martes, 26 de noviembre de 2013

Lodazal amarillo


Luis Alberto Romero
Hora Cero

Lo que ocurre al interior del perredismo veracruzano es fiel reflejo de los momentos que vive el partido en el ámbito nacional, donde la división y el enfrentamiento entre las diferentes corrientes, las llamadas tribus, impide un crecimiento sistemático.
A veces da la impresión de que en el PRD no saben qué hacer y cómo reaccionar ante el inminente registro de Morena como partido político nacional y su posible desplazamiento como el instituto político que representa a la izquierda mexicana.
El partido del Sol Azteca está dividido en 15 corrientes: la hegemónica Nueva Izquierda que encabezan los llamados “Chuchos”, Jesús Ortega y Jesús Zambrano; Izquierda Democrática Nacional de René Bejarano; Foro Nuevo Sol de Amalia García; Alternativa Democrática Nacional de Héctor Bautista; el Movimiento por la Democracia de Pablo Gómez; la Red por la Unidad Nacional de las Izquierdas de Alejandra Barrales; y Unidad y Renovación de Armando Quintero, entre otras.
Ese partido se fundó en 1989 y su primer dirigente fue el tres veces ex candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Por el Comité Ejecutivo Nacional han desfilado personajes de la talla del propio Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador, Amalia García, Rosario Robles y Jesús Ortega, entre otros.
En el DF ha tenido 6 jefes de gobierno y lleva en el poder desde 1997 a la fecha. Como partido, el PRD ha ganado en dos ocasiones los gobiernos estatales de Zacatecas, Baja California Sur, Michoacán y Guerrero y ha ocupado el poder durante seis años en los estados de Tlaxcala, Chiapas, Tabasco, Morelos y Oaxaca.
Sin embargo, debido a la salida de Andrés Manuel López Obrador, el PRD se quedó sin una figura emblemática. Las tribus del partido buscaron para ello el apoyo de Cuauhtémoc Cárdenas e, incluso, llegaron a plantearle una candidatura de unidad para la dirigencia del partido, modificando sus estatutos.
Al no aceptar Cárdenas Solórzano dicha posición, todo parece indicar que en la disputa final quedarán el ex jefe de gobierno Marcelo Ebrard y el ex senador Carlos Navarrete, quien se perfila para suceder a Jesús Zambrano Grijalva en la presidencia del partido.
Por cierto, Marcelo Ebrard ha impugnado los resolutivos del consejo nacional del PRD y todo parece indicar que estos serían sus últimos días de su militancia en ese partido. Hay quien lo ve, de antemano, como una de las próximas figuras importantes del Movimiento Ciudadano de Dante Delgado.
El caso es que este escenario se ve también reflejado en el ámbito estatal, aunque con un nivel de pelea callejera.
Las acusaciones mutuas entre los principales actores del PRD veracruzano son ya parte del escenario político estatal y lo peor es que ya no se les toma en serio.
Juan Montes de Oca, consejero del partido, acusó recientemente a su dirigente estatal, Sergio Rodríguez, de usar mal los recursos; y también lo señala por presuntos actos de corrupción. Se habla de un gasto excesivo e injustificado de los casi 600 mil pesos mensuales que reciben como partido político.
El líder del Movimiento de Izquierda Veracruzana, Manuel Bernal, también lanzó petardos contra Sergio Rodríguez, sobre quien caerá una auditoría que podría terminar con su expulsión del partido, de comprobarse los actos que le imputan
Rodríguez Cortés, por su parte, respondió que se trata de una venganza por haber postulado en el pasado proceso electoral a un ex panista, Julio Saldaña, como candidato a la alcaldía de Veracruz.
Pero las denuncias no paran ahí: el también ex dirigente del partido, Juan Vergel Pacheco, ha sido señalado por las mismas irregularidades, que le habrían costado su salida del Comité Directivo Estatal.
En ese contexto, el diputado Uriel Flores calificó el lodazal perredista de Veracruz como el enfrentamiento de los malos contra los peores. Una lástima.

@luisromero85

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