viernes, 24 de mayo de 2013

Gina Rojas opaca oropel mediático de Mónica Robles

Roberto Morales Ayala
Zona Franca

La campaña de la dueña del diario Del Istmo a la diputación local por el distrito urbano de Coatzacoalcos, Mónica Robles, parecía que iría en miel sobre hojuelas, con adversarios a conveniencia, hasta que irrumpió en el escenario electoral Gina Rojas, una jovencita, estudiante universitaria, con un discurso transparente, inteligente, demoledor para los grupos de poder y una imagen limpia, sin el maquillaje del oropel mediático.
Mónica Robles, Alejandro Wong y Ricardo López Carrera tienen algo que los hace ver igual: no quieren adversarios que los opaquen o, peor aún, que hagan evidentes sus lacras y que no buscan ser diputados para servir a la sociedad sino a los grupos de interés a los que representan.
Mónica Robles va por el PRI, aunque tuvo que entrar por el Partido Verde Ecologista de México dado el ínfimo nivel de aceptación entre los priistas. Wong es un perredista de mala fama púbica al que los panistas le cedieron la candidatura, no se sabe si por temor o porque les dio algo a cambio. Ricardo López es un perredista formado en la cuadra de Wong, corrido en los mismos barrios bajos, a quien el PRD lo hizo candidato a sabiendas de casi nula intención de voto.
Los tres pretenden ser diputados y representar al distrito Coatzacoalcos I en el Congreso de Veracruz, donde, por supuesto, no hablarán por la sociedad sino por los grupos que les impusieron el disfraz de legisladores.
Fuera de ellos tres, parecía que no había otros candidatos.
Pero los hay. Una de ellas es Georgina Rojas Flores, una joven universitaria, estudiante de la licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública, con una sólida formación académica pero, sobre todo, con una extraordinaria visión de sociedad, de sus problemas y de sus alcances, del marco legal en que debiera generarse el desarrollo, pero que no es respetado por la autoridad.
Gina Rojas, como se presenta a todos, es hábil en el manejo de la oratoria; conoce la realidad de Coatzacoalcos, donde nació hace 23 años; se sabe limpia y honesta, “sin cola que le pisen”, como esbozaba a los medios de comunicación que acudieron a su presentación como candidata del Movimiento Ciudadano, lo que antes fuera el partido Convergencia por la Democracia.
Llega a la candidatura de manera insospechada. El candidato, Mario Clairgue Viveros, otro ex perredista que se fue por la libre, abandonó el barco y dijo que ante el fraude electoral fraguado por los mapaches del gobernador Javier Duarte en Boca del Río y en todo Veracruz, decidía no prestarse a la farsa. Y se fue.
A Gina Rojas no le cayó del cielo. Movimiento Ciudadano no le hizo un favor. Le vio tamaños, capacidad, ángel, compromiso, honestidad y el perfil de quien merece ocupar una curul en el Congreso de Veracruz.
Una anécdota la pinta como es: cuando tuvo frente a sí a Vicente Fox Quesada en Coatzacoalcos, entonces candidato presidencial del Partido Acción Nacional, en el año 2000, aquella pequeña de sólo 10 años hablaba y no era atendida. Insistió. Fue desairada. “Me va a escuchar”, le dijo a Fox, a manera de regaño, y lo cautivó. El pelado panista, gigantón como es, la tomó en sus brazos, la cargó, la escuchó y se mostró complacido de que una nena lo hubiera sacudido al plantearle lo que esperaba de él.
Gina Rojas hoy deslumbra a muchos. Habla con sencillez pero con un profundo compromiso. No he vivido ni vivo de la política, dice, pero vivo para la política. Sabe que la política se hace a diario, en la escuela, en la empresa, en la industria, en la relación de todos con el gobierno, aportando soluciones a los problemas y exigiendo que la autoridad se someta a la voluntad de la sociedad.
Su hoja de presentación es impresionante. Gina Rojas se asume como una candidata ciudadana, avalada por un partido político establecido, que trae en el portafolios personal un catálogo de propuestas para armonizar el desarrollo y el progreso de Coatzacoalcos desde la instancia legislativa.
Contra lo que representan Mónica Robles, Alejandro Wong y Ricardo López, la joven Gina Rojas tienen trabajo e imagen entre el sector juvenil y su nicho de mercado político se halla entre el estudiantado de Coatzacoalcos, que puede ver en ella a la diputada que hacía tiempo se había buscado.
Nada improvisada, la candidata de Movimiento Ciudadano sostiene que cursar la licenciatura de Ciencia Política y Administración Pública le permite “entender y recuperar el verdadero significado primero de la política, así como también adquirir el conocimiento necesario para desarrollar las actividades administrativas dentro del gobierno de la mejor manera, combinando la práctica con la teoría para obtener como resultado el verdadero bien común”.
Y en su propuesta al electorado de Coatzacoalcos prioriza educación, cultura, juventud, fomento al deporte, rendición de cuentas y transparencia en la información pública y desarrollo sustentable de distrito.
Gina Rojas no es soñadora. Dice que hay espacios culturales, pero no están al alcance de todos. Sostiene que se ha trabajado en crear espacios educativos, pero falta educación de calidad. Hay espacios deportivos, pero no se apoya a los jóvenes valores que acuden a competencias fuera de Coatzacoalcos. Hay empleo pero no bien remunerado. El 27 por ciento de la población es de jóvenes, pero debe invertirse más en la juventud. Existe un sistema de fiscalización de cuentas de ayuntamientos y dependencias del gobierno, pero es insuficiente y se carece de mecanismos con los que la sociedad puede coadyuvar en la vigilancia. Pese a existir leyes de transparencia y acceso a la información, los organismos encargados carecen de atribuciones sancionadoras. Hay desarrollo, pero no es sustentable.
Gina Rojas es el enemigo a vencer.
Sabe de lo que habla. Carece de ataduras y no está sujeta a intereses de grupos políticos. No necesita de slogan de campaña que encante a los electores, porque su propuesta es realista y a la medida del distrito de Coatzacoalcos.
No recurre a la audacia. No dice que su compromiso es ayudar, como pregona Mónica Robles, porque eso ni Mónica Robles se lo cree. Mónica Robles ya tuvo oportunidad de ayudar, cuando fue presidenta del DIF Municipal, pero no lo hizo. Se ayudó a sí misma y se quedó con el parque infantil que ahora es Parque Quetzalli.
A Gina Rojas no se le involucra en escándalos públicos, como al candidato panista Alejandro Wong, en denuncias por construir baños en la playa, con permisos irregulares, o en extorsión a meretrices y teiboleras desde la regiduría de salud. O en acusaciones de cobro de cuotas a empleados de los panteones, como al perredista Ricardo López.
Por eso a Gina Rojas le cierran espacios en los medios de comunicación. La prensa difundió de manera discreta su presentación como candidata a diputada y algunos de plano la ignoraron.
Y eso es porque Gina Rojas, una joven de 23 años, tiene mayor carga política en sus propuestas. Y eso asusta a Mónica Robles y a los priístas, que son quienes controlan a los medios. Le temen a su capacidad de persuasión, a su forma de ver la política, a su compromiso con la sociedad, sin estar atada a los grupos que ven a los diputados como cómplices del gobernador.
Por eso no quieren que brille. Por eso es el enemigo a vencer.

(romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)

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