domingo, 16 de junio de 2013

La otra cara de Morris

Roberto Morales Ayala
Zona Franca

Morris es simpático, ocurrente, puntilloso, claridoso y nos ha sacudido a muchos, motivado a otros, divertido a los más, pero en el fondo no es más que un distractor del proceso electoral y si vamos allá, va a provocar que las mafias que ejercen el poder en Veracruz se queden donde están y el pueblo también, ellas en jauja y la sociedad más rezagada de lo que le ha tocado vivir.
Morris, el candigato a la alcaldía de Xalapa, es un fenómeno político en el que se resume el hartazgo de la sociedad hacia una clase, la de los políticos, sean priístas, panistas, perredistas o de cualquier partido, a los que todo mundo quisiera ver borrados del mapa.
Quienes le hacen propaganda, exaltan que si ya antes los xalapeños han votado por animales, no sorprende que lo hagan por uno de verdad. Dicen “no más ratas en Xalapa”. Otro de sus slogan es: “A Xalapa le conviene votar por otro animal”.
Facebook ha sido su principal vitrina. Ahí está alojada la páginahttps://www.facebook.com/elcandigatomorris?fref=ts . Hay decenas de fotos sobre el minino que ha desatado una fiebre política, incluso más allá de Xalapa. Morris es simpático, como un peluche, su pelaje blanco y negro. Su aspecto es agradable, algo que difícilmente se puede hallar en los políticos.
Sus proclamas son chuscas: “Como todo buen gato, cuando la cago, la tapo. Y no ando exhibiendo mis premios. Morris, Presidente Municipal 2014-2017”.
En otro punto de la propaganda, también se postula para diputado, porque atributos no le faltan. Hace lo que los legisladores: “holgazanear y bostezar”.
A los xalapeños tratan de convencerlos que será la opción cuando acudan a las urnas, el 7 de julio. “Duerme, caga, mea y come. Juega. Duerme mucho. Es el perfil ideal para ser un candidato a la Alcaldía: es el Candigato”.
Morris tiene más de 110 mil seguidores y, según su página, hablan de él más de 140 mil internautas. A ese ritmo, desde su lanzamiento, hace dos semanas, llegará a la elección con más cerca de 300 mil fans.
En dos semanas, lo que comenzó como un cotorreo se volvió un síntoma de preocupación. El electorado comenzó a traslucir su repudio a la clase política.
Sus creadores, Daniel Cruz y Sergio Chamorro, enarbolaron un discurso de impulso al voto y evitar el abstencionismo; destacaron que el hartazgo podría tener una fuerte repercusión en las próximas elecciones, y advirtieron que la sociedad está en el derecho de poner un alto a los partidos políticos, que sólo se traspasan el poder. Pero ese voto sería para un personaje imaginario.
Morris hizo prender focos rojos en el Instituto Electoral Veracruzano. Un voto por Morris es un voto nulo, y la democracia no está para esos desperdicios, argumentaron. Es una falta de respeto, dijo diputado Carlos Aceves, quien percibió que es una campaña contra los candidatos del PRI. Es una locura si se le toma en serio, dijo el ex alcalde de Veracruz, el panista Julen Rementería.
Hoy hay decenas de animales propuestos en las redes sociales para alcaldías y diputaciones, dentro y fuera de Veracruz. Es la expresión del hartazgo ciudadano. Es el repudio a los políticos y a la clase gobernante.
Entre todo el maremágnum, y ante las expresiones de cientos de miles de electores que aseguran que no votarán por candidatos propuestos por los partidos políticos, han surgido voces que advierten que votar por un ser imaginario es ayudar al PRI a sostenerse en el poder.
Julio Hernández López, titular de la columna Astillero, del periódico La Jornada, aportó un dato relevante: el verdadero impulsor de Morris es Alejandro SobrevillaViveros, un “analista administrativo en administración escolar en la Secretaría de Educación de Veracruz y fue profesor frente a grupo en la misma secretaría (http://linkd.in/12nEJUk)”, durante buena parte del gobierno encabezado por Fidel Herrera Beltrán.
Sobrevilla, de acuerdo con Astillero, es propietario de la empresa Soluciones Hipermedia, cuyos clientes son candidatos y agrupaciones priistas, entre ellos el aspirante a alcalde por Cosoleacaque, Ponciano Vázquez Parissi.
Hay quienes están de acuerdo con Julio Hernández y hay quienes no. Morris es un fenómeno que ha permeado a la opinión pública tanto que la BBC de Londres y El País de España han pedido una entrevista con el candigato. Sí, les dice, pero que sea por correo electrónico. A Morris ya lo presentaron, en ausencia. Sus creadores citaron a los medios de comunicación para dar detalles del proyecto, pero el minino no acudió porque se podía estresar. Ya lanzó su primer manifiesto y no faltaron los que creyeron en la visión de estado del gato xalapeño.
Votar por Morris en la elección, es cuestionable. Una corriente de opinión lo ve como signo de repudio a la clase política y otra como pérdida de tiempo.
Lo cierto es que en la mesa electoral, los votos por Morris serán votos nulos. Quizá obtenga más votos que cualquier candidato, pero no será alcalde de Xalapa. Los votos que decidirán quien relevará a Elizabeth Morales en la presidencia municipal serán los que obtengan los candidatos del PRI, PAN, PRD o de cualquier otro que esté debidamente registrado.
A tres semanas de las elecciones, existe entre 20 y 30 por ciento de electores indecisos. En gran parte de los municipios veracruzanos, la intención de voto está polarizada entre PRI y PAN, o entre PRI y PRD, o entre PAN y PRD. En algunos casos remotos, figura Movimiento Ciudadano, PT, PANAL o Partido Verde.
Ese voto de los indecisos, por lo que se ve, será para Morris o para los otros gatos inventados para la contienda, Tiziano, Benito, Tita o Muffin. Y en ese punto el que gana es el PRI.
Los votantes indecisos son quienes definen las elecciones. El PRI se mueve con su voto duro, los de la despensa, el cemento y la varilla, que siempre se estaciona en el 30 por ciento de los electores inscritos en el padrón. Cuando el PRI pierde es por incapacidad para conquistar a los indecisos o porque la oposición sí logra convencer que es mejor opción.
El problema es de análisis. Los votantes no profundizan. Suelen decir que se vota por el menos malo. Los electores, veracruzanos o no veracruzanos, trivializan las elecciones, recurren las parodias, a los peluches o a los candigatos.
Así le ocurrió al movimiento YoSoy132 en la elección federal de 2012. De una expresión de repudio al PRI y a su regreso a Los Pinos, terminó siendo cooptado por los atencos, los SME, las huestes radicales de López Obrador. Se contaminó con diversas corrientes y perdió su esencia. Desató la desconfianza. Quiso pero no pudo ser el factor que evitara ver a Enrique Peña Nieto en la Presidencia.
Morris, quizá sin saberlo, o quizá deliberadamente, le está restando posibilidades a la oposición. Al PRI le basta con que los candigatos conviertan el voto de los indecisos en votos nulos para que el Congreso siga siendo duartista o fidelista, y que las principales alcaldías se mantengan priistas.
Morris es una figura simpática, y resume el hartazgo de la sociedad en los políticos, pero puede terminar siendo el soporte del proyecto priista. Pudiendo restarle votos al PRI, lo más seguro es que finalmente se los quite a la oposición.

(romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)

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