miércoles, 4 de junio de 2008

Pemex: Potencialidades; Necesidades y la tercera vía de Fidel Herrera Beltrán

José Emilio Lobato Corrigeux
Comentario Abierto

El amplio debate originado por el destino que le espera a la producción petrolera mexicana, no debe convertirse en un tema que, lejos de tomar la mejor decisión técnica–económica– jurídica, se convierta en campo fecundo para lograr arreglos políticos que favorezcan la distribución nacional del poder y el futuro de los mexicanos corra el riesgo de ser apresado por los grandes intereses internacionales, impulsado por quienes adolecen de un sentimiento nacionalista.
La verdad es que los mexicanos hemos sido testigos que la llegada del neoliberalismo fue de manera gradual a través de las reformas legales que dieron marco al desmantelamiento del estado con la desincorporación de las empresas paraestatales que fueron convertidas en improductivas por la falta de pericia administrativa y su utilizacion en una suerte de botin politico, cuando se fueron modificando las leyes de obras publicas y posteriormente en la las leyes de adquisiciones y obras publicas en que se abrió el espacio a la participación del capital privado a costa del despido de miles de trabajadores que , en el tiempo, provoco la expulsión de muchos mexicanos a los Estados Unidos.
Así pasó con PEMEX en donde lo que menos se hizo fue planear su crecimiento , consolidación y expansión y, por el contrario fue tomada por grupos privilegiados –entre ellos los dirigentes sindicales – que la llevaron a las desventajosas circunstancias en que se encuentra y que hoy la han convertido en punto de controversias y desesperaciones, pues no logramos aprender la lección de que no debíamos apostarle a una economía especializada en un solo segmento productivo, sino que teníamos que diversificarnos y ahí están los desastrosos resultados.
Olvidamos que nuestra carta magna establece que la rectoría del desarrollo corresponde al estado para garantizar sustentabilidad, el fortalecimiento de nuestra soberanía y un régimen democrático y que en el marco de nuestro desarrollo habrán de participar los sectores publico, social y privado sin soslayar otras formas de actividad económica y que además deberá organizar un sistema de planeación democrática de donde surge un plan nacional de desarrollo al que se sujetan los programas de la administración publica federal y que el estado tendrá dominio directo de , entre otros recursos naturales, los combustibles, minerales sólidos, el petróleo y todos los carburos de hidrogeno sólidos, líquidos o gaseosos y el espacio situado sobre el territorio nacional, en la extensión y términos que el derecho internacional fije.
En una parte de su articulo 27 establece que “tratándose del petróleo y los carburos de hidrogeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radiactivos, no se otorgaran concesiones ni contratos, ni subsistirán los que, en su caso, se hayan otorgado y la nación llevara a cabo la explotación de esos productos, en los términos que señale la ley reglamentaria respectiva.”, así de claro.
Sin embargo, pese a estos ordenamientos la planeación ha sido lo que menos ha caracterizado a PEMEX; la improvisación a lo largo de muchos años la convirtió en factor de prebendas al margen de los grandes intereses nacionales, por eso hoy la resulta ociosa la discusión sobre qué tiene que hacerse con la paraestatal cuando tenemos el agua “hasta el cuello”.
Baste recordar que en la actualidad la producción de crudo y gas proviene de campos que por haber alcanzado su más alto grado de madurez, hoy han entrado en una etapa de declinación y tienen que adoptarse medidas apremiantes que necesariamente impiden formular un plan con el que pueda garantizarse la soberanía petrolera.
La circunstancia obligada es que para mantener los niveles de producción de los últimos años se requiere mejorar la restitución de reservas probadas mediante el descubrimiento de nuevos campos petroleros, hacerlos productivos en el corto plazo, desarrollar campos con reservas probables y posibles y disminuir costos de producción y descubrimiento.
Actualmente existen cuatro áreas de explotación petrolera donde se puede echar mano para mantener los niveles de producción actual y garantizar la seguridad energética del país en el mediano plazo y son precisamente las cuencas del sureste; los campos abandonados; el desarrollo del paleo canal de Chicontepec y finalmente la exploración en las aguas profundas del Golfo de México.
Las cuencas del sureste se localizan en zonas donde PEMEX ha explotado en forma tradicional y son las aguas someras de Tabasco y Campeche aunque sus costos de producción podrían ser elevados bajo la condición de que no se contempla descubrir nuevos yacimientos de gran tamaño; la reactivación de los campos abandonados ayudarían a mantener la producción petrolera por algunos años (hasta el 2021); la producción actual del paleo canal de Chicontepec descubierto en 1926 es de 30 mil barriles diarios y convertirlo en una cuenca le permitiría producir de 550 mil a 600 mil barriles diarios hacia el año 2021, sin embargo se estima que sus costos de producción serían mas elevados al promedio actual y debe considerarse que se trata de una zona poblada dedicada a la actividad agropecuaria y para alcanzar esa cifra es necesario alcanzar un ritmo de perforación de mil pozos por año en la región, cantidad equivalente al 150 % del número de pozos perforados en el año 2007 en todas las cuencas del país.
La ultima opción es el impulso de proyectos exploratorios en aguas profundas cuyo inconveniente es que en México no contamos con técnicos preparados para su realización y en el manejo de las tecnologías utilizadas para ese tipo de proyectos, aunque debe señalarse que la posibilidad de encontrar yacimientos de acceso fácil y de baja complejidad técnica es remota así que las opciones disminuyen.
Sin embargo mientras la discusión por la factibilidad de que México suscriba convenios con empresas que cuentan con tecnología y capital extranjero para explorar y explotar yacimientos en regiones transfronterizas sigue abierta, se debe analizar la propuesta del Gobernador Fidel herrera Beltrán en donde los estados petroleros inviertan en las integración de empresas dedicadas a la exploración y la producción petrolera que permitiría por una parte, fortalecer las inversiones orientadas a este rubro, generarían empleos en las regiones y cuidarían las acciones de desarrollo sustentable para el cuidado del ambiente.
No olvidemos que el estado (mexicano) es el promotor del desarrollo nacional y las entidades federativas forman parte del pacto federal, lo que principalmente permite que siendo parte de la federación, al invertir en la explotación petrolera contribuirían en gran medida a que no se desvanezca el carácter estratégico que para los mexicanos tiene el petróleo y , principalmente, evitaría la polarización que se esta dando en este debate, logrando desactivar cualquier tipo de confrontación radical por el tema energético y lo mas importante, nos daría mas tiempo para decidir si participamos en la exploración y explotación de yacimientos en aguas profundas mientras que, a su vez, se detiene todo tipo de crispación sin dejar de ser productivos.

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