viernes, 7 de marzo de 2014

La mujer del PRI

Salvador Muñoz
Los Políticos

Ya le había dicho a don Alfonso (Notiver) que no iba a mandarle columna este sábado. Que si le mandaba, sería un abrazo nada más. Pero no le puse los motivos de mi decisión. Es que después de estar frente al teclado por espacio de una hora y media iniciando párrafos y borrándolos para volver a empezar otros y deshacerlos, me llevó a una especie de frustración combinada con depresión… no es para menos, trataba de abordar el tema de la mujer, aprovechando que hoy, algunos y algunas lo celebran y otros y otras lo conmemoran.
Total que de golpe y porrazo cerré el documento donde intentaba escribir y le dije a la mujer: “No voy a escribir”. Le mandé un recado a don Alfonso y decidí salir a dar una vuelta al parque a que me diera el frío de la tarde un poco, a serenarme, a tranquilizarme, en compañía del buen Harry.
II
Ya venía de regreso a casa, dispuesto a destapar una cerveza, quizás servirme un anís o prepararme un café, sentarme frente al televisor y ver un partido de fútbol, cuando en uno de esos callejones que hay en la unidad donde vivo, se nos atraviesan tres personas… pasan y sigo mi camino cuando por inercia, volteo a la vez que una de esas personas hace lo mismo: “‘¡Chava!”
Lo reconozco, me da gusto saludarlo y aplico el lugar común para estos encuentros: “¿Cómo te va?” La respuesta es fría:
—Estoy sin trabajo…
Entonces recuerdo la reciente feria del empleo que organizó el ayuntamiento de Américo Zúñiga. Pero lo que no recuerdo es quién decía que por primera vez era más larga la cola de la feria del empleo que la fila para tomar ceniza en la Catedral de la capital veracruzana.

III
¿Se acuerdan de “Don Aldo”?
La vida es paradójica. Todavía hace algunos días, platicaba con un amigo sobre este escándalo mediático que surgió por un error de dedo. Le achacaban el yerro a Uriel Rodríguez Velázquez, quien llegaba al área de prensa del PRI por esos días cuando salió ese boletín de “Don Aldo” pero, aquí viene lo paradójico… el error de dedo fue de un muchacho que se llama… ¡sí! ¡Aldo! Y que conste que no es el de la “Jumentud” y que ahora es “rugidor” en Poza Rica… omitimos su apellido porque sus amigos así lo consideran pertinente. Cuando los amigos se dan cuenta del error de Aldo en “Don Aldo” lo llaman y en el argot juvenil “lo cagotean” advirtiéndole de las consecuencias… “¡es un error!” les dijo… “No, no es un error… ¡es un errorzote!” le decían… se mandó la aclaración pero el mal ya estaba hecho.
Sí, como pueden suponer, fue despedido Aldo. ¿Por quién? ni idea.
Pero el asunto no acaba ahí… ni la paradoja: Aldo cometió un error en un boletín… ahora, dicen sus amigos, Aldo está “boletinado”. En el argot de la empleomanía, no puede trabajar en ningún área de Gobierno del Estado o del PRI. Y sí, sigue sin empleo.

IV
Un corrido… un despedido… uno no entiende cómo es que a Aldo se fueron sumando otro más, después algunos más hasta acabar con ¿30? ¿40? ¿Casi 50?
Encontrar a jóvenes que te dicen que estaban entregados al partido, con la camiseta bien puesta, con ganas de hacer más como lo venían haciendo con un Erick Lagos y Erika Ayala, con las lágrimas al borde, ¡uta, mano! te dobla.
Primero, la quincena no llegó… y lo entendían… a veces tardaba un poco en caer, pero ya estaban acostumbrados… y pasó el mes y tampoco… a algunos entonces los llamaron para decirles “muchas gracias por participar” y querían darles una quincena como liquidación. La aceptaron unos; otros no…
No saben si fue indicación de Elizabeth Morales, pero es claro que al menos conocimiento de ello, debe tenerlo. Se retiran… los llama su familia a que pasen porque el frío arrecia… entro a la casa y me pregunto si debo mandarle antes a don Alfonso un mensaje o mejor le mando mi columna y un abrazo ahora que pude por fin escribir sobre la mujer… bueno, al menos sobre la mujer del PRI.

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