José Hernández Estrada
Ante la desesperada insistencia del Dor (Salvador), accedí a ocupar un espacio en su blog, aunque como se lo dije, yo no escribo en espacios de este tipo, incluso ni en medios impresos he publicado un texto de opinión, pero para que tenga más reitin es que lo hago, ya que es una muestra de humildad el ayudar a los demás.
Comencemos por definir la palabra BLOG: Un blog, o en español también una bitácora, es un sitio web periódicamente actualizado que recopila cronológicamente textos o artículos de uno o varios autores, apareciendo primero el más reciente, donde el autor conserva siempre la libertad de dejar publicado lo que crea pertinente. El término blog proviene de las palabras web y log ('log' en inglés = diario).
El término bitácora, en referencia a los antiguos cuadernos de bitácora de los barcos, se utiliza preferentemente cuando el autor escribe sobre su vida propia como si fuese un diario, pero publicado en Internet en línea. Y esta definición nos lleva a la siguiente: Blogadicto, que se refiere al síndrome adictivo provocado por la actividad obsesiva del bloguero infomaníaco.
Es una patología de la información, sin definición clínica, que se relaciona con la infoxicación y la disponibilidad permanente que promocionan los servicios ofrecidos a través de la banda ancha.
El término anglosajón para el blogadicto sería Blogaholic.
Pues bien o mal, mi querido Dor, aunque no eres un adolescente que se deja llevar por cualquier moda contagiada en la escuela o con los amigos, te has convertido en un blogadicto, no sé si sea bueno o malo, tomando en consideración que para poder estar actualizando un espacio de este tipo requieres de estar pendiente de toda la información que te llega vía e-mail, por comentarios a través de messenger o vía telefónica. Sin embargo se te reconoce la buena intención, por no decir que te compres una vida… (jaja).
No tengo un tema en concreto para aprovechar este espacio, por lo que mejor lo dejamos como una forma de presentación para las cinco o seis personas que acceden a este blog, que después de esta publicación seguramente se incrementarán considerablemente.
Aunque ahora que me acuerdo, anduve en la sesión de la Legislatura ayer y me llamó mucho la atención que Dalia Pérez presentara una iniciativa de reforma al Código Civil para que idiotas, imbéciles y locos (como los define el actual Código) puedan casarse, así como aquellos que porten VIH-Sida o cualquier otra enfermedad de transmisión sexual.
La propuesta parece buena, pero ¿qué no son idiotas, imbéciles y locos todos los que deciden casarse?, por aquello de que cuando uno se entera de que el hermano, el amigo o el compañero de trabajo nos informa que se va a casar, siempre le decimos que sólo estando loco o idiota se toma una decisión de ese tipo.
Me recuerda aquella película de Sean Penn, “I am Sam”, en la que el protagonista es un hombre con retraso mental que de acuerdo a las autoridades le impide hacerse cargo de su hija, Lucy, sin embargo después de una serie de estudios, médicos y jurídicos la madre decide cederle dicho deber al darse cuenta de que Lucy es feliz con Sam.
Lo sé, el ejemplo no es muy adecuado, pero según entiendo sería algo muy parecido, ya que se tendría que solicitar a médicos estudiar a los contrayentes para poder dar un diagnóstico que les permita el enlace si pueden hacerse cargo de las responsabilidades que representa eso.
Bueno, hasta aquí la dejamos, porque una de mis dos neuronas comenzó a exigir descanso y con la otra que estaba en la banca voy a terminar las cosas que me faltan.
Dudas, quejas, sugerencias, agradecimientos, propuestas indecorosas, apoyos, etcétera, al correo pepe_datay2k@hotmail.com
P.D. Saludos al Rigo y el Dan, que tienen junta (de trompas) en la Canaca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario