domingo, 2 de febrero de 2014

Baile del Tubo

Brenda Caballero
Números Rojos

Suena mi despertador. Estiro la mano para apagarlo y no puedo hacerlo. Me duele todo el cuerpo. Trato de enderezarme y parece que me pasó una aplanadora encima. Estiro los pies para salir de la cama y el dolor se acrecienta más. Por el clima y mis síntomas, pudiera pensarse en influenza, pero afortunadamente queda descartada al no tener tos o escurrimiento nasal. ¡San Toño Nemi, descartador de la influenza en Veracruz nos libre!
Me paro de la cama y al caminar, me siento Robocop, ¡ya sólo falta que rechine!
Aclaro que tampoco tuve una noche tormentosa tipo Anastasia Steele, la protagonista del cachondo Bestseller número uno, “Cincuenta Sombras de Grey” de E.L. James… no, no, mi dolor es muscular, comúnmente llamado “envaramiento”
Es más, ahora entiendo el porqué entre las definiciones de “envaramiento” se dice que “es la actitud de la persona orgullosa o estirada”. ¡Y cómo no! se entume tanto el músculo que a juerzas hay que caminar bien estiradito.
Pues para no hacerle el cuento largo, todo ese día y los siguientes dos, estuve envarada, al grado de que hasta ir al baño me costaba trabajo y ¡aclaro que no estaba estreñida! sino que no podía mover manos, brazos y el cuerpo en general, para desvestirme y vestirme.
Pero como dice el dicho: “quién me quita lo bailado” y es que ése fue el precio de mi primera clase de Pole dance.
Según Wikipedia, literalmente Pole dance significa baile del caño, barra americana o el baile del tubo, siendo éste último como comúnmente lo conocemos los mexicanos. Aunque en México el pole dance se da más en los “strip clubs” como un baile sensual en un caño o poste generalmente acompañado de un “striptease”. En otras partes del mundo, el asunto es con movimientos acrobáticos como se da en el Circo Solei, incluso es catalogado por algunos como un arte escénico.
Creo que la primera clase fue algo difícil ya que no estaba acostumbrada a ejercer cierta fuerza en mis brazos; sin embargo, los pasos del escorpión, los gusanos, la vuelta de bombero y de la muñequita no me salieron del todo mal.
Mientras ensayábamos, una compañera dijo a mi maestra: “¿Por qué no hacemos Pole Dance Urbano?” refiriéndose a dar una demostración en alguna plaza o lugar público tal como lo acaban de hacer hace algunos días en el metro el grupo “Amo Ser Chilango” y “Flying Angels”.
Sin embargo, mi maestra le respondió que es algo complicado, tendríamos que ir con algún amigo o pareja ya que algunas personas aún lo ven con morbo y pueden faltarnos al respeto.
Y es cierto, cuando uno decide ir a una clase de Pole dance, generalmente el morbo se asocia con ésta, sin embargo, tengo compañeras de clase donde asisten madre e hija y no “teiboleras” como muchos piensan y creen.
Es más, las mal nombradas “teiboleras” se han ganado mi respeto, pues créame que cómo cuesta subirse en el tubo y hacer malabares, sin duda se requiere fuerza y habilidad para lograrlo.
Pero no sólo el Pole dance es asunto de mujeres, sino también de varones que con destreza saben también lucir en el tubo, caso concreto tres jóvenes acróbatas del Circo Espectáculos Francisco Atayde García, que acaba de visitar la capital de Veracruz con excelente espectáculo sin necesidad de incluir animales en el show.
Después de tres clases que llevo, ya no me envaro igual; sin embargo van apareciendo moretones en brazos, piernas y pies, símbolo de mi esfuerzo en el tubo.
Al llegar a casa mi marido me pregunta: ¿Ya descubriste qué sostiene el tubo? Lo veo extrañada, mientras pienso en la base, los tornillos y el metal. Al ver nuevamente mi cara de ¿what? Contesta a su pregunta: ¡un montón de familias!
Río sin querer a su chiste cruel, mientras notó que el envaramiento va desapareciendo.

Email: caballero_brenda@hotmail.com

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