jueves, 5 de junio de 2008

González Azamar… ¡con el diablo adentro!



Salvador Muñoz

La inconformidad del pueblo de Catemaco contra el alcalde Jorge Alberto González Azamar pudiera tener razón… ¡y no!
Si bien la grey católica está molesta porque el alcalde decidió hacer la Expo Feria Catemaco en pleno centro de la ciudad y de cierta forma obstaculizando la fiesta patronal de la Virgen del Carmen el catorce de julio, hay que mencionar que la culpa no es del alcalde… ¡hay una razón muy poderosa!... ¡el alcalde está poseso! Es decir… ¡Tiene al Diablo adentro!
En un acto valiente sin igual en mi vida reporteril, acompañé al párroco Tomás Alonso Martínez para intentar exorcizar a González Azamar y llevarlo por el buen camino.
Y allí estaba, atado a la cama, echando espuma por la boca, vociferando palabras “non sanctas” ni aptas para los ojos del lector.
Afortunadamente había tomado un curso express en Puente Jula (donde se hacen exorcismos) así que ya más o menos sabía a lo que le tiraba. El endemoniado alcalde empezó a gritar:
–¡Lárgate perro maldito! ¡Emisario del mal! ¡Engendro vividor!
–¿Por qué le grita tan feo, padre?
–¡No te hagas, monstruo, me refiero a ti– dijo el alcalde, azotándose en la cama…
–No le haga caso, Padre… tiene al pituche dentro… está “endemoñado”…
–“Poseso”, hijo…
–Sí, “pos eso”, padre…
–No hijo, que se dice “poseso”, está influenciado por algún demonio…
–¿Poseso?
–O “Poseído”…
–Sí, “pos he oído” que se deja influir por Jorge Uscanga, pero ése no es demonio…
–¿Es un ángel?
–No… ¡es chaneque!
–¡Ay hijo! Mejor vamos a entablar diálogo con este demonio para que el alcalde vuelva al seno de nuestra iglesia…
–Antes me permite entrevistarlo, padre…
–Sí, mientras preparo mis aditamentos…
Así, me acerqué al “endemoñado” y le preguntamos…
–¿Jorge? ¿Estás ahí?
Una voz de ultratumba me respondió:
–¡Síiiiiiiiiiii!
–¿Aún sigues siendo católico, apostólico y romano?
–Nooooo… ahora soy alcohólico, apostador y romántico…
–¿Cómo fue que se te metió el Diablo?
–¿Recuerdas que ahí anduvo de “lamepatas” con el Gober y con Yunes Zorrilla para que volviera entrar al redil y no me hicieron caso?
–¡Sí! ¿Y qué tiene que ver eso?
–Pues me dio coraje y dije: ¡Me lleva el Diablo! Y que me lleva…
–Pero dicen que te has negado a ubicar de nuevo a las afueras de la ciudad la Feria de Catemaco…
–No, la feria de Catemaco júralo que me la llevo a mi cuenta bancaria…
–¡Ejem, ejem! Me refiero a la feria, al festival, a la fiesta… ¡no al dinero del Ayuntamiento!
–¡Ah, perdón! Pero si no hago la reubicación es por la feria…
–¿Para salvar las tradiciones?
–¡Qué tradiciones! Lo hago por la feria que me voy a llevar vendiendo más caros los stands a los comerciantes…
–Pero te va a ir como en feria con la comunidad católica…
–Me vale… además, cada quien habla como le va en la feria y espero que me vaya bien…
–Pero, mira, vino el padre Tomás a ayudarte ¿y así le pagas?
–¿En verdad me vino a ayudar? ¡Dile que me saque el Diablo y reubico al feria!
Al oír eso, el padre inició el exorcismo con toda la enjundia que Dios le daba pero el demonio no se salía. Y volvía con más fuerza el sacerdote, más rezos, más agua bendita ¡y nada! Arremetió entonces con hostias, rosarios, santos óleos ¡y el demonio no se le salía a Jorge González Azamar!
Entonces, ¡tuve una ideota! Pedí que soltaran al alcalde, le pusieran una batita blanca… sólo encontraron una de hospital. Pedí 30 monedas de plata (así, como las que cobró Judas) y a los 10 minutos el engendro del mal había abandonado el cuerpo de González Azamar.
Lamentablemente, el alcalde no mantuvo su palabra… insistía en tener la feria en el centro de la ciudad…
Yo… ahora me dedico a exorcizar.
¿Qué cómo le saqué el diablo al alcalde?
Muy sencillo.
Cuando pusieron de pie al alcalde, me acerqué a su lado con las 30 monedas y le dije
–¡Jorge! ¡Te voy a ayudar! ¡Demonio, sal de mi amigo!
Y en ese instante, dejé caer las monedas a sus pies y cuando se agachó a recogerlas simplemente dejé que se cumpliera el viejo adagio: ¡Así perdió el Diablo!
Y perdió…

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