viernes, 8 de marzo de 2013

El perfil tras la salida de Pablo Anaya


José Luis Ortega Vidal
Claroscuros

(1)
La salida de Pablo Anaya de la Secretaría de Salud marca el inicio del reacomodo burocrático de cara al proceso electoral que vive Veracruz.
El tema es muy delicado: el sector salud veracruzano –como ocurre a nivel nacional- sufre múltiples carencias de carácter estructural.
No hay suficientes hospitales y clínicas en la entidad. Tampoco hay suficientes plazas de médicos, enfermeras, laboratoristas; etcétera.
En el país, el Seguro Popular opera como un programa bien intencionado pero sólo eso. La infraestructura hospitalaria de México –incluidos SSA, IMSS, ISSSTE- no tiene la capacidad de respuesta adecuada a la demanda social en el ramo.
Por eso -salvo una pastilla de paracetamol- el común de los pacientes no recibe otra clase de apoyo cuando reclama un servicio; así vaya con la urgencia médica que usted pueda imaginar.
En contraste -me consta- los hospitales con los que contamos en Veracruz y los médicos y el personal que los hacen funcionar, son unos héroes que día con día dan todo de sí para salir adelante en la medida de sus posibilidades.
Empero, junto con el ámbito educativo México padece una problemática grave en el terreno de la salud.
Ambos sectores son muy importantes, pero colocados en orden de importancia el que ayer dejó el galeno Pablo Anaya es prioritario.
Si una escuela no funciona, los chamacos serán reprobados en español y matemáticas.
Pero si un hospital no opera al nivel que se requiere, la gente se muere.

(2)
El nombramiento de Antonio Nemi Dib es un tema polémico pero vale la pena darle un voto de confianza a la decisión de Javier Duarte de Ochoa.
El ex director del DIF en la actual administración es un político profesional; dueño de un perfil versátil; y aunque lo lógico sería que al frente de la Secretaría de Salud quedase un médico, el oficio en los laberintos del poder que posee el nuevo Secretario puede bastarle para cumplir el objetivo a su cargo.
¡Ojalá así sea!
Y es que –como ya señalamos- Antonio Nemi Dib se está sacando la rifa del tigre y del manejo eficiente de dicho felino dependen vidas, miles de vidas de veracruzanos.
Pablo Anaya –se entiende- irá a Poza Rica a operar electoralmente en un distrito difícil para el PRI.
La imagen del ex Alcalde y ahora ex Secretario en el gabinete de Javier Duarte de Ochoa, es positiva entre los pozarricenses.
Empero, el de los planes electorales es un asunto de los partidos políticos y el de los secretarios de despacho es un tema que se vincula en forma directa con los ciudadanos comunes y corrientes.
Por lo pronto, en Coatzacoalcos hay un ánimo exacerbado en la Jurisdicción Sanitaria Número 11, tras la salida del titular Javier Reyes –a quien se ha enviado como director al Hospital Acayucan-Oluta- y el nombramiento como su sucesora de Minerva Montoya.
En ese tipo de terreno, el nuevo Secretario de Salud es una “chuchacuerera”.
Si todo fuera como eso: atender asuntos políticos dentro del Sector Salud, Antonio Nemi Dib –dueño de un currículum que lo ubica como operador político desde el kinder- se movería como un pez en el agua y todos contentos.
Veremos –no obstante- cómo responde a otros problemas que enfrenta la dependencia a su cargo; fundamentalmente el de la escasez de recursos de todo tipo y la demanda de una población creciente.

(3)
Por lo que hace al tema estrictamente político/electoral que representa la salida de Pablo Anaya de la Secretaría de Salud; estamos ante el primero de una serie de ajustes que se realizarán en el gabinete duartista.
Esperemos que no manden agricultores a donde se requieren ingenieros.
Y que no vuelvan a colocar a fracasados en un sitio que necesita talento, compromiso y dinero; como ocurre en la SEDARPA a cargo de Manuel Martínez de Leo, quien encabezó un proyecto denominado Agropur, tristemente malogrado varios lustros atrás en Acayucan. Antecedente que explica -en buena medida- la gris circunstancia que vive la dependencia responsable del campo veracruzano.

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