jueves, 20 de junio de 2013

La crónica de un adiós sin Fe...

José Luis Ortega Vidal
Claroscuros

(1)
Habría sido atacado mortalmente entre las 6:30 y las 7:00 horas del lunes 17 de junio.
Su cadáver fue descubierto alrededor de las 9:00 horas.
Para las 10:30 horas la información circulaba ya -con amplitud- en las redes del poder político.

(2)
Fueron 40 puñaladas, se afirmó en la primera versión.
Hacia el medio día, una segunda historia -nuevamente en los círculos de poder- ubicaba en 43 el número de heridas.
A las 14:00 horas se difundía la inminente visita del Procurador de Justicia.
A las 16:00 horas el fiscal de la entidad intentaba frenar el huracán de especulaciones que un día más tarde volvería con mayor fuerza para instalarse en forma definitiva.

(3)
A manera de salida de emergencia, Amadeo Flores Espinosa apenas mencionó que el robo era una línea de investigación; pero podría haber otras...
No hubo comunicado oficial sobre el número de huellas violentas en el cuerpo
El dato de las 40 ó 43 puñaladas viajaba como el viento: sin orden, sin una fuente que lo justificara, pero con mucha fuerza.
Y junto a esa versión se hallaban los pasajeros de la especulación y de la imaginación colectiva:
…que si fue pasional; que si la riqueza inexplicable; que si el antecedente de un secuestro dos años atrás; etcétera…

(4)
La maledicencia crecía.
Dio la impresión que sólo el temor era capaz de frenarla un poco…
Se trataba del asesinato de un líder religioso; de un Pastor protestante; al margen de la falta de información y de los chismes, la víctima fue un trabajador de la Fe y el impacto permeaba en todos los estratos sociales.

(5)
Desde los primeros minutos una versión empezó a cobrar cariz de análisis.
Más aún, fue tomando forma de sustento.
“Se trata de un hecho ligado inevitablemente con la política”, se dijo y se dice.
“Si no es el origen, por lo menos será la consecuencia”: se estableció en torno a la variable del poder.

(6)
Aparecieron el control de los daños y el montaje sobre la desgracia ajena para aprovechar la coyuntura.
El poder es el poder; ya sea entre Tirios o Troyanos.

(7)
La versión original que plantea un ataque de 5 puñaladas se ha ido desvaneciendo en el ámbito de la credibilidad;.
No así en los datos oficiales. La fiscalía no suelta prenda; insiste en la versión del robo y el ocultamiento sobre la cantidad exacta de las heridas.
Y al no ventilarse una versión de las autoridades, las versiones periodísticas se han sumado a la especulación inicial de los círculos del poder: la víctima sufrió más de 25 estocadas; se afirma en medios.
Renacen las teorías sobre una motivación de los asesinos que no es precisamente el robo; los temas de la pasión, la venganza y los sustantivos que les rodean, circulan imparables entre la colectividad sedienta de retorcimientos…

(8)
Y en medio de este caos informativo se añaden ingredientes que lejos de abonar al manejo profesional y ético del caso, contribuyen a su enrarecimiento:
a) El trato privilegiado de las autoridades a un testigo clave: la viuda que reemplazará al Pastor Claudio Martínez en su labor eclesiástica dentro de la Comunidad de Dios y su única acompañante el día que lo ultimaron en su residencia de la colonia Petrolera de Coatzacoalcos.
b) La atención política inoportuna ante un escenario, impertinente sí, pero semejante a otros dramas que sólo han sufrido la ineficiencia y el desdén oficiales. Por ejemplo los asesinatos de dos mujeres en la colonia El Tesoro de la ciudad y puerto y el crimen de una tercera dama –indigente ella- en un mercado local; crímenes ocurridos apenas una semanas atrás, sin resolución y sin la atención institucional que generó la muerte del Pastor.
c) La mezcla inevitable de elementos de fe; de manipulación; de fanatismo –seguidores del Pastor arengaron que resucitaría a las seis de la tarde del mismo día que partió de la vida terrenal-; de política electoral; de poder; de dinero; de desinformación; de especulaciones.
d) La falta de respeto de todos los participantes en esta suerte de circunstancial novela negra: triste, lamentable, dolorosa y protagonizada por un hombre que murió a manos de uno o más asesinos y ahora es víctima de una sociedad tan estupefacta como morbosa y egoísta.

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