lunes, 17 de septiembre de 2007

Somos unos groseros y sin civismo

Fernando Hernández Fernández
(El Marcaje)

Apuesto a que muchos celebramos el mes Patrio con taquitos, antojitos y tequila en mano porque nos sentimos muy mexicanos. Somos bien chingones porque nos comemos una tortilla con chile, bebemos un montón de aguardiente y llevamos los pantalones en la casa. ¿Eso es ser mexicano?
Vamos, quien lo profese, pues está bien, cada quien sus gustos, vicios y manejos en su casa, pero realmente sabemos lo que significa el respeto a los Símbolos de la Nación. O sea, no se necesita estar en guerra o en día festivo para mostrar respeto a la Bandera y al Himno.
Y es que me he dado cuenta, en estas dos semanas de septiembre que muchos mexicanos no tienen ni idea de cómo saludar al Lábaro Patrio. Según el autor Miguel Ángel Orilla: “El saludo civil a la bandera se hará en posición de firmes, colocando la mano derecha extendida sobre el pecho, con la palma hacia abajo a la altura del corazón. Los varones saludarán, además, con la cabeza descubierta. El presidente de la República, como jefe supremo de las Fuerzas Armadas, saludará militarmente”.
Bueno lector, por qué no haces un análisis en las escuelas y actos cívicos que presencias y revisas si los presentes mantienen el brazo firme, la mano firme, porque los recientes que he visto, muchos andan desguanzados, con una apatía tremenda, visten sombreros o gorras, les vale lo que esté enfrente. Por cierto, ¿tú cumples con esta norma cívica?
Otra situación es que la supuesta posición de firmes para entonar el Himno Nacional jamás se da al 100 por ciento; de hecho, me ha tocado ver tipos en plena charla, a carcajada limpia, con la cabeza descubierta, sin el respeto siquiera de ponerse en pie, por lo menos, para hacer la finta, y al final con aplausos, como si se acabara una melodía en un concierto. ¡Carajo! Es el Himno Nacional.
Este tipo de hechos los he percibido en recientes eventos deportivos en la entidad. Primeramente me acuerdo del homenaje al beisbolista Héber Gómez en Carrizal, donde la gente no tenía ni idea de lo que pasaba, se ve que las clases de Civismo no son el fuerte en las primarias y secundarias de por allá.
Pero el estar en la capital veracruzana no exime de cometer esas faltas de respeto. Por ejemplo, en la inauguración de los Halcones UV Xalapa, del baloncesto profesional, como locales, mientras se rendían honores, Víctor Ávila y Enrique Zúñiga se hacían señas y se reían de sus chistes locales, de un extremo de la duela a otro. En fin.
A muchos habría que regalarles un librito que sirva de guía, tanto para eventos deportivos, como para las guardias de Independencia que se hacen en todas las ciudades del país, porque también ahí mis funcionarios como que se les barre, y si tú lector ves a un chamaco desganado, sin jalarle las orejas, sólo levántale el bracillo caído y pídele respeto por algo tan importante que es la Patria. Porque para mí, el ser mexicano no es comer tortilla con chile, beber mucho tequila y tener bien “destrenzada a la vieja”. Eso no lo es.
Hasta la vista.
fer_ctc@hotmail.com

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