jueves, 3 de julio de 2014

Presidir el PAN en Veracruz

Eduardo de la Torre Jaramillo
Escenario

Desde hace diez meses decidí buscar la dirigencia estatal de Acción Nacional, esto en concordancia con los nuevos estatutos del partido, a lo que se le fue sumando la última reforma política, particularmente con la Ley General de Partidos Políticos; es decir nuevas reglas internas y externas; dentro de las primeras está que la militancia podrá elegir con su voto a la dirigencia estatal, después de 75 años; por lo tanto es la hora de la militancia.
Por otra parte, con la nueva Ley de Partidos, la cual es una vieja inspiración de Don Manuel Gómez Morín, y misma que aspira a modernizar a los partidos, porque se transparentará todo, desde los sueldos de los integrantes del comité directivo; inclusive, los proveedores se registran en el INE, se podrá saber a quién se contrata y que se contrata, es decir la transparencia y la rendición de cuentas tomarán carta de naturalización en los partidos políticos.
Dado lo anterior, se mezcla la democracia directa con una pretensión a la modernidad de los partidos políticos, y particularmente con Acción Nacional que es una invitación para que “vuelva a los orígenes” ciudadanos, democráticos, cívicos, legales, y sobre todo éticos; todo esto adaptándose al siglo XXI, donde el panista debe encontrar su nueva identidad, su proyecto político que se diferencie de los otros partidos, profundizar su propia modernidad, inclusive la nueva imagen debe ser de una ruptura democrática, ésta porque se aspira a tener un proyecto político de autonomía, de libertad, de conciencia y sobre todo de no claudicar frente al gobierno por motivos económicos personales o de grupo.
La ruta del PAN que debe reformular es su forma de hacer política, quizá la primera parte sea practicarla como un servicio al ciudadano, inclusive recordar que es una acción colectiva; que su único fin debe ser la búsqueda del bien común; y en términos internos, la cercanía con los comités directivos municipales, donde la convivencia interna no se base en lo político, es decir en las fobias y las filias, que se debe transitar de lo político hacia la política, entendiendo que no es un asunto personal, en todo caso que se privilegie el diálogo, la negociación, el pacto, el respeto al otro y a la diferencia, la inclusión, etc.
Por supuesto que se tiene que revisar el pasado en Veracruz, particularmente porque no se ganó la gubernatura en los años 2004 y 2010, más allá del cliché sobre el órgano electoral, la indispensable reflexión sobre el pasado inmediato servirá para reconstruir al PAN del futuro cercano, inclusive no perder de vista a esa escuela de ciudadanía de la cual se jactó de ser durante muchos años.
Particularmente, yo soy de la generación política de 1988, donde la idea de cambio y de democracia nos invadió en la juventud; aún recuerdo el mitin del “Maquío” en la histórica Plaza Lerdo de Xalapa, allí el carisma, el discurso, la resistencia civil encarnada en el candidato presidencial fue algo importante para contribuir a la inexistente democracia veracruzana; siempre viene a mi mente esa lona donde aventabas el dinero para contribuir a la campaña, ya que no existían las prerrogativas como tales para los partidos políticos, esa es la primera imagen que tengo del PAN y de su candidato.
Posteriormente, cuando fui maestro en la Universidad Iberoamericana en el Departamento de Ciencia Política, invité al exdiputado local, Jesús Moreno Frías para que diera una conferencia a mis alumnos, y después fuimos a la calle de Ángel Urraza en la Colonia del Valle, al Comité Ejecutivo Nacional del PAN, y allí nos recibió Carlos Castillo Peraza, en ese tiempo presidente nacional, a quien vimos sin ningún celador ni celadora, era otra época, hoy es imposible ver a un dirigente nacional o estatal porque son muchas las barreras u obstáculos que hay para poder verlos. Allí recuerdo esa inolvidable plática con un filósofo político, un dirigente que tuvo ideas, discurso, estrategia; en fin, fue el ideólogo de la alternancia mexicana; guardando toda proporción con César Leal Angulo, el filósofo sinaloense que hizo crecer al PAN en Veracruz; todavía recuerdo que desayuné con él en Nueva York, él era Senador y yo Diputado Federal, nos había enviado el Congreso de la Unión a un curso sobre Seguridad Nacional a la ONU, después de varias intervenciones que tuve me hizo platica, y cuando le dije que yo era de Veracruz y que lo conocía, agendamos un desayuno y allí me contó su historia sobre el PAN de Veracruz.
Regresando al caso de Veracruz, curiosamente, hoy quienes aspiran a dirigir al PAN veracruzano, dicen que “quieren” ser presidentes, lo que no les queda claro es que en estos tiempos para hacer política no solo se trata de un asunto de voluntad, sino de conocimiento, de estrategias, de futuro, de prospectiva, de escenarios, porque no es un asunto de intuición, ocurrencia o de algún espíritu de gremio, y mucho menos de continuidad o polarización.
Finalmente, la sana competencia regida por un órgano electoral legitimado por su apego a la legalidad, cuya conducción privilegie la institucionalidad y no a las directrices de las facciones políticas, y sobre todo que sujete a la legalidad y a la ética las acciones de los integrantes del comité estatal, quienes por ejemplo no deben aparecer en actos “público-privados” con el “candidato oficial”, ello evitaría los vicios de origen que se pudieran dar ex ante del proceso electoral interno. Aún falta mucho pero el ánimo de participar reside en hacer competitiva la elección interna, en romper con la polarización, en dar una batalla ética, llena de ideas, de dar una sana competencia, y sobre todo de hacer política al servicio de la militancia.

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