Luis Alberto Romero
Hora Cero
El problema del de agua en Xalapa se acentuará en los próximos años, no solo debido a una demanda creciente y a la reducción de las fuentes de suministro –la deforestación del Cofre de Perote, por ejemplo, causa ya estragos en la captación del líquido-, sino a la ineficiencia de los organismos operadores, a la gran cantidad de fugas y a la escasa inversión derivada del hecho de que la población no paga por el agua que consume.
Lo peor, de acuerdo con especialistas en el tema, es que el área de abasto de agua, la zona montañosa, pierde paulatinamente su potencial por la reducción de los recursos forestales.
Lo paradójico del escenario es que Veracruz es el estado que, en teoría, debiera tener menores problemas de agua porque aquí las lluvias representan casi el doble de la media nacional, y por si no fuera suficiente, por nuestros cauces fluye un tercio del escurrimiento total del país.
Si bien es cierto que en Veracruz, la disponibilidad del líquido no ha sido un problema permanente, el panorama a futuro se observa preocupante porque nuestros recursos están disminuyendo y la demanda de la población registra un crecimiento exponencial.
Por otro lado, el sistema de captación y distribución es viejo y obsoleto, lo cual provoca un enorme desperdicio en fugas.
Solo en Xalapa, cálculos conservadores estiman que cada día se registran 30 nuevas fugas de agua.
En algunas ciudades de la entidad, hasta un 30 por ciento del agua que envía el sistema de bombeo se pierde por ese motivo. El agua llega, pero se escurre y no es aprovechada.
Por si la problemática no fuera lo suficientemente compleja, no existe la cultura del pago por el agua que se consume; hay hogares que no pagan recibos durante años y ello provoca que los organismos operadores no cuenten con los recursos necesarios para realizar nuevas inversiones o para instrumentar programas encaminados a mejorar los sistemas de distribución y ampliar la cobertura.
El sistema de agua potable en la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río-Medellín, por ejemplo, está a punto de colapsar y quebrar, y en ese sentido, será necesario un rescate por parte del gobierno del estado.
En cuanto a la cobertura, hasta hace cuatro años, en las zonas urbanas, donde se concentra casi el 60 por ciento de la población estatal, el 23 por ciento de la población no contaba con agua entubada. El índice se disparaba en las comunidades rurales, donde la cobertura apenas llegaba al 45 por ciento.
En los últimos tres años, sin embargo, los avances son incuestionables: en 2011, el suministro de agua casi llegó al 89 por ciento; y actualmente, la cobertura casi cubre al cien por ciento de los veracruzanos.
Sin embargo, hay zonas, como la capital del Estado, donde se vislumbran problemas a futuro y en ello tendrán que trabajar, tanto las próximas autoridades municipales, como el gobierno del estado.
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