jueves, 24 de octubre de 2013

Obesidad criminal

Salvador Muñoz
Los Políticos

El anuncio del presidente Enrique Peña Nieto de que en los próximos días presentará la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control de la Obesidad y la Diabetes, me obliga a meditar: ¿Estamos a un paso de la criminalización del Obeso?
Yo lo presiento así… es más, estoy seguro que algunos funcionarios del Gobierno de Javier Duarte igual lo perciben: ¿Ha visto a Nemi Dib luciendo “ya no tan gordo” como él mismo responde al saludo de “te ves delgado”? ¿Ha visto a Gina Domínguez? no sólo cambió su “look” de “Doña Márgara”, ¡también perdió peso! Otro más es Manuel Guadalupe de León Maza, quien como todo buen varón que se preste de serlo, mandó al sastre todos sus trajes para adaptarlos a su nueva figura… por allí está Harry Grappa, pero no sabemos si fue por dieta que perdió kilos o porque haya degustado los platillos de su Servicio de Banquetes...
No es broma, pero alrededor del “Gordito” (con todo respeto y cariño, tanto por lo de “alrededor” y “gordito” ) ya se tejen varias enfermedades y por ello, implica más gastos del Gobierno para preservar la salud del “enfermo”.
Si usted es obeso o tiene a algún familiar obeso, ha de conocer mínimo, las cuatro H que padece un Gordito: Hipertensión, Hipercolesterolemia, Hipertrigliceridemia así como Hígado graso.
Pero eso es lo mínimo… hay que contar que, además de la diabetes que por lo regular acompaña a la obesidad, trae otras consecuencias como Insuficiencia venosa, Colecistitis (Vesícula biliar), Intestino irritable, Colitis, Apnea del sueño, Osteoartrosis (problemas en articulaciones por sobrepeso) y Embolia grasa.
Y ojo… porque es seguro que usted ya se percató que nuestros sistemas de Salud no gozan paradójicamente de cabal salud para atender a un país que ocupa el primer lugar en obesidad y quizás, por ello, estar entre los primeros puestos en diabetes.
Por eso, quizás en chunga pero también en serio, no puedo dejar de pensar en la criminalización del Obeso…
Le digo, parece broma pero no, y quizás el mejor ejemplo sea el alcoholismo…
Pregunto: ¿Estamos de acuerdo que el alcoholismo es una enfermedad, verdad? Pero si se da cuenta, esta enfermedad ¡está criminalizada!
¿Cuántas historias de terror no se tejen alrededor de un enfermo alcohólico? ¡Muchas!

* El agente de Tránsito detiene al conductor y le aplica el alcoholímetro. Si pasa los parámetros establecidos, ¡multa! y en algunos lugares, ¡hasta te llevan a fresco bote! ¿Cree que a un enfermo se le debe tratar así? ¿No cree que las autoridades de Salud deberían de intervenir en este caso y aplicar un “agua marina” para el restablecimiento de las sales perdidas así como un buen plato de chilaquiles? Pero no… ¡eso se llama Criminalización de la enfermedad!

* No es el único caso: Si usted llega en estado alcohólico a su lugar de trabajo, ¡corre el riesgo de que lo despidan! ¡Vamos! Uno está enfermo pero aun así, en malas condiciones, se tiene la responsabilidad de cumplir con el deber laboral ¿y qué gana uno? ¡Que lo corran! ¿Y sabe qué es lo peor? Que las autoridades laborales le dan la razón al patrón… el enfermo pierde...

* La discriminación es otro de los ataques que sufre un enfermo… un hombre o mujer sufriendo los embates de su enfermedad, no es llamado “alcohólico”, sino es atacado con una serie de improperios que buscan lastimar, como “pedo”, “borracho”, “catarrín”, “briago”, “teporocho”... todos estos adjetivos, con cargas despectivas y peyorativas.

* En la casa, hay mujeres y hombres que en lugar de atender al enfermo, lo arrojan a la calle o peor: ¡hasta se divorcian de la persona! ¿Eso no es abandono? Es como si alguien atropellara a otro y lo dejara tendido sin prestarle el auxilio correspondiente…

Ejemplos sobran muchos… pero me temo que el asunto va con esa tendencia para el Obeso… y el mejor ejemplo de ello son los impuestos a refrescos y a alguna comida chatarra… ¡castigar al obeso! ¿Por qué? ¡No por gordo! Sino porque significa una carga pesada para el Sistema de Salud toda la serie de males que conlleva su enfermedad…
Así que no lo sorprenda que, una tarde, una noche, vea a un agente de Tránsito multar a un gordo porque el “cintómetro” (en lugar del alcoholímetro) simplemente excedía los parámetros de una saludable cintura… Así que no lo sorprenda que en su lugar de trabajo, despidan a la gordita simpática porque además de comer en su área laboral a cualquier hora, es candidata a enfermarse más pronto que la curvilínea que le da caché a la oficina… Así que no le sorprenda que “Gordito” se vuelva un insulto, como lo es “Marrano”, “Timbón” y una serie de adjetivos ofensivos que hace la gente “normal”...
Se lo aseguro… la criminalización del obeso en el país está en camino… a excepción de Veracruz… al menos en lo que resta de este sexenio.

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