jueves, 12 de septiembre de 2013

¿Viva México?

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

A como van las cosas, con tantas reformas y reformas, con tantos ir y venir y seguir en el mismo lugar, la verdad es que ya hasta me marearon, y quizás sea esa la intención, cansarnos pa’ simplemente decir, bien, ok, no hay tos, no hay purrum, dónde firmamos y nos quedamos sin país. Si Santa Anna vendió la mitad, pos qué, lo que queda hay que rematarlo y nos olvidamos de tanto problema. Y como nos encanta comprar chatarra, sobre todo gringa, ya la hicimos, hasta barato nos saldrá adquirirla. Como dijo Benjamin Franklin, el que compra lo superfluo, pronto tendrá que vender lo necesario. Pos en esas estamos, ¿no les parece?

Recuerdan la canción de Oscar Chávez, “Se vende mi país”:

“Se vende mi país por todos lados
La tripa, el corazón y sus costales
Se vende mi país a 4 vientos
Su sangre, su sabor, sus alimentos
Se vende mi país cada momento
Su hambre, su dolor, su sentimiento
Se vende mi país con todo y gente
Se vende la palabra independiente
Yo no lo vendo no, porque lo quiero
Yo no lo vendo no, mejor me muero
Yo no lo vendo no, porque lo quiero
Yo no lo vendo no, mejor me muero...
Se vende mi país y da coraje
Se vende mi país es un ultraje…”

Y así se sigue la rola; ojalá la escuchen. Por lo pronto, fíjese en estos datos de una encuesta de Parametría, que en la opinión pública siete de cada diez mexicanos se manifiesta en contra de que los extranjeros puedan comprar tierras mexicanas o inmuebles en dichas extensiones territoriales. Sólo 22 % está a favor de la adquisición de tierras o inmuebles en las fronteras y playas de México por parte de extranjeros.
 Y dice más: “El conocimiento de dicha reforma fue escaso entre los mexicanos, apenas tres de cada diez se enteraron de la modificación hecha a la Carta Magna; para 69 % el que los extranjeros puedan comprar tierras o inmuebles en fronteras y playas mexicanas es un evento que pasó desapercibido.
“Existen dos posturas contrastantes respecto al tema, para algunos esta modificación constitucional atenta contra el principio de soberanía y seguridad nacional, mientras que para aquellos que están de acuerdo con la reforma representa una inversión de capital extranjero importante que no se está aprovechando del todo por la restricción del Constituyente de 1917 y que tendrá un impacto positivo en los ingresos a los municipios, pues al adquirir las propiedades con uso habitacional se podrán recaudar los impuestos correspondientes”. ¿Cómo la ven?
Con razón, Adolfo Gilly, en su artículo “¿A quién pertenece nuestro México?”, señaló: “Escribo estas líneas con aprensión y con miedo: aprensión ante el proceso de entrega de la soberanía nacional a la poderosa nación vecina en el cual están embarcados el gobierno de Enrique Peña Nieto y sus aliados en el Pacto por México, porque qué es un pacto sino una alianza con fines precisos; miedo, porque es el sentimiento que hoy vive cada mexicano y cada mexicana por la suerte inmediata, cotidiana, de sus familias, sus amigos, su persona en esta tierra, que ha sido convertida en un país sin ley –y por tanto sin justicia y sin derecho– por la sólida alianza de intereses entre el crimen y las grandes finanzas nacionales e internacionales.
“Este es el contexto en el cual la reforma a los artículos 27 y 28 constitucionales se conforma como la entrega a un solo postor –Estados Unidos– de los derechos sobre el subsuelo y buena parte del suelo y de los recursos naturales de la nación”. Ahí tienen.
Por cierto, en futbol ¿qué tal México contra E.U.? ¿Estamos perdidos o vendidos?

De cinismo y anexas
Y bueno, sigo cantando, en estas fiestas patrias, qué chingaos, ¡viva México, cabrones!:
“Se vende mi país y yo me chingo
Se vende al extranjero y a lo gringo
Se venden sus memorias y sus recuerdos
Lo avientan a las hienas y a los cerdos
Se vende mi país puro y entero
Por un pinche puñado de dinero
Yo no lo vendo no, porque lo quiero
Yo no lo vendo no, mejor me muero...”

Por lo pronto, ahí se ven.
Hasta la próxima

jarl63@yahoo.com.mx

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