lunes, 24 de febrero de 2014

Prensa, no disparen



Roberto Morales Ayala
Zona Franca

Hacer milagros no sólo es tarea de santos. Es lo que hacen los periodistas en Veracruz. Buscan información y, si pueden, la publican. Informan y también deben cuidarse del asedio oficial, de la amenaza constante, del desprestigio vía campañas de lodo y del acoso del crimen organizado. Esa es su vida y por eso hacer periodismo en Veracruz equivale a hacer milagros.
El crimen de Gregorio Jiménez de la Cruz, como antes el de Regina Martínez Pérez y tiempo atrás el de Miguel Ángel López Velasco, sacudió al gremio periodístico y a la sociedad. Nos recordaron que Veracruz es un estado violento, que hablar es un riesgo, que tocar los vínculos entre el poder y la delincuencia es literalmente una sentencia de muerte.
 Por eso la movilización de los periodistas cada vez es mayor. Este domingo 23 marchamos en el Distrito Federal y en muchas ciudades del país. Bajo el lema “Prensa, no disparen”, exigimos respeto a nuestro trabajo y a nuestra vida, que se esclarezca el crimen de Goyo Jiménez y el de cientos de periodistas más que murieron por realizar su oficio, pero a quienes las autoridades los criminalizan o dicen que murieron por asuntos personales o pasionales.
Ante la columna del Ángel de la Independencia –como en Coatzacoalcos y en diversos puntos del país- cientos de periodistas nos manifestamos. Pusimos un hasta aquí a tanta agresión, a la cacería de periodistas, a la indiferencia del gobernador Javier Duarte, pero también a la negligencia del poder público.
En el comunicado elaborado por el colectivo “Prensa, No Disparen” que fue leído por la periodista porteña Ramona Ortega, amiga personal del periodista asesinado, se exige que la Procuraduría General de la República atraiga el caso de Goyo Jiménez; que le quiten el proceso al juez estatal, puesto que se trata del hermano de la ex coordinadora de Comunicación Social de Veracruz, Gina Domínguez Colío; que la comisión del Senado sobre agravios a periodistas llame a comparecer al procurador federal, Jesús Murillo Karam, y al virtual procurador veracruzano, Luis Ángel Bravo Contreras; que la Comisión Nacional de Derechos Humanos explique en qué se gastan los recursos para proteger periodistas.
En sus partes medulares, este es el comunicado:
“El asesinato de Gregorio y la burda explicación del gobierno nos indignó a todos. Nos movió los resortes para salir de nuevo a gritar ‘¡Ya basta!’.
“Con Gregorio el gobierno de Javier Duarte se sacó un diez. Completó diez periodistas asesinados en Veracruz desde diciembre de 2010, cuando asumió la gubernatura, más cuatro desaparecidos. A la suma nefasta agregamos a decenas de reporteros que han tenido que salir huyendo de ese estado para salvar su vida y hoy se buscan la vida como pueden en otras ciudades de México o en el extranjero. Veracruz es uno de los lugares más peligrosos del mundo para el ejercicio del periodismo. Veracruz es sinónimo de muerte para los periodistas.
“México es país de la impunidad y de la simulación. Gregorio fue el último y ya no queremos seguir enterrando a más compañeros. Por eso estamos hoy aquí. Los periodistas y trabajadores de medios de comunicación venimos a exigir el urgente esclarecimiento del asesinato de Gregorio y del resto de nuestros periodistas asesinados. Demandamos que termine la impunidad. Que los silenciadores sean castigados. Que termine la violencia y el acoso en contra de nuestros compañeros reporteros de Veracruz, de esta ciudad y de todo México.
“No estamos aquí sólo para exigir justicia a uno de los nuestros. No sólo vinimos a gritar que ya no queremos que en nuestras redacciones falte ni uno más. Estamos aquí también para defender el derecho de los ciudadanos a estar informados. Porque cada vez que se intimida, acosa, hostiga, desaparece o asesina a un periodista se pierde a un vocero de la realidad. La sociedad va perdiendo sus ojos, sus oídos, su boca. Con cada ataque a los periodistas, se pretende cegar y amordazar a la sociedad. Reunidos aquí, al mismo tiempo que otros muchos colegas se manifiestan en una veintena de ciudades del país, los periodistas y los ciudadanos solidarios demandamos cumplimiento cabal, por parte de las instituciones del Estado mexicano, de su deber y obligación constitucional de garantizar los derechos a la libertad de expresión y al acceso a la información para los ciudadanos.
“Hoy denunciamos que esta cacería de periodistas permanece impune y que va escalando en un ritmo que parece sin fin. Y que las autoridades gubernamentales de todos los niveles, desde la Presidencia de la República y los gobiernos estatales y municipales, además de los poderes legislativos y judiciales han permanecido omisos, permisivos e indolentes. Han sido testigos mudos, no han querido hacer nada. Mientras tanto, México se va convirtiendo en un enorme hoyo negro donde cada vez en más regiones la prensa es amordazada, tiene prohibido informar. En lugares como Tamaulipas, Coahuila, Michoacán, Veracruz, Estado de México y otros, se va imponiendo el silencio, se cancela cualquier posibilidad de crítica, cualquier voz discrepante, cualquier mirada escrutadora. El derecho a la información recibe tiro de gracia.
“Estamos aquí porque no queremos vivir bajo un reinado de terror, corrupción y muerte que nos impide hablar de futuro. Porque no queremos enterrar más Gregorios, más Reginas, más Armandos. Porque amamos la vida y nos queremos vivos y libres, y porque defendemos la democracia”.
“Si callamos los periodistas, no habrá nadie que documente la corrupción y los delitos de los poderosos. Sin el derecho a la información no construiremos una verdadera democracia.
“Hoy todos somos Goyo y nadie en Veracruz quiere ser el numero 11”.
México se sacudió con el crimen de Gregorio Jiménez, pero en Veracruz el asedio para los periodistas críticos es cosa de todos los días.
Ojo: para los “periodistas críticos”; los oficialistas se enriquecen a cambio de sus aplausos, a cambio de que digan y escriban que las muertes y agresiones son ajenos al trabajo periodístico, que son “casos aislados” o “líos de faldas”, para estar a tono de quien les compra la dignidad. Allá ellos.
La prensa independiente no está sola, hay una revolución en el periodismo. El reclamo se escuchó fuerte a lo largo y ancho del país y de todo el mundo. ¡Ni uno más!

(romoaya@gmail.com)(@moralesrobert)

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