sólo por el sobregiro, las acusaciones de corrupción y la discrecionalidad con que el alcalde otorga contratos millonarios a sus amigos, sino por la posible renuncia de diez de los ediles inconformes, lo que llevaría a la desaparición de poderes municipales, la sociedad termina por convencerse de que es un desperdicio refrendarle el voto al PRI y mantenerlo en la alcaldía.
Ni Theurel ni Marcelo parecen haber visto la cinta “Alguien tiene que ceder”, y si la vieron, les debió haber parecido una nimiedad. Su concepto de poder es superior al interés de su partido y sin una actitud autocrítica, llevan al PRI a un despeñadero.
La disputa entre ambos va construyendo el escenario del “tercero en discordia”. En ese punto, otra corriente priísta, agazapada, espera hacer el recuento de daños y convertirse en la solución —quizá una mala solución— al caso Coatzacoalcos. Se trata del grupo encabezado por el ex alcalde Iván Hillman Chapoy.
En 2010, la polarización de fuerzas en Coatzacoalcos provocó una solución así. Gonzalo Guízar Valladares, por un lado, traía línea del entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán y daba por hecho que obtendría la candidatura a la presidencia municipal. Su contraparte, Marcelo Montiel, pretendía heredarle el cargo a Joaquín Caballero Rosiñol, su secretario de Obras en el ayuntamiento. Nadie se bajó del caballo y al final a ninguno le tocó el premio mayor.
Socarronamente, Fidel Herrera les dio cuerda y los dejó correr. Dio tres pasos significativos: le negó la candidatura a Guízar, dejó en el camino a Caballero, y como no se pusieron de acuerdo, les impuso a Marcos Theurel.
En política, los escenarios no son fortuitos ni casuales. Se van construyendo, van dejando víctimas en el camino y concretan el proyecto de quien tiene la sartén por el mango.
La disputa entre Theurel y Marcelo, la inestabilidad del ayuntamiento de Coatzacoalcos, los signos de ingobernabilidad y la precaria oferta política del PRI hacia el electorado, van conformando el escenario del “tercero en discordia”.
Iván Hillman Chapoy no hace ruido. Ni se engancha ni se embarca. Cerca de Javier Duarte, en su gris papel de coordinador de la oficina del gobernador, mantiene las piezas de su equipo en un segundo y hasta tercer plano, pero latentes y vigentes.
Su propuesta a la alcaldía de Coatzacoalcos es el diputado local José Murad Loutfe Hetty, un empresario de medio pelo, anteriormente panista, sin nada que presumir en su paso por el Congreso de Veracruz, a quien nadie le da un gramo de posibilidades para ser candidato del PRI. Sin embargo, es la carta de Iván Hillman.
Para la diputación local, Iván Hillman y su consuegro, el periodista José Pablo Robles Martínez, mantienen la posibilidad de impulsar a la esposa e hija de ambos, Mónica Robles Barajas, ex presidenta del DIF, a quien siempre se le vio más cerca del PRD que del PRI. De una semanas a la fecha, Mónica Robles se balconea en escenarios políticos, en eventos de relumbrón y se deja cortejar en los medios de comunicación.
Otra opción es el ex tesorero ivanista y ex síndico municipal, Mariano Moreno Canepa. Es un priísta mal visto por sus aires de prepotencia y su conducta intransigente cuando Iván Hillman era alcalde de Coatzacoalcos. Sin embargo, es su hombre de confianza y el encargado de llevar las riendas de su proyecto. Actualmente, a falta de cargos políticos, se desempeña como presidente del Grupo Integra, fundado por Hillman.
En la eventualidad de que Hillman Chapoy lograra la candidatura a la alcaldía para su equipo, prácticamente caería en manos del grupo Hillman-Robles el poder municipal. El candidato del PAN será Gonzalo Guízar Valladares. Triunfe el PRI o el PAN en la elección, asegurarían el control político por los próximos cuatro años. Por algo les dicen los succionadores profesionales.
La candidatura a la diputación local tampoco es ajena a ese ajetreo. El PRD, incluso en alianza con el PAN, pretende postular a Rocío Nahle García, ex candidata a la diputación federal por Coatzacoalcos en la elección de 2012, siendo derrotada por Joaquín Caballero. Obtuvo una amplia votación, producto del efecto López Obrador. Sin embargo, es su argumento para reclamar la candidatura a al diputación local.
Rocío Nahle también pertenece al grupo Hillman-Robles. Si su contrincante fuera Mónica Robles, ganando o perdiendo, ganan. Otro sorbo del elíxir de la succión.
Quizá por ello, Iván Hillman no se inquieta, no declara, no se involucra. La disputa entre Marcos Theurel y Marcelo Montiel es su mejor escenario. Quizá el “tercero en discordia” termine favoreciendo al Grupo Integra, aunque sean cuatro años de rezago para Coatzacoalcos, un mal gobierno, como el que encabezó Hillman de 2005 a 2008, y un cúmulo de actos de corrupción.
(romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)

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