viernes, 19 de abril de 2013

Casi un Siglo


Brenda Caballero
Números Rojos

Mañana es el cumpleaños número noventa de Don Agustín. A diferencia de otros adultos mayores que conozco el está muy contento por completar casi el siglo de vida.
Se emociona, cada vez que recuerda el 21 de abril, y me dice: “¡mija, este año mi cumpleaños caerá domingo!” mientras frota sus manos, llenas de cayos, venas abultadas y su piel muy suave y delgada, herencia de trabajar en el campo y posteriormente en la albañilería.
Aunque va para el siglo, mi abuelo es fuerte para su edad, camina ligeramente encorvado pero sin necesidad de bastón, conserva la mayoría de sus piezas dentales, que siempre me sorprendieron, pues desde chica los veía como mazorcas, por su anchura y blancura.
Su frente amplia con el ceño partido lo hacen ver como si fuera muy enojón, sin embargo es más dulce que un pan.

Su pasatiempo favorito son las noticias: las ve en televisión y cuando tiene un diario en su poder no lo deja hasta que lo ha leído en su totalidad… no importa si tiene más de una semana.
Aunque es tranquilo, le desespera una cosa: no escuchar bien. Cuenta con su aparato auditivo, sin embargo parece ya no funciona correctamente.
Cuando voy a verlo le digo que ya no salga tanto a la calle, pues ahí como lo ve, sube y baja como si fuera adolescente. Sin embargo, puede caerse, ya que el oído es el que proporciona el equilibrio.
Siempre he hablado de la economía de las familias, de lo caro que esta todo, pero ¿aplica igual para los adultos mayores?
Definitivamente no, aunque el presidente Kike Peña ha incrementado el número de beneficiarios en el programa de la Secretaría de Desarrollo Social bajo el programa denominado “65 y más” no son suficientes los $525 pesos que recibe cada uno al mes.
Independiente a eso, nuestro país no cuenta con las políticas públicas necesarias para satisfacer las necesidades de ese rubro de la población.
Un adulto de la tercera ya no encuentra trabajo fácilmente, a menos que alguna empresa los tenga contemplados en un esquema laboral, pero lo que más he visto es servir de cerillo o de valet parking, esperando recibir unas cuantas monedas para subsistir.
Ahora que si contemplamos los rubros de salud, la mayoría de los adultos no tienen una dieta adecuada a su edad, ni la atención médica y medicamentos necesarios para su senectud, pues no es lo mismo una medicina para alguien de 40 que para uno de 80; es más, no hay infraestructura como asilos para pasar los últimos días de su vida de una manera digna.
Esperemos que este gobierno que se ve diferente a los demás, se empeñe en proteger a este segmento de la población, pero no solo de manera electorera, sino con calidad.
Ahora si nos vamos al otro lado, la familia juega un papel muy importante. Luego entonces, si tiene un anciano en casa, no lo rechace, protéjalo, dele amor, cariño y comprensión, pues como dijera el dicho: “Como te veo, me vi; como me ves, te verás.”

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